sábado, octubre 31, 2009

Comunidad de los Santos

Padre Nicolás Schwizer


La Iglesia celebra el 01 de noviembre una de las fiestas más alegres y jubilosas de todo el año: la solemnidad de todos los Santos.

La Biblia nos da una visión impresionante de esta comunidad de los Santos. Pertenecen a ella los Santos canonizados: la Sma. Virgen María, los Apóstoles, nuestros santos Patronos y todos los Santos que ya tienen su propia fiesta a lo largo del año.

Ellos nos son dados a nosotros como modelos y guías. A Dios lo vemos, lo vislumbramos y conocemos en sus Santos. Por su vida nos manifiestan, como Jesucristo habría vivido en los distintos tiempos, en los diferentes estados y vocaciones. Jesús no vivió más que una sola vida humana, una vida breve de 33 años.

Pero en la vida de los Santos nos revela la inagotable variedad y riqueza de su imitación. De ahí se entiende también, que algunos Santos nos atraen más que otros, que cada uno de nosotros tiene sus Santos predilectos. Son aquellos Santos que responden más a nuestro carácter propio, a nuestros anhelos personales.

Pero los Santos no son solamente nuestros modelos en la imitación de Cristo, sino resultan ser también nuestros intercesores ante el trono de Dios. Ellos son los hijos maduros de Dios y tienen, por eso, poder sobre su corazón de Padre.

Con la muerte nunca se termina una vocación o misión personal, sino que se continúa desde el cielo. Santa Teresita lo expresa en su manera sencilla: “Desde el cielo haré caer sobre la tierra una lluvia de rosas”.

Así la fiesta quiere profundizar nuestra vinculación, nuestro amor y nuestra confianza en los Santos. Pero festejamos no solo a los Santos canonizados, sino también a los Santos anónimos y desconocidos, que se encuentran en la Casa del Padre. Se trata de los cristianos corrientes como nosotros, que llegaron a la meta de su vida terrenal y entraron ‑ tal vez después de un tiempo de purificación ‑ en la comunidad del cielo.

Todos nosotros tenemos algunas personas queridas entre esta gran multitud de Santos no canonizados: nuestros padres, familiares, amigos y compañeros difuntos. Y si pensamos en su felicidad, entonces no dejamos de alegrarnos con ellos. Entonces nos viene el anhelo de volver a encontrarlos, de ir a juntarnos con ellos.
Dichosos, por eso, nosotros si en el cielo tenemos ya seres queridos. Ellos nos atraen y nos invitan a esa reunión eterna, donde no quieren ser felices sin nosotros. Así, el cielo empieza a ser una realidad palpable para nosotros. Así comenzamos a amar el cielo, a esperar el cielo, a conocer el cielo. Así nos ponemos en marcha por el camino que nos conducirá hacia la Casa del Padre.

Cada cristiano, cada uno de nosotros es llamado a la santidad. Podemos ser santos y debemos esforzarnos en serlo. Los Santos fueron limitados y débiles como nosotros. Y tenemos las mismas ayudas, las mismas gracias, los mismos sacramentos que ellos.

El Evangelio nos muestra el camino que nos conduce hacia esa meta alta. Las bienaventuranzas son las condiciones de entrada en el Reino de Dios. Son un programa entero de perfección y santidad. Los Santos han correspondido a este ideal cristiano, han vivido diariamente estas actitudes fundamentales del Reino. Por eso miramos a los Santos, y mirándolos los amamos, y amándolos los imitamos.

Queridos hermanos, si seguimos fieles por este camino, la fiesta de todos los Santos será algún día, nuestra propia fiesta. Entonces todos nosotros estaremos, un día, reunidos en el cielo ‑ junto a Dios, a María, a los Apóstoles, a todos los Santos, y junto a nuestros familiares y amigos.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Suelo rezarles a los familiares que me han precedido en el cielo?
2. ¿Me siento llamado a la santidad?
3. ¿He reflexionado sobre “Las bienaventuranzas”?

