Padre Antonio Cosp

P Antonio Cosp

Cuando comenzamos en Federación, el P.Antonio vivía en Córdoba y nos visitaba con mucha frecuencia. Al finalizar la candidatura, tuvimos una jornada para formular el Ideal de Curso. No nos poníamos de acuerdo en una palabra, y él, muy inspirado por el Espíritu Santo nos dijo una palabra que encerraba las dos por las que discutíamos. Aplaudimos con gran alegría y guardamos ese momento en nuestro corazón.

Era una persona muy cercana, siempre atento a las necesidades de los demás. Era muy cariñoso con los niños, siempre sonriente, nos daba daba la palabra justa. Aún cuando no sabías qué decir o qué te pasaba, él interpretaba lo que necesitabas. 

Al principio de nuestro caminar en Federación, hablando del HE que tanto nos preocupaba, nos ayudó diciéndonos que todo lo que hiciéramos durante el día viéramos con libertad de conciencia qué es lo que más le agradaba a Dios y a la Mater y que se lo ofreciéramos. Que fuéramos anotando con libertad y responsabilidad cada día aquellas cosas que nos hacían crecer en nuestra santificación.



Nos alentaba y daba fuerzas para seguir adelante. Siempre encontraba lo bueno de cada persona. Era muy sencillo y con mucha educación nos hacía ver lo malo y las dificultades como tareas de crecimiento. 

Cada vez que necesitábamos asistencia espiritual, podíamos acudir a él y sus consejos nos ayudaban a superar ciertas situaciones, a ver las cosas con otros ojos, encontrar una salida y experimentar una verdadera liberación, con paz y esperanza. Nos trataba como un padre, con mucha comprensión y con una sonrisa en los labios. Nos escuchaba y nos llenaba de preguntas.

Era un hombre de pocas palabras, pero sabias y oportunas. Tenía una mirada penetrante con dulzura. Era muy observador y cuando hablaba lo hacía mirando a los ojos.

Lo recordamos con su sonrisa, con su cariño y delicadeza corrigiéndonos en este camino de santidad. 

Aún guardamos como un tesoro la carta de aceptación a la candidatura que nos enviara el 12 de abril de 1988, haciendo coincidir deliberadamente con la fecha en que la mamá del P.Kentenich lo dejó en el Orfanato y lo consagró a María. Ese día comenzó oficialmente la Federación Apostólica de Madres en Argentina

Le debemos mucho al padre Antonio.

Primer Curso

AMSO

Hermana Regina Sobott



La Hna Regina llegó a Mendoza en el 1978 con mucho entusiasmo y fuerza. Ardía por la misión del padre. Poco a poco fue formando grupos en la Rama de Madres.

En el año 1987 invitó a varias madres, de San Martín y del Centro, que teníamos cierto compromiso y ansias de crecer, a fundar Federación de Madres en Argentina. Era contagiosa su alegría de poder cumplir su sueño: la Federación de Madres. 

No sabíamos mucho en esa época, sólo que queríamos caminar con la Hna. Regina hacia la santidad de la vida diaria. Queríamos ser santas de la mano de la Mater.  



Tanto el P. Antonio como la Hna Regina nos ayudaron para conquistar los medios ascéticos y la comunidad. Desde el comienzo nos mostraron el Horario Espiritual como camino de santidad y ejercieron una “suave violencia” en nuestra autoeducación. 

A pesar de ser alemana se adaptó con mucha facilidad a nuestra idiosincrasia. Su personalidad y enfoque tuvieron un impacto muy importante en nosotras.

Si bien era muy exigente, al mismo tiempo era respetuosa, sonriente y cariñosa. Nos educó con firmeza y ternura. Era meticulosa, prolija en su persona y en su entorno. Estaba atenta a cada detalle y le daba mucha importancia a la estética, le gustaba que fuéramos a las reuniones bien arregladas y que pusiéramos las mesas lindas y con cosas ricas. Teníamos que ser sencillas y como María hacer todo para agradar a Dios. Valoraba la disciplina y el esfuerzo personal. 

Se hizo querer mucho y nos dejó importantes enseñanzas. Era una persona muy especial y dedicada a su misión. Nos regaló el carisma del P.Kentenich, educándonos en la santidad de la vida diaria. Nos mostró la importancia de tener una vinculación personal con Dios y con la Mater a través de la Alianza de Amor. 

