martes, julio 18, 2017

                              CARTA DE ALIANZA
                                      JULIO 2017


                          Queridos hermanos,
Celebramos este día de alianza en el contexto de las vacaciones de invierno. Es bueno, cada tanto, hacer un corte para salir de la rutina, para compartir con la familia, para comenzar o recomenzar o como sugiere Mario Benedetti en su poema Pausa, “contemplarse a sí mismo, sin la fruición cotidiana.”
El Génesis menciona el “descanso de Dios”. También nosotros lo precisamos: pausas que pueden ser creadoras y generan nuevas perspectivas.
Por eso los invito a tomarse unos momentos y hacer esos silencios. Como en una partitura musical, los silencios marcan pausas necesarias –de distinta duración- y permiten nuevo aliento. Si queremos hacer de nuestra vida una linda sinfonía, es importante contar con silencios creativos.
Desde nuestra mirada schoenstattiana podemos aprovechar esta “pausa” para pensar cómo la Alianza me transforma. Y uno de estos aspectos donde ella debe transformarnos es, a mi entender, en la conciencia de solidaridad.
La solidaridad es un valor moral, que impulsa a sentirnos responsables del todo y de las partes en función del bien común; se funda en el amor, se teje con los vínculos y el compromiso de cada uno, según el ejemplo de Jesús y de María.
La historia de Schoenstatt descubrió la solidaridad en el tiempo de Dachau y de Milwaukee: la “solidaridad de destinos” entre el Padre y la Familia ayudó a su liberación y a la libertad interior de todos. Desde entonces fue creciendo la conciencia de pertenecer a una misma familia espiritual. Las diferencias -tan saludables- deben ayudar al amor y a la riqueza mutua. La solidaridad es lo mejor que surgió en los momentos de crisis, porque miramos aquello que nos une y reúne, y no tanto lo que provoca las tensiones, aunque sean creadoras.
La solidaridad reviste dimensiones de gratuidad, de perdón, nos ayuda a superar los individualismos y sectarismos. A veces la “federatividad” puede jugarnos malas pasadas: acentuamos demasiado “mi” rama, “mi” grupo, sin interesarnos por lo demás. De allí que es sano preguntarse cómo hemos vivido la solidaridad en este tiempo y cómo crecer en ella. El director de orquesta Daniel Barenboim, argentino nacionalizado español, israelí y palestino, creó una orquesta donde judíos, cristianos y musulmanes se unieron superando sus diferencias. Una alquimia superior -la música es para ellos lo que la Alianza para nosotros- hizo que vieran en el otro un aliado, un prójimo.
Albert Schwitzer, a quien solía citar el Fundador, decía que “El propósito de la vida humana es servir y mostrar compasión y voluntad de ayudar a los demás”.
Queridos hermanos, los invito a tratar de aprovechar toda ocasión que se nos presente para convertirnos en seres humanos solidarios. Si estamos atentos, encontraremos infinidad de oportunidades! ¡Felices vacaciones y bendecido día de Alianza!

P. Guillermo Carmona










No hay comentarios.: