sábado, junio 17, 2017



MOVIMIENTO DE SCHOENSTATT
CARTA DE ALIANZA -JUNIO 2017
Queridos hermanos en la Alianza,
“Alianza que transforma” es la frase síntesis de lo que el Movimiento de Schoenstatt Argentina quiere ofrecer hoy a nuestra patria y a cada uno de nosotros.
¿Cómo podemos aplicarla en nuestra propia vida? No es tan sencillo como prender una vela, ni se logra de la noche a la mañana. La transformación dura toda la vida, “hasta quince minutos después de la muerte”, ejemplificaba el padre Kentenich, para señalarnos que no es lícito detenerse o resignarse. La Alianza comienza a transformarnos cuando cambia nuestras tres facultades: la inteligencia, los afectos y la voluntad.
1. La Alianza puede transformar nuestro modo de pensar, es decir, la manera de ver a los demás, las cosas y al mundo. Descubrir a Dios presente en los hermanos, percibir que los contratiempos pueden ser grandes oportunidades para no aburguesarnos y que las dificultades -una enfermedad, la aridez espiritual, una desavenencia o una crisis- deben entenderse como medios que nos sacan del letargo. Se puede ver la realidad con “ojos de mosca, de gallina o de águila” (P. Kentenich). El águila ve más allá, en perspectiva, y no se enreda en la inmediatez de cada hecho. San Pablo se lo sugería a los romanos: “Transfórmense por medio de la renovación de sus mentes, para comprobar cuál es la voluntad de Dios, lo bueno, lo agradable, lo perfecto” (Romanos 12,2).
2. La Alianza puede transformar nuestros afectos. No es fácil ni mágico, pero siempre es posible de lograrse. Puede sucedernos que estamos enojados, angustiados, preocupados por algo que no nos resultó o que perdimos. Pareciera que todo es oscuro y sin sentido y que no puedes evitarlo. Los sentimientos están relacionados a la valoración que le damos a las cosas, los acontecimientos o las personas; por eso ante una misma realidad los hombres reaccionamos en forma diferente. Si vivimos estos hechos desde la perspectiva de aliados con María, es posible que cambiemos la significación y podamos evaluar y sentir en forma diferente lo que nos sucede. Si Ella está a tu lado, dentro tuyo, puede ser que el corazón se serene y el cuerpo se reordene. Es distinto decir: “esto es horrible y no tiene solución” que afirmar “la Madre cuidará perfectamente” o con San Pablo: “para los que aman a Dios todo sucede para su bien” (Romanos 8.24).
3. La Alianza puede transformar nuestra voluntad. La voluntad decide y actúa. La palabra griega de transformación es “metamorfosis”, cambio de vida. Como la oruga que pasa a ser mariposa. No es ponerse un disfraz de mariposa sino convertirse en ella. La transformación no es un cosmético para mejorar las apariencias, sino una lenta y pequeña revolución interior que opera un cambio desde adentro. El Evangelio habla de transformación: es renacer del agua y del espíritu (Juan 3, 5), es cambiar el agua en vino (Juan 2,1-11), es semilla que sembrada en la tierra da su fruto… es pan y vino que se transfiguran en cuerpo y sangre del Señor: Corpus Christi. Es Pascua, muerte que se hace vida en el misterio de la Alianza de Jesús con su Padre.
Queridos hermanos, este 18 de junio presentamos el nuevo Logo del Movimiento. Vivimos en tiempos de grandes cambios. También el Movimiento está en “movimiento”.
Por eso nos ponemos en la corriente vital de gracia que surge del Santuario y de las Ermitas. Como las piedras de un río que con el golpe permanente de la corriente de agua se van moldeando, así nosotros vamos transformándonos en el fluir continuo de la Alianza. Quizás el mayor trabajo de nuestra parte consiste en no resistirnos, en volvemos dóciles y maleables, como el junco que se dobla por el viento -el Espíritu- o la corriente del agua, que emana del Santuario: “No se marchitarán sus hojas ni se agotarán sus frutos, y todos los meses producirán nuevos frutos, porque el agua sale del Santuario” (Ezequiel 47,12).
Con mi bendición y cercanía,
P. Guillermo Carmona

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