Trabajó mucho por la unidad del curso, ya que éramos dos grupos, uno de San Martín y otro del centro, nos hizo comunidad y hoy vemos y agradecemos estos frutos

 No medía el sacrificio para llevar la pedagogía de Schoenstatt a todos los grupos para hacer vida la palabra de Jesús y despertar el amor a nuestra Mater y al Santuario. Viajaba en ómnibus, invierno y verano, pero siempre llegaba a San Martin con una sonrisa.

Pudo acompañarnos durante los años de la Candidatura y hasta la Consagración Perpetua. Excelente educadora. Siempre buscó despertar lo mejor de cada una y nos estimulaba para seguir creciendo. Nos hacía sentir “únicas”. 

Fue trasladada a Córdoba en 1997. Dejó su huella en nosotras y en la Diócesis. La recordamos con mucha gratitud y orgullo por haber crecido junto a ella.

Primer Curso 

AMSO

98 años de la fundación del Instituto Secular de las Hermanas de María de Schoenstatt

 Una comunidad nueva, presencia viva de María en el mundo

Pues no se trata de una orden religiosa más. Ha de ser una comunidad “nueva”: Una comunidad de mujeres consagradas a Dios, que viven la pobreza, la obediencia y la virginidad, pero no se comprometen a través de votos. Deben tener una forma de vida que sea tan flexible, que los miembros puedan vivir en comunidad o también solas, según lo requieran sus tareas. Una comunidad donde la fe viva, la libertad y la responsabilidad estén escritas con mayúscula.



   “Ustedes son mi promesa al mundo.” Padre José Kentenich, Fundador  

A poco tiempo de terminada la guerra, en 1920, ingresan al Movimiento las primeras mujeres; y unos años después surge en varias de ellas el anhelo de consagrarse totalmente en una vida virginal, a la misión que la Santísima Virgen tiene desde el Santuario de Schoenstatt para la renovación del mundo en Cristo.

El Padre Kentenich ve con claridad la necesidad de formar con ellas una comunidad femenina. Sus miembros, como imágenes de María, deberían estar, como profesión principal, al servicio de la Obra de Schoenstatt. Es así que, el 1º de octubre de 1926, cuando dos dirigentes de la Federación de Mujeres (Anna Pries y Emilie Engel) quedan libres de sus trabajos y se pueden mudar a Schoenstatt, el Padre Kentenich funda la comunidad de las Hermanas de María.

Dios bendijo con una gran fecundidad la etapa fundacional. Ya a partir de 1933 son enviadas las primeras Hermanas misioneras a Sudáfrica y luego a América del Sur. A la Argentina llegan las primeras cuatro Hermanas en 1935.

Hoy queremos dar gracias por estos 89 años con las Hermanas de María, por su sí al llamado de la Mater, por guiar y acompañar nuestros pasos. Rezamos por cada una, en especial por la Hermana Bárbara que hace varios años asiste fielmente a la Federación Apostólica de Madres.


Fuente: https://schoenstatt.com/es/comunidades/woman/hermanas-de-maria/

https://www.nuevoschoenstatt.org.ar/hns-origen.html

https://www.s-ms.org/es/

Tua Res Agitur, Clarificate! - Mensaje final del Cor Unum

 


A partir del año pasado hemos emprendido la tarea de profundizar, comprender y encarnar nuestro ideal territorial y llegar así a plasmarlo en un símbolo que ilustre la bandera de nuestra Federación de madres de Argentina.

Profundizar es: penetrar hondamente en algo para descubrir sus aristas y fuentes más escondidas para poder comprenderlo y descubrir en él el anhelo del Padre cuando nos llamó, porque de todas las mujeres de Argentina nosotras hemos sido llamadas a vivir esta ideal, a encarnarlo de tal manera que nuestra presencia en un lugar marque la diferencia, no por el deslumbramiento de nuestro exterior, sino por la fuerza de nuestra personalidad que se plasma y hace evidente en el servicio a la vida ajena. Como María en las bodas de Caná, este servicio silencioso, que nace de una mirada atenta que está puesta en el hermano y no en sí misma, y un oído agudo que sabe escuchar la voz del padre en una simple noticia, como en Nazaret aquel día cuando por boca del Ángel supo del embarazo de su prima y salió presurosa para ayudar. Esa hija fiel que acababa de dar su sí para siempre al evento más importante de la historia de la humanidad, con el alma y el corazón desbordado de Espíritu Santo, corre a servir porque arde por la misión del Padre… y ese ardor se vuelca en hechos concretos que van dando sentido a su vida e iluminan el camino para la eternidad, un camino que no está exento de peligros, sinsabores y desprendimientos forzosos, pensemos en el nacimiento de Jesús en un pesebre, en la huida a Egipto, etc. pero que ella encara con prudencia y audacia, con decisión y alegría, “fuerte y digna sencilla y bondadosa”. Este es nuestro ideal así queremos vivir nuestra vida cotidiana y enseñar a otros a hacer lo mismo. Gracias a Dios no estamos solas, en primer lugar, la tenemos a ella nuestra aliada incondicional, nuestro as en la manga, y también nos tenemos las unas a las otras vivimos en esta comunidad de hermanas donde no sólo nos apoyamos y despertamos unas a otras, sino que aprendemos la una de la otra y crecemos en el intercambio y el ejemplo.