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Noviembre 2009

01. Solemnidad de todos los Santos
02. Conmemoración de los fieles difuntos
07. María, Medianera de todas las Gracias
08. Comienza mes de María en Argentina
09. Dedicación Basílica de Letrán
11. Beato Ceferino Namuncurá
17. San Roque González
16 de noviembre de 1885. Nacimiento P.Kentenich
18. Se registra nacimiento P.Kentenich
18. día de Alianza
21. Presentación de la Virgen María
22. Cristo Rey. Finaliza año litúrgico
27. Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
29. Comienza Adviento

jueves, octubre 29, 2009

Tercer Capítulo Región Mediterránea

“Tu Santuario irradia sobre nuestro tiempo
Los resplandores y la gloria del Sol del Tabor.
Donde se manifiesta con claridad el Sol de Cristo Y, como en el Tabor, traza un recorrido victorioso,
Allí es bueno estarse,
Allí se está como en el Paraíso,
Pues el Espíritu Santo ha establecido su morada.”
(HP 196 y ss.)

El sábado 17 de Octubre de 2009, vísperas de la celebración de los 95 años de la Alianza de Amor, en el Santuario original, y del día de la Madre, a la Sombra del Santuario de la Vida y la Esperanza, en un día muy luminoso, y cobijadas en los brazos de nuestra Madre y Reina, celebramos el Tercer Capítulo de la Región Mediterránea.
Comenzamos el encuentro con la celebración de la Eucaristía presidida por el Padre Pastor Achaval, quien hizo referencia a las madres, en vísperas del festejo de su día, y en ocasión de nuestro encuentro, agradeció a las madres que estuvieron en esta etapa de la Federación, que culmina hoy, e imploró a Dios Padre, invocando al Espíritu, para que regale dones de conducción para este nuevo período de la Federación de Madres de Córdoba.

En procesión, nos trasladamos al quincho del CPK, donde, para asombro de todas las madres, nos esperaban las hermanas del curso 15, encargadas de la organización, con una preparación digna de una “fiesta” de federación. Y un invitado especial. Una gigantografía del Padre Kentenich presidiendo el Capitulo. Aunque la ambientación del salón y toda la preparación
esmerada, no fue la única sorpresa.
El asombro, también giró en torno de nuestra querida asistenta, la Hna. Mariela, quien a pesar de haber avisado que vendría de civil,…dejó a más de una, paralizada con su traje de calle. Pero, aunque parecía una federada más, algo la distinguía, además de su estilo de vida de Hermana de María, o en todo caso, por ser Hermana de María… fue la única con pollera.
La Jefa Regional, Magdalena del Milagro Díaz de Ramaccioni, procede a la apertura del Capítulo con una oración y palabras de agradecimiento y bienvenida.

Se trataron diferentes propuestas en un clima familiar, alegre, solemne, bendecido. Cargado de emociones y con un notable crecimiento y madurez en cada madre, en cuanto al interés y a la preparación previa, de cada una de ellas, con el respaldo y la seguridad que nos da la Constitución Territorial, se plasmó en los frutos.

El nuevo Consejo Regional quedó conformado de la siguiente manera:
Jefa: Nuria García de Platzeck
Sub jefa: Ana María Rigo de Celli.
Consejeras titulares: Amalia Marti de Sabbadin, Teresita Buteler de Cabanillas y Marisa Amestoy de Rubio.
Consejera Suplentes: 1ª suplente:María Elena Tejero de Otero, 2ª suplente: Marta María Sackmann de Espina y 3ª Suplente: María Florencia Moyano de Sarría.

Para cerrar el Capítulo, nos dirigimos en procesión con las banderas al Santuario, donde luego de una hermosa oración de acción de gracias, y quema de los votos, nos despedimos felices de haber vivido una vez más la celebración de un Capitulo, que afianza nuestra autonomía como laicos, al servicio de la Federación, de Schoenstatt, de la Iglesia y del mundo.


Maria Florencia Ramaccioni de Teruel
HASLA

sábado, octubre 17, 2009

Carta de Alianza
Octubre 2009

Queridos hermanos en la Alianza:

Este 18 de octubre celebramos los 95 años del Movimiento de Schoenstatt. Mucho ha sucedido en estos 95 años: se han multiplicado los Santuarios de la MTA, los aliados de María se han extendido por los cinco continentes y muchos de ellos, siguiendo las huellas del P. Kentenich, han dado frutos de santidad de vida al servicio de la Iglesia y del mundo.

