98 años de la fundación del Instituto Secular de las Hermanas de María de Schoenstatt

 Una comunidad nueva, presencia viva de María en el mundo

Pues no se trata de una orden religiosa más. Ha de ser una comunidad “nueva”: Una comunidad de mujeres consagradas a Dios, que viven la pobreza, la obediencia y la virginidad, pero no se comprometen a través de votos. Deben tener una forma de vida que sea tan flexible, que los miembros puedan vivir en comunidad o también solas, según lo requieran sus tareas. Una comunidad donde la fe viva, la libertad y la responsabilidad estén escritas con mayúscula.



   “Ustedes son mi promesa al mundo.” Padre José Kentenich, Fundador  

A poco tiempo de terminada la guerra, en 1920, ingresan al Movimiento las primeras mujeres; y unos años después surge en varias de ellas el anhelo de consagrarse totalmente en una vida virginal, a la misión que la Santísima Virgen tiene desde el Santuario de Schoenstatt para la renovación del mundo en Cristo.

El Padre Kentenich ve con claridad la necesidad de formar con ellas una comunidad femenina. Sus miembros, como imágenes de María, deberían estar, como profesión principal, al servicio de la Obra de Schoenstatt. Es así que, el 1º de octubre de 1926, cuando dos dirigentes de la Federación de Mujeres (Anna Pries y Emilie Engel) quedan libres de sus trabajos y se pueden mudar a Schoenstatt, el Padre Kentenich funda la comunidad de las Hermanas de María.

Dios bendijo con una gran fecundidad la etapa fundacional. Ya a partir de 1933 son enviadas las primeras Hermanas misioneras a Sudáfrica y luego a América del Sur. A la Argentina llegan las primeras cuatro Hermanas en 1935.

Hoy queremos dar gracias por estos 89 años con las Hermanas de María, por su sí al llamado de la Mater, por guiar y acompañar nuestros pasos. Rezamos por cada una, en especial por la Hermana Bárbara que hace varios años asiste fielmente a la Federación Apostólica de Madres.


Fuente: https://schoenstatt.com/es/comunidades/woman/hermanas-de-maria/

https://www.nuevoschoenstatt.org.ar/hns-origen.html

https://www.s-ms.org/es/

Tua Res Agitur, Clarificate! - Mensaje final del Cor Unum

 


A partir del año pasado hemos emprendido la tarea de profundizar, comprender y encarnar nuestro ideal territorial y llegar así a plasmarlo en un símbolo que ilustre la bandera de nuestra Federación de madres de Argentina.

Profundizar es: penetrar hondamente en algo para descubrir sus aristas y fuentes más escondidas para poder comprenderlo y descubrir en él el anhelo del Padre cuando nos llamó, porque de todas las mujeres de Argentina nosotras hemos sido llamadas a vivir esta ideal, a encarnarlo de tal manera que nuestra presencia en un lugar marque la diferencia, no por el deslumbramiento de nuestro exterior, sino por la fuerza de nuestra personalidad que se plasma y hace evidente en el servicio a la vida ajena. Como María en las bodas de Caná, este servicio silencioso, que nace de una mirada atenta que está puesta en el hermano y no en sí misma, y un oído agudo que sabe escuchar la voz del padre en una simple noticia, como en Nazaret aquel día cuando por boca del Ángel supo del embarazo de su prima y salió presurosa para ayudar. Esa hija fiel que acababa de dar su sí para siempre al evento más importante de la historia de la humanidad, con el alma y el corazón desbordado de Espíritu Santo, corre a servir porque arde por la misión del Padre… y ese ardor se vuelca en hechos concretos que van dando sentido a su vida e iluminan el camino para la eternidad, un camino que no está exento de peligros, sinsabores y desprendimientos forzosos, pensemos en el nacimiento de Jesús en un pesebre, en la huida a Egipto, etc. pero que ella encara con prudencia y audacia, con decisión y alegría, “fuerte y digna sencilla y bondadosa”. Este es nuestro ideal así queremos vivir nuestra vida cotidiana y enseñar a otros a hacer lo mismo. Gracias a Dios no estamos solas, en primer lugar, la tenemos a ella nuestra aliada incondicional, nuestro as en la manga, y también nos tenemos las unas a las otras vivimos en esta comunidad de hermanas donde no sólo nos apoyamos y despertamos unas a otras, sino que aprendemos la una de la otra y crecemos en el intercambio y el ejemplo.



Queremos captar hacia dónde vamos, conocer el rumbo para cada una de nosotras y para la Federación de madres Argentina a la luz de nuestro ideal territorial. Para hacerlo recurrimos a la fuente de conocimiento que desde los primeros años está presente en Schoenstatt y de la cual se ha nutrido: la voluntad del Padre en la historia de nuestra Familia.

El padre Kentenich nos dice “el impulso de su fundación y desarrollo posterior no provino de una visión o de un sueño sino de una sencilla fe práctica en la Divina Providencia. Una fe que supo ver, reconocer y responder, siempre con claridad, a la poderosa mano de Dios que se ocultaba detrás de las crisis y necesidades del tiempo, del acontecer mundial y de la conducción y disposición Divinas en la vida familiar” (Instrumento de María, página 44)

El padre continúa mostrándonos cómo es esa mano que conduce los destinos del mundo y guía a nuestra comunidad y a cada una de nosotras: Nos habla de una mano paternal, fuerte, bondadosa que va urdiendo y enlazando los hilos de nuestra vida y circunstancias, para nuestro bien y para nuestro mayor crecimiento.

Si leemos por ejemplo en el Acta de Fundación donde dice “¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño e insignificante el origen de lo grande, de lo más grande! ¿Por qué no podría suceder también lo mismo con nosotros? Quien conoce el pasado de nuestra Congregación no tendrá dificultades en creer que la Divina Providencia tiene designios especiales respecto a ella” y vaya que se han cumplido con creces las palabras allí escritas que con tanto agrado releemos una y otra vez.

Lo que el padre nos muestra es que, en los inicios de la historia de nuestra familia, no está el hombre, sino Dios, no un capricho humano, sino un plan y deseos del Padre bueno, el Dios Trino e infinito que miró la pequeñez de esta grey, el hombre, pequeña creatura trató siempre de interpretar con profundo respeto los planes grandes y bondadosos de Dios y sumarse a ellos.

Desde aquel tiempo se ha hecho costumbre entre nosotros preguntarnos frente a cada circunstancia y acontecimiento ¿qué quiere Dios con esto? ¿A dónde apunta el plan de la Divina Providencia? Y habrá una respuesta para la comunidad, habrá una respuesta que debemos asumir como curso iluminadas por nuestro ideal y una respuesta que debemos dar en forma muy personal cada una de nosotras.

Tenemos como federadas una misión, ardemos por la misión del padre y la fe en esta misión y en el entusiasmo por ella es parte de la esencia de lo que somos como cristianas como esposas y como madres.

Como san Pablo queremos decir MISSUS SUM (He sido enviado) o como los primeros cristianos que tenían un convencimiento tan profundo de su misión que siendo muy pocos tenían la audacia de decir “somos el alma del mundo”.

Cuando hablamos de nuestra misión como federadas no hablamos de algo que se ha decidido en un escritorio o de algo elucubrado en la mente de una persona, o en el chat GP… hablamos de la misión que Dios nos dio.

No es una fantasía, no es una locura, ni pretensión humana, lo comprobamos al ver la pequeñez de los instrumentos, la enormidad de los problemas y los éxitos obtenidos.

Nosotras cultivamos nuestra fe en la misión a través de la fe práctica en la Divina Providencia, una fe simple, sencilla, concreta y casera. Se trata de una fe capaz de vencer al mundo y triunfar en la vida.

Dios es un Dios de fidelidad y no quebrantará la alianza de amor que selló con nosotras hace ya tantos años, nosotras sus hijas fieles, queremos devolver fidelidad por fidelidad, amor por amor, por eso queremos esforzarnos cada día en mantener nuestra fidelidad a él con una actitud creyente y dócil, con prudencia y absoluta libertad, la verdadera libertad de los hijos de Dios, como nos la previvió nuestro padre y fundador. Así nos encaminamos hacia el futuro con absoluta confianza y seguras de la victoria porque nos asegura nuestro padre: “nuestra historia futura será una incomparable marcha triunfal del poder la bondad y la fidelidad Divina”.

La hija no es nada, el Padre es todo y cada día nos ofrecemos con lucidez, libertad y magnanimidad cómo instrumentos en Cristo para la construcción del reino mariano del Padre, como apóstoles de su amor y misericordia para amarlo y servirlo allí donde él nos pida y enseñar a otros a hacer lo mismo. Porque somos apóstoles de apóstoles y nos tenemos la una a la otra en una alianza de amor eterno.

Busquemos en nuestra historia comunitaria y personal a la hija fiel, alma y corazón que arde por la misión del Padre, ella nos mostrará el símbolo que ondeará en nuestra bandera. Ella será el estandarte que no sólo guiará el camino, sino que nos mostrará también la meta.

Porqué es ese el ideal de mujer que Dios quiere regalar a través de la federación de madres a este confuso mundo actual, a cada mujer y a cada familia.

Que arda siempre el fuego de la misión, así como lo vemos en María, así como lo vimos arder en las madres que construyeron la federación, algunas de las cuales ya nos precedieron y la siguen viviendo ahora de forma más plena en el Schoenstatt eterno. Para cada una de ellas tenemos gratitud, ellas hicieron su aporte, algunas habrán levantado una pared y construido grandes muros en la catedral de nuestra comunidad, otras habrán aportado apenas uno o dos ladrillos, ¡pero cada aporte ha sido valioso y lo agradecemos! Hoy nos toca a nosotras, las nuevas generaciones, continuar edificando sobre el maravilloso legado de nuestras madres mayores.

Nos toca a las más jóvenes conocer y hacer nuestro su camino y sus aportes, porque ellas pusieron los cimientos de esta maravillosa comunidad y gestaron las herramientas que hoy nosotras utilizamos. La vida sigue su curso y queremos tomar esas herramientas que nos legaron para continuar con la misión que el padre nos dejó. El futuro nos espera y el presente es del mayor regalo, despierten y despiértense mutuamente.