Queremos captar hacia dónde vamos, conocer el rumbo para cada una de nosotras y para la Federación de madres Argentina a la luz de nuestro ideal territorial. Para hacerlo recurrimos a la fuente de conocimiento que desde los primeros años está presente en Schoenstatt y de la cual se ha nutrido: la voluntad del Padre en la historia de nuestra Familia.

El padre Kentenich nos dice “el impulso de su fundación y desarrollo posterior no provino de una visión o de un sueño sino de una sencilla fe práctica en la Divina Providencia. Una fe que supo ver, reconocer y responder, siempre con claridad, a la poderosa mano de Dios que se ocultaba detrás de las crisis y necesidades del tiempo, del acontecer mundial y de la conducción y disposición Divinas en la vida familiar” (Instrumento de María, página 44)

El padre continúa mostrándonos cómo es esa mano que conduce los destinos del mundo y guía a nuestra comunidad y a cada una de nosotras: Nos habla de una mano paternal, fuerte, bondadosa que va urdiendo y enlazando los hilos de nuestra vida y circunstancias, para nuestro bien y para nuestro mayor crecimiento.

Si leemos por ejemplo en el Acta de Fundación donde dice “¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño e insignificante el origen de lo grande, de lo más grande! ¿Por qué no podría suceder también lo mismo con nosotros? Quien conoce el pasado de nuestra Congregación no tendrá dificultades en creer que la Divina Providencia tiene designios especiales respecto a ella” y vaya que se han cumplido con creces las palabras allí escritas que con tanto agrado releemos una y otra vez.

Lo que el padre nos muestra es que, en los inicios de la historia de nuestra familia, no está el hombre, sino Dios, no un capricho humano, sino un plan y deseos del Padre bueno, el Dios Trino e infinito que miró la pequeñez de esta grey, el hombre, pequeña creatura trató siempre de interpretar con profundo respeto los planes grandes y bondadosos de Dios y sumarse a ellos.

Desde aquel tiempo se ha hecho costumbre entre nosotros preguntarnos frente a cada circunstancia y acontecimiento ¿qué quiere Dios con esto? ¿A dónde apunta el plan de la Divina Providencia? Y habrá una respuesta para la comunidad, habrá una respuesta que debemos asumir como curso iluminadas por nuestro ideal y una respuesta que debemos dar en forma muy personal cada una de nosotras.

Tenemos como federadas una misión, ardemos por la misión del padre y la fe en esta misión y en el entusiasmo por ella es parte de la esencia de lo que somos como cristianas como esposas y como madres.

Como san Pablo queremos decir MISSUS SUM (He sido enviado) o como los primeros cristianos que tenían un convencimiento tan profundo de su misión que siendo muy pocos tenían la audacia de decir “somos el alma del mundo”.

Cuando hablamos de nuestra misión como federadas no hablamos de algo que se ha decidido en un escritorio o de algo elucubrado en la mente de una persona, o en el chat GP… hablamos de la misión que Dios nos dio.

No es una fantasía, no es una locura, ni pretensión humana, lo comprobamos al ver la pequeñez de los instrumentos, la enormidad de los problemas y los éxitos obtenidos.

Nosotras cultivamos nuestra fe en la misión a través de la fe práctica en la Divina Providencia, una fe simple, sencilla, concreta y casera. Se trata de una fe capaz de vencer al mundo y triunfar en la vida.

Dios es un Dios de fidelidad y no quebrantará la alianza de amor que selló con nosotras hace ya tantos años, nosotras sus hijas fieles, queremos devolver fidelidad por fidelidad, amor por amor, por eso queremos esforzarnos cada día en mantener nuestra fidelidad a él con una actitud creyente y dócil, con prudencia y absoluta libertad, la verdadera libertad de los hijos de Dios, como nos la previvió nuestro padre y fundador. Así nos encaminamos hacia el futuro con absoluta confianza y seguras de la victoria porque nos asegura nuestro padre: “nuestra historia futura será una incomparable marcha triunfal del poder la bondad y la fidelidad Divina”.

