"Vida oculta en Nazareth” Lucas 2,51
"Observen ahora lo que dice la Sagrada
Escritura acerca del momento en que María, José y el Niño regresan desde Egipto
a Nazareth; por treinta años, nada especial.
María tuvo que enseñarle a hablar, es decir,
todo lo que hace habitualmente una madre. Todo hay que enseñarle. Por cierto,
Jesús debe haberse portado bien, debe haber sido un niño bueno., esto podrá ser
cierto. . . Pero ahora, creer que ¡él es Dios y su reino no tendrá
fin…!
No es preciso suponer que Jesús haya revelado a
su Madre, ya anticipadamente en aquellos años, algunas cosas que solo mas tarde
habrían de ser objeto de su enseñanza pública. Pero podemos considerar como algo
seguro que María, en esa cercanía a Cristo, alcanzo una comprensión perfecta del
Antiguo Testamento, tal como era posible, humanamente hablando, antes de su
cumplimiento a través de la muerte y resurrección de Jesús." (La actualidad
de María – PJK)
"El evangelio relata que Jesús adolescente,
después del hallazgo en el templo:”Bajo con ellos (María y José) y vino a
Nazareth, y vivía sujeto a ellos”. Nadie podría pensar que ese “sometimiento” a
José y María fuese en lo mas mínimo algo indigno para el mas digo de los
hombres.
María juega en este contexto nuevamente un
papel decisivo. Ella muestra el correcto sentido del sometimiento. Se somete por
entero a la voluntad del Padre. Someterse a Dios no la denigra. Muy por el
contrario, la dignifica y enaltece.
Si Cristo quiere someter todo al Padre es,
porque quiere que la humanidad, libre de pecado, encuentre en el Padre su plena
libertad y dignificación. El sometimiento así comprendido libera y enaltece.
Por eso para ella ser la "esclava", significa ser "Reina"(Hacia una nueva
cultura mariana – P. Rafael Fernández de A.)
ORACION
Te veo renovar en silencio tu Si
y veo tu luz
penetrar la noche desde Schoenstatt,
pues el favor de Dios infinitamente sabio
lo escogió como faro luminoso
para el mundo de hoy.
Concédeme ser fiel
al igual que tu al Poder en Blanco,
librar combate contra el antiguo Dragón,
estar como instrumento disponible todo para ti,
consagrar alegremente
mi vida a la misión de Schoenstatt. (HP 183-184)
Y me consagro a ti, diciendo: Oh Señora mía, Oh Madre mía. . . . .
PROPÓSITO
Agradeceré a Dios todo lo que permita durante mi día, tanto lo que me
agrada, como lo que me desagrada, por amor a Él, que es mi Padre.