Con la celebración de los 50 años de
la partida del Padre Kentenich todavía fresca, queremos celebrar un nuevo día
de alianza. ¡Bendiciones, querida familia de Argentina!
Le demos gracias a Dios por el
regalo de la vida y obra de nuestro fundador. A través de su persona nos regaló
una manera original de vivir la fe. El vínculo a él es parte de nuestra
espiritualidad y este año se ha plasmado
en una corriente de numerosas alianzas filiales selladas en diversas ciudades del país.
Nos vinculamos al Padre y Fundador porque nos acerca la paternidad misericordiosa de Dios y nos ayuda
a experimentar en lo humano
el actuar de Dios.
De esa manera, lo humano es
traspasado por lo divino y surge la confianza. Confianza que como argentinos
necesitamos imperiosamente. En gran parte, nuestra situación económica
financiera es complicada y delicada porque no tenemos confianza en nosotros mismos,
en nuestros gobernantes, en lo que será de nuestra patria. Esa desconfianza
opera produciendo mayor descalabro en el sistema. Sé que la realidad es más
compleja aún y mis líneas no pretenden tener un tinte político partidario sino
simplemente valorar lo que la confianza produce en nuestra vida y sociedad.
Como argentinos nos cuesta esa
confianza, ponernos de acuerdo y tirar todos para el mismo lado. Por eso veo como una gracia lo ocurrido el pasado fin de semana
largo de agosto
cuando el trabajo sostenido
en el tiempo de muchos jóvenes y asesores de la JM Argentina en la búsqueda del
ideal nacional arribó a buen puerto.
En un ambiente de cenáculo, el soplo del
Espíritu tomó cuerpo y se hizo ideal que reza: “Con María, pasión que transforma”.
Con María, siempre María, pasión por
ella es un distintivo de nuestra JM. Pero la pasión es en primer lugar la
entrega de Cristo por nosotros. Esa pasión transformó la historia de toda la
humanidad y transforma nuestra historia personal. La JM Argentina quiere vivir
esta pasión con tanta intensidad que transforme también a los demás, a cuantos
estén cerca, a los ambientes donde se muevan, barrios, ciudades, ¡a toda la
Argentina!
El P. Kentenich escuchaba de manera
especial los ideales de los más jóvenes, dejemos que este ideal, como llamada a
la santidad, penetre también nuestra alma y nos impulse en nuestra vida de
Alianza.
Para la familia cordobesa, la
partida del P. Kentenich y la bendición del Santuario de Villa Warcalde están
muy unidos. Semanas antes de aquel 6 de Octubre del 68, día de la bendición,
fallecía nuestro Padre Fundador. En Córdoba se repite que es el primer
santuario bendecido por el Padre desde el cielo. Es también vox populi que el Padre tenía los pasajes listos de su
vuelo a Argentina para venir a la bendición. Nos acercamos al 50 aniversario de
aquella bendición significativa para
el desarrollo del Schoenstatt argentino. Gracias, Mater, por todos estos años de presencia silenciosa y fecunda en “la
Villa”. Desde ahí se ha gestado una gran familia que te pedimos sigas guiando,
educando y multiplicando.
Quedamos en eso, permanecemos fieles.
P. Pablo Gerardo Pérez
No hay comentarios.:
Publicar un comentario