La hija no es nada, el Padre es todo y cada día nos ofrecemos con lucidez, libertad y magnanimidad cómo instrumentos en Cristo para la construcción del reino mariano del Padre, como apóstoles de su amor y misericordia para amarlo y servirlo allí donde él nos pida y enseñar a otros a hacer lo mismo. Porque somos apóstoles de apóstoles y nos tenemos la una a la otra en una alianza de amor eterno.

Busquemos en nuestra historia comunitaria y personal a la hija fiel, alma y corazón que arde por la misión del Padre, ella nos mostrará el símbolo que ondeará en nuestra bandera. Ella será el estandarte que no sólo guiará el camino, sino que nos mostrará también la meta.

Porqué es ese el ideal de mujer que Dios quiere regalar a través de la federación de madres a este confuso mundo actual, a cada mujer y a cada familia.

Que arda siempre el fuego de la misión, así como lo vemos en María, así como lo vimos arder en las madres que construyeron la federación, algunas de las cuales ya nos precedieron y la siguen viviendo ahora de forma más plena en el Schoenstatt eterno. Para cada una de ellas tenemos gratitud, ellas hicieron su aporte, algunas habrán levantado una pared y construido grandes muros en la catedral de nuestra comunidad, otras habrán aportado apenas uno o dos ladrillos, ¡pero cada aporte ha sido valioso y lo agradecemos! Hoy nos toca a nosotras, las nuevas generaciones, continuar edificando sobre el maravilloso legado de nuestras madres mayores.

Nos toca a las más jóvenes conocer y hacer nuestro su camino y sus aportes, porque ellas pusieron los cimientos de esta maravillosa comunidad y gestaron las herramientas que hoy nosotras utilizamos. La vida sigue su curso y queremos tomar esas herramientas que nos legaron para continuar con la misión que el padre nos dejó. El futuro nos espera y el presente es del mayor regalo, despierten y despiértense mutuamente.

La Santísima Virgen, la querida madre de Dios, nos guía y acompaña por eso como los primeros queremos decirle:


TUA RES AGITUR, CLARIFICATE!

M. Gabriela Heinecke de Bernasconi

Jefa Territorial

Federación de Madres Argentina

Novena “Cor Unum” - Noveno día

 ¡MARIA GLORIFICATE!



ORACIÓN

Si el mar que por el mundo se derrama
tuviera tanto amor como agua fría,
se llamaría, por amor, María
y no tan sólo mar, como se llama.

 

Si la llama que el viento desparrama,
por amor se quemara noche y día,
esta llama de amor se llamaría
María, simplemente en vez de llama.

Pero ni el mar de amor inundaría
con sus aguas eternas otra cosa
que los ojos del ser que sufre y ama,
ni la llama de amor abrasarían,
con su energía misericordiosa,
sino el alma que llora cuando llama.

(Francisco Luis Bernárdez)

 

REZAMOS: 1 Padre Nuestro – 3 Ave María – 1 Gloria

 

Reflexión:

   María, detenemos nuestros pasos ante tu figura, cada día se abre ante nosotras, cosas nuevas para darnos, con exigencias mas comprometedoras. Tu vida silenciosa fue una ofrenda de amor y sigue siendo germen de amor limpio y puro.

   No podemos caminar sin Ti, porque la noche se pierde si tu faltas; porque necesitamos el ejemplo de tu Si para dar el nuestro, porque queremos ser audaces como tu; en el afán de hacer nuestra vida te pedimos que nuestra mirada vaya siempre a Ti, buscando el modelo, el patrón que nos anime a ello.

   Tú, María, nuestro modelo, ayúdanos, endereza nuestros pasos, enciende nuestro corazón. Que tu ejemplo mantenga nuestro amor joven; Madre, que tu ejemplo permanezca vivo en nosotras.

 

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza.

A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María,

yo te ofrezco en este día, alma vida y corazón.

Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.

Amén.

 

Propósito: a semejanza tuya María, damos nuestro SI

 

BENDICIÓN

Descienda la bendición de Dios
sobre los consagrados por entero a Schoenstatt
trayéndoles felicidad y salvación
aquí y en la eternidad. 
Amén.