Ante tanta fecundidad muchos se preguntan ¿cuál es el corazón, el secreto de Schoenstatt? Hace varios años un joven médico me contó que durante mucho tiempo participó en retiros espirituales y conferencias pedagógicas las cuales le ayudaron mucho en su vida personal, pero recién captó y descubrió lo que es Schoenstatt cuando selló la Alianza de Amor con María y comenzó a vivir en Alianza con Ella. Ese es el corazón de Schoenstatt, la Alianza de amor con María.

Miremos los orígenes de Schoenstatt. En agosto de 1914 estalla la 1ª guerra mundial y muchos jóvenes de la Congregación Mariana deberán partir para el frente de batalla. Para muchos la guerra era causa de euforia patriótica; pero para el P. Kentenich era un signo de decadencia moral, por lo tanto era un llamado a la conversión y a una santidad heroica. El P. Kentenich advirtió inmediatamente que la vida en el frente de batalla demandaría de esos jóvenes todas las fuerzas para mantenerse fieles a sus altos ideales. ¿Qué hacer por ellos? ¿Cómo fortalecerlos en esos momentos decisivos? En esos primeros días de agosto el P. Fundador leyó un artículo en un diario católico sobre la historia del Santuario de Pompeya en Italia, un lugar de gracias surgido no por una aparición de la Virgen sino por el pedido de un laico, el dr. Bartolo Longo, a María. Pompeya fue un lugar de milagros de transformación interior. ¿No podía ser que María también tomara posesión de la antigua capillita de San Miguel, en Schoenstatt, transformándola en un lugar de peregrinación por el ofrecimiento de los congregantes así como en Pompeya lo había hecho por la entrega de Bartolo Longo? Por otra parte ¿qué mejor seguro y amparo podrían tener los jóvenes que debían partir a la guerra que consagrarse a la Santísima Virgen? Si bien había muchos signos confirmatorios de Dios, la decisión de dar ese paso fue para el P. Kentenich el mayor salto de fe en la Divina Providencia, mayor aún que la decisión de ir a Dachau.

Así fue que el domingo 18 de octubre de 1914 a las 17 hs. el P. Kentenich se reunió con unos 50 jóvenes de la Congregación Mariana en la capillita del valle y les compartió una audaz idea: que por la consagración de sus vidas a María y una firme autoeducación en la santidad, María se estableciera en la capilla y la transformara en su Santuario. La Sma. Virgen, por su parte, debía manifestarse allí como la Madre y Educadora para que cada uno alcanzara el mayor grado posible de santidad. Ella atraería hacia allí a los corazones jóvenes para transformarlos y enviarlos como apóstoles de Cristo. Esa fue la 1ª Alianza de Amor, así Dios irrumpió nuevamente en nuestra historia haciendo brotar un nuevo manantial de gracias, el Santuario de Schoenstatt. “Ella quiere ofrecernos aquí, en el Santuario, un hogar espiritual, un terruño, una patria” (P. Kentenich, Prédica en Stuttgart, 28.8.1940) .

Toda la historia posterior al 18 de octubre de 1914 confirma que la Sma. Virgen tomó en serio esa Alianza de los jóvenes. La Alianza de Amor no es una idea, es irrupción de la Gracia, no es sólo un acto ascético, es un camino de vida que transforma, renueva la vida personal y social y la eleva porque está impulsada por el amor de Dios.

Hoy también vivimos tiempos marcados por la decadencia y las turbulencias sociales pero no tenemos miedo. Como en 1914 son tiempos que nos desafían a una santidad heroica, que requieren de nosotros mayor entrega, fidelidad en la fe y un decidido compromiso cívico. Como los primeros congregantes, vivamos hoy radicalmente nuestra Alianza con María, anunciemos y ofrezcamos a muchos hermanos este camino de renovación y seamos así un signo de esperanza cierta. ¡Familia viva, esperanza argentina!

¡Feliz día de Alianza y bendiciones a todas las madres en su día!

P. Javier Arteaga

jueves, octubre 15, 2009

¿El diálogo o la pelea conyugal?