La Santísima Virgen, la querida madre de Dios, nos guía y acompaña por eso como los primeros queremos decirle:


TUA RES AGITUR, CLARIFICATE!

M. Gabriela Heinecke de Bernasconi

Jefa Territorial

Federación de Madres Argentina

Novena “Cor Unum” - Noveno día

 ¡MARIA GLORIFICATE!



ORACIÓN

Si el mar que por el mundo se derrama
tuviera tanto amor como agua fría,
se llamaría, por amor, María
y no tan sólo mar, como se llama.

 

Si la llama que el viento desparrama,
por amor se quemara noche y día,
esta llama de amor se llamaría
María, simplemente en vez de llama.

Pero ni el mar de amor inundaría
con sus aguas eternas otra cosa
que los ojos del ser que sufre y ama,
ni la llama de amor abrasarían,
con su energía misericordiosa,
sino el alma que llora cuando llama.

(Francisco Luis Bernárdez)

 

REZAMOS: 1 Padre Nuestro – 3 Ave María – 1 Gloria

 

Reflexión:

   María, detenemos nuestros pasos ante tu figura, cada día se abre ante nosotras, cosas nuevas para darnos, con exigencias mas comprometedoras. Tu vida silenciosa fue una ofrenda de amor y sigue siendo germen de amor limpio y puro.

   No podemos caminar sin Ti, porque la noche se pierde si tu faltas; porque necesitamos el ejemplo de tu Si para dar el nuestro, porque queremos ser audaces como tu; en el afán de hacer nuestra vida te pedimos que nuestra mirada vaya siempre a Ti, buscando el modelo, el patrón que nos anime a ello.

   Tú, María, nuestro modelo, ayúdanos, endereza nuestros pasos, enciende nuestro corazón. Que tu ejemplo mantenga nuestro amor joven; Madre, que tu ejemplo permanezca vivo en nosotras.

 

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea,

pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza.

A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María,

yo te ofrezco en este día, alma vida y corazón.

Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.

Amén.

 

Propósito: a semejanza tuya María, damos nuestro SI

 

BENDICIÓN

Descienda la bendición de Dios
sobre los consagrados por entero a Schoenstatt
trayéndoles felicidad y salvación
aquí y en la eternidad. 
Amén.

Novena “Cor Unum” - Octavo día

 CAMINO HACIA LA META




ORACIÓN 
Cuando en la oración mi alma se regocija y canta
y todo a mi alrededor sólo me proporciona contento;
cuando veo florecer alegremente
la pradera de Schoenstatt
y todos luchan
movidos por la consagración de Inscriptio,
entonces mi alianza
suscita todas mis fuerzas diciéndome:
¡Ha llegado la hora de tu amor!

REZAMOS: 1 Padre Nuestro – 3 Ave María – 1 Gloria 

Reflexión:
   La Madre del Señor quiere recorrer las sendas del mundo de hoy para servir y ayudar, y Ella quiere hacerlo a través de nosotras. Con la oración diaria de la pequeña consagración, nos ofrecemos para el servicio del Rey. Le ofrecemos nuestros ojos para que ellos irradien serena alegría; nuestra boca para que pronuncien palabras de amor; nuestras manos para que ayuden; nuestros pies para que peregrinen por los senderos del amor servicial; nuestro corazón para amar y entregar nuestra alma con todas sus facultades y pureza.

Oh Señora mía, o Madre mía. yo me ofrezco todo a Ti
y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día:
mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad,
guárdame, defiéndeme, utilízame
como cosa y posesión tuya.
Amén.

Propósito: ser compasivos con nuestros hermanos.

Novena “Cor Unum” - Séptimo día

 DON QUE ES TAREA


ORACIÓN

Mantén en alto el cetro,
Madre, protege a tu tierra de Schoenstatt,
eres allí la única reina;
pon en fuga a todos los enemigos.
Créate allí un paraíso,
mantén encadenado al Dragón.
Mujer vestida de sol, surge esplendorosa
y álzate hacia la altura meridiana.
Amén

 

REZAMOS: 1 Padre Nuestro – 3 Ave María – 1 Gloria

 

Reflexión:

   Dios reparte las tareas de acuerdo a lo que el Espíritu Santo nos va dando como carismas. Si, Él nos llama a una comunidad concreta, entonces nos da las gracias necesarias para ejercer nuestra responsabilidad en el ámbito y con las fuentes de vida propias de esa comunidad.

   El NADA SIN TI NADA SIN NOSOTROS cobra vida con los dones y tareas, todo para la Gloria de Dios.

 

Madre, ¿quieres mi trabajo?
-aquí estoy.
¿Quieres que todas las fuerzas de mi espíritu
lentamente se desangren?
-Aquí estoy.
¿Quieres mi muerte?
-Aquí estoy,
pero procura que todos
los que tú me has confiado
amen a Jesús,
vivan para Jesús
y aprendan a morir por Jesús.
 Amén

 

Propósito: hoy pronuncia un resignado ¡Si! a todo acontecimiento imprevisto que suceda.