"Apareció una gran señal en el cielo"Apoc. 12, 1-6
y 13-18
“Pensemos en Ajas, era rey de Israel, quería una señal del cielo, y la
señal le fue dada. “Y una virgen concebirá”, . . . María, será siempre una señal
de victoria para nosotros. Al final de los tiempos, vuelve a aparecer, en el
cielo como señal refulgente, como la Mujer vestida de sol cuya belleza procede
del Espíritu Santo y que salvara al mundo. Verdaderamente su belleza es supra
terrenal, desligada de espacio y tiempo, inmersa en la eternidad que comienza a
despuntar.
Más rasgos: el dragón bajo los pies. Por dragón se entiende aquí el
Demonio. Basta con que leamos el Protoevangelio (Gen 3,15). Allí se subraya la
gran misión de la Santísima Virgen frente al Demonio. La encontramos reforzada,
si leemos el duodécimo capitulo del Apocalipsis. En general, ya nos hemos
acostumbrado a denominar a María, por un lado, la gran Compañera del Señor en
toda la obra salvífica, pero también al mismo tiempo, como la gran Adversaria
del Demonio y del influjo diabólico. Así es, el Diablo, el dragón bajo sus
pies; esta es la imagen de la Sagrada Escritura, la imagen en la historia de la
Iglesia, la imagen en la historia de las diferentes comunidades, también la
imagen en mi propia vida.
Al mismo tiempo, como subraya el Apocalipsis (ap. 12,1), la Virgen
Santísima esta siempre envuelta en luz, revestida del sol, inundada de la luz
del sol. ¿Qué quiere decir esto? Ella está totalmente sumergida en la vida del
Señor, en la luz del Señor.
"Tú debes manifestar a todo el mundo todo lo que existe en ti de poder y
de magnificencia, todo lo que Dios quiere dar al mundo a través de
ti."
Debemos cultivar intima y profundamente una conciencia de victoria. La
Madre de Dios debe vencer en todas partes.
¡Adelante, marchemos a la victoria ¡ ¡ Esto se debe tornar realidad en
nuestra vida ¡! En cuanto nosotros seamos fieles a la Madre de Dios, ella
vencerá en la familia. Vencerá de un modo palpable. ¡!!
(María si fuéramos como tú, No brilho do Tabor,
PJK)
ORACION
Tu santuario irradia sobre nuestro tiempo los resplandores y la
gloria del Sol del Tabor.
Donde se manifiesta con claridad el Sol de Cristo y, como en el
Tabor, traza un recorrido victorioso;
allí es bueno estarse, allí se está como en el Paraíso, pues el
Espíritu Santo ha establecido su morada.
Vaso entregado al Espíritu de Santidad, envuelta enteramente por el
Sol resplandeciente del Tabor, actúas en Schoenstatt, bondadosa Medianera,
guiándonos hacia el Espíritu Santo.
Haz que el Espíritu de Cristo nos penetre hondamente; en abundancia
obséquianos con elocuentes lenguas de amor, para que, a semejanza tuya, Espejo
de Justicia, brille a través de nosotros el resplandor de Cristo.
El universo entero con gozo glorifique al Padre, le tribute honra y
alabanza por Cristo, con María, en el Espíritu Santo, ahora y por los siglos de
los siglos.
Amén.
Y me consagro a ti, diciendo: Oh Señora mía, Oh Madre mía. . . . .
PROPOSITO
Buscaré la unión con Dios a través de María rezando un misterio del
rosario con fervor.
Irene
Bareiro