Padre Nicolás Schwizer

¿Cómo anda nuestro diálogo, el momento decisivo de la comunión conyugal? La falta de diálogo es la peor enfermedad del matrimonio, una enfermedad que lo carcome por dentro. Por eso, periódicamente deberíamos revisar nuestro sistema de diálogo: ¿cuándo dialogamos? ¿Por qué no dialogamos?

Aquí podemos recordar que existe una diferencia entre varón y mujer: Las mujeres tienen una necesidad y una capacidad de diálogo mucho mayor que la del hombre. Además giran permanentemente en torno a las personas, mientras que los hombres generalmente se interesan más por las cosas. Por eso, al varón le cuesta más darse, entregarse a sí mismo, dialogar. Por otra parte, la mujer se enreda fácilmente en su riqueza afectiva, puede ponerse susceptible y rencorosa.

La cumbre del diálogo es la unión conyugal. Debería culminar el diálogo que ya en palabras no puede expresarse. Es tal vez la experiencia humana más parecida a la comunión y la que más les puede ayudar a prolongar o preparar bien la comunión eucarística. De allí la importancia de realizar ese acto con el espíritu en que Cristo se nos da: con la generosidad, el respeto, la apertura a la vida, con la conciencia de que es algo santo.

La comunión es comunión de fidelidad. Es necesario revisar, cómo anda nuestra fidelidad. Cristo no se nos da una sola vez, sino que está siempre, todos los días ofreciéndonos la misma comunión, y no se cansa a pesar de nuestros pecados. Nosotros, ¿cómo andamos en esa fidelidad, en ese tener la mesa siempre puesta?

Todo esto ayuda a prolongar y preparar la comunión con Cristo en la misa. Una auténtica comunión conyugal es uno de los mejores caminos hacia la Eucaristía.

¿Qué es lo central, lo esencial en nuestra Alianza matrimonial? Es el don del corazón, el don de lo íntimo de cada uno. Los cónyuges han de abrir sus corazones y regalarse mutuamente su intimidad, su profundidad. Es fácil dar cosas, pero es difícil darse, regalar lo de adentro. Por eso, nos cuesta el diálogo conyugal.

Y no sé cuántos matrimonios consiguen hacer realmente buenos diálogos profundos que no terminen en discusión y pelea.

Algunas dificultades. Ahí esta sentada la señora suspirando con los problemas inventados de la telenovela. En cambio no tiene tiempo para escuchar los problemas reales del marido. Y viceversa.

Es difícil encontrar el tiempo y, sobre todo, encontrarlo en el momento en que el otro me necesita. Sólo es posible si estoy dispuesto a renunciar a ciertas cosas, a dejar ciertas cosas cuando veo que el otro busca mi apoyo y mi comprensión.

El varón, generalmente menos personal y menos comunicativo por naturaleza, prefiere su trabajo por encima de todo. Cuando llega a casa por la noche, aspira a la tranquilidad total y se considera en estado de completo relajamiento. Tiene, por eso, la tendencia a relegar a un segundo plano todos los problemas del hogar. Considera que el ejercicio de su profesión le ha provisto ya de su correspondiente porcentaje de preocupaciones y responsabilidades hogareñas. El silencio es su refugio.

Otro factor sicológico: el miedo a dar su brazo a torcer. Al final de un intercambio efectivo, existe muchas veces un cierto número de verdades que es necesario reconocer, ciertos hechos que no se pueden esquivar, ciertas concesiones que habrá que hacer. Sin embargo, el orgullo de ambos cónyuges les sugerirá, con frecuencia, que más vale huir del diálogo, porque éste podría conducir a estas concesiones desagradables. Comunicarse con el otro es otorgarle un cierto dominio sobre uno. Y por temor a ser sutilmente dominado, se prefiere una actitud de no-apertura para protegerse.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Cuáles son los obstáculos para un mejor diálogo?
2. ¿Soy de los que huyo del diálogo?
3. ¿Dialogamos o peleamos?

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viernes, octubre 02, 2009

¿Qué es rezar?

Padre Nicolás Schwizer

1. Si miramos al hombre moderno, vemos que trabaja, se afana, se ocupa. Y no tiene tiempo para Dios, para escucharlo, para conversar con Él, para hablarle, para rezar. ¡Qué poco tiempo dedicamos a la oración!

2. No se puede separar nuestro rezar de nuestra vida cristiana; siempre van juntas. San Agustín expresa esta relación interior entre vida de oración y vida cristiana de la siguiente manera: “Quien reza bien, vive bien”. Y por el contrario se puede decir: quien reza mal, vive mal.

También Santa Teresa explica: “Para mí siempre es lo mismo: rezar y encontrar el camino hacia Dios.” Quien, por eso, no reza, no encontrará nunca el camino hacia Dios. Así entendemos, por qué muchos de nuestros contemporáneos no viven como cristianos, no tienen una relación personal con Dios: ellos no se esfuerzan por orar.

A estos hombres San Alfonso les dice una palabra muy dura: “Quien no reza, quien deja de rezar, no debe ser condenado, porque ya está condenado”. Aún cuando no perdamos nunca la esperanza de salvación para estos hombres, sin embargo sentimos que la oración es absolutamente necesaria para un cristiano vital, para un hombre nuevo.

3. ¿Qué es, pues, rezar? Rezar, simplemente dicho, es dialogar personalmente con Dios, es hablar de persona a persona con Él.

Nuestra oración es impersonal, cuando sólo es una repetición sin reflexión, cuando sólo es un mover de los labios, cuando no hay interés interior en lo que decimos exteriormente. Es lo que dice Dios al pueblo judío, por medio del profeta Isaías: “Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí”. (Is 29,13)

Rezar por el contrario, es tener un diálogo con Dios, una intercomunicación vital entre Dios y yo. Hablo con Él como con una persona humana muy querida; hablo sobre mis intereses personales y familiares, y también sobre los intereses de Dios. Todo lo que personalmente experimento, siento, deseo, sufro - todo se lo digo a Él.

De tal manera me uno a Dios en la oración con todo mi ser, toda mi vida, toda mi alegría, todos mis problemas.

Así nuestro orar quiere ser un hablar con toda naturalidad, o como nos enseña Santa Teresita - un “charlar espontáneo” con el Dios personal.

4. Rezar, en este sentido, toma el hombre entero, sobre todo su corazón. Porque la oración verdadera se entiende también como un diálogo de corazón, entre Dios y el hombre. Hay un proverbio que dice: Mejor es rezar con mucho corazón y pocas palabras, que con muchas palabras y poco corazón.

Porque rezar con el corazón es signo de un amor maduro y de una vinculación profunda a Dios. Y a medida que el amor se vuelva más profundo, menos necesita de gestos y palabras, para expresarse. Necesita cada vez más la tranquilidad, para mirar simplemente, para amar en silencio.

5. Muchos cristianos creen que no tienen tiempo para orar. Pero no falta el tiempo sino la valorización de Dios. Porque tenemos tiempo para todo lo que nos parece importante y nos interesa: el diario, el deporte, un paseo, una fiesta... No tenemos tiempo para Dios porque Él no es importante, no tiene mucho valor para nosotros. O sea, es una cuestión de jerarquía, de escala de valores.

Como cada amistad, también nuestra amistad con Dios exige un poco de tiempo, un poco de atención, un poco de cuidado. Si amamos, hemos de encontrar tiempo para amar.
Orar es detenerse, es darse tiempo para cultivar nuestra amistad con Dios. Una amistad verdadera surge lentamente: hay que tener paciencia pare amar, hay que saber hacer un alto.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Cómo es mi diálogo con Dios?
2. ¿Cuánto hay de palabras y cuánto de corazón en mis oraciones?

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jueves, octubre 01, 2009


Octubre 2009

01. Santa Teresita del Niño Jesús
02. Santos Ángeles Custodios

04. San Francisco de Asís
04. Muere José Engling en Cambrai
6/10/64 Santa Sede dispone la independencia Jurídica de la Obra de Schoenstatt
07. Nuestra Señora del Rosario
12. Nuestra Señora del Pilar
13. Última aparición de Nuestra Señora de Fátima
15. Santa Teresa de Jesús
18 de 1914 Primera Alianza de Amor. Fundación de Schoenstatt
18. Día de la madre en Argentina
20/10/65 El Santo Oficio suspende todos los decretos contra el P.Kentenich
22/10/65 IV Hito: Pablo VI confirma la resolución del Santo Oficio
27/10/1912. Acta de Prefundación