Rezo en esta noche para que el año que
se inicia sea como el Niño de Belén.
Un niño a tu medida:
misterioso, desvalido, libro abierto, bendición.
Que Jesús arrime su hombro al tuyo cada vez que estés
cansado y se siente a tu lado para saciar la sed en el pozo de Jacob.
Si tu fe vacila o piensas que te hundes, que Él alargue
su mano y llegues siempre al buen puerto.
Deseo que Él te enseñe a reír y a llorar, a amar como
Ella amó:
a estar cerca del niño y del anciano, del enfermo y
desvalido,
y de quienes te busquen en la noche,
porque no escucharon aún el anuncio de paz en
Nochebuena.
¡Feliz y bendecido 2019!
P.
Guillermo Carmona