viernes, septiembre 18, 2015

Carta de Alianza setiembre 2015

Queridos hermanos en la Alianza,

       El 19 de junio de este año, el Papa Francisco se reunió con el Patriarca Siro-Ortodoxo de Antioquía, Mor Ignatius Aphrem III. Después de hablar sobre la trágica situación de Siria, acabaron el encuentro rezando juntos y aunque haya diferencias entre ortodoxos y católicos, ambos aseguraron que “lo que nos une es mayor que lo que nos separa”.
       Salir al encuentro es buscar la comunión: lo que nos une y no lo que nos divide. Por eso acentúa el Papa, que salir al encuentro nos “descentra”, nos saca del yo egocéntrico, nos sana, nos abre al otro, nos hace más humildes y nos hermana.  Por lo general, las coincidencias son mucho mayores que las diferencias.
        La unidad es más importante que las diferentes clases sociales, los partidos políticos, los clubes, los cargos y responsabilidades. Esto debería aplicarse a todas las áreas de la vida: la familiar, laboral, social y apostólica.
Cada uno tiene en sus manos una pieza del mismo puzzle. ¿Qué pasaría si en lugar de utilizarlas para construir con los otros la gran figura, la utilizaran para pelearse porque sus piezas son diferentes las unas de las otras?
        Todos tenemos una doble capacidad: la de ver las diferencias, o de percibir lo que es común. Si sólo alimentamos una de estas dimensiones, perderemos la riqueza de las diferencias, o la bondad de la comunión.
        La comunión se educa ante todo en la familia y el colegio. Los padres y docentes que sólo enseñan a ver las diferencias, vetando aquello que nos une, impedirán que sus hijos y alumnos gocen de la gracia de sentirse parte de un todo, mucho más rico que las diferentes unidades. Jamás incluirán.  
        Uno de los problemas de la Argentina 2015 es que nos cuesta ver lo que nos une. Los políticos y quienes dirigen la sociedad nos ejemplifican lo que es excluir y no integrar. Las circunstancias nos hacen creer que somos radicalmente diferentes. No es así: todos nos sentimos desvalidos, preocupados por la patria, con deseos de mayor paz y menos violencia, con ansias de superar el narcotráfico y la inflación, con el deseo de mayor orden y dejarle a nuestros hijos un mañana promisor. Todos tenemos nuestras luces y nuestras sombras, nuestros deseos y nuestros propios miedos, casi siempre comunes. Cada uno de nosotros tiene la opción de superar la ruptura de la dualidad que tantas veces creamos entre la parte y el todo.
Nosotros queremos construir la sociedad del encuentro, educar desde la comunión: sólo así se crean sociedades solidarias, inclusivas, equilibradas y más humanas. ¿Queremos alimentar esa sociedad? ¡Comencemos entonces ahora mismo!
         ¡Qué buen propósito para este mes en que iniciamos la primavera: Ver lo que nos une al hermano, cónyuge, amigo, compañero de trabajo y de universidad.
La Mater es quien nos une y reúne en sus Santuarios y Ermitas. Ella como buena mujer y madre nos saca del aislamiento y lejanía. Nos hace hermanos. Ella nos salvará de acentuar las diferencias que erróneamente creemos que nos hace únicos: la piel, el sexo, la edad o las condiciones sociales. Siendo singulares e irrepetibles por nuestro ideal personal, formamos al mismo tiempo la gran Familia que nos integra en un mismo universo de salvación y de gracia.
       La Alianza de amor es energía y fuente de unidad. Es fruto de la adversidad y del dolor de la cruz, tragedia aparentemente irremediable que Jesús la ha hecho causa de nuestra salvación. Es que el amor es lo único que rompe las barreras… entre tu yo más auténtico y el de tu hermano que camina al lado. Frente al Padre común que nos hace uno en su misericordia…

P. Guillermo Carmona


martes, septiembre 15, 2015

Retorno al Padre

“RETORNO AL PADRE”
1885-1968

DILEXIT ECCLESIAM!
AMÓ A LA IGLESIA!

...15 de septiembre de 1968, día en que nuestro Padre Fundador ”Retorna a la Casa del Padre”. Era domingo, por vez primera quería celebrar en la Iglesia de la Adoración de Monte  Schoenstatt la Santa Misa, era la festividad de los Siete Dolores de María; a las seis y cuarto subió al altar, asistido de dos sacerdotes, el padre Josef Weingand, y el padre Drago Marié, un yugoslavo carmelita, recién ordenado sacerdote; los dos le ayudaron en la distribución de la Sagrada comunión. A las siete y unos minutos terminó la Misa.
Una vez en la sacristía el Padre Kentenich invitó a los dos sacerdotes a almorzar. Luego bendijo un paquetito de rosarios que le presentó la sacristana, y se quedó un momento en silencio, apoyado sobre la mesa de ornamentos. Repentinamente se desplomó sobre la mesa. Los dos sacerdotes lo recostaron lentamente sobre el suelo, donde exhaló su último suspiro.
 El Padre Kentenich “retorna a la casa del Padre”. Fue sepultado en la sacristía de la Iglesia de la Adoración; en el mismo lugar de su muerte. En su sencilla tumba aparecen su nombre, las fechas de su nacimiento y de su muerte y las palabras que había querido para epitafio
 “Dilexit Ecclesiam”,
“Amó a la Iglesia”.

Todo su amor lo entregó a la Iglesia, toda su vida fue para la Iglesia, para la Iglesia del presente y sobre todo para la Iglesia del futuro.


Juan Pablo II  dijo:
¿Quieren que el Padre José Kentenich sea santo?

CANONÍCENLO USTEDES”

domingo, septiembre 13, 2015

Hacia el cuarto hito

El 13 de setiembre de 1965 el P.Kentenich recibe el misterioso telegrama en Milwaukee ordenando presentarse en Roma. "La mano de la Mater intervino de manera inusual". Son 50 años de este regalo de la Mater.

sábado, septiembre 05, 2015

viernes, septiembre 04, 2015

Jornada de ayuno y oración

El Papa convoca jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, Medio Oriente y el mundo

VATICANO, 01 Sep. 13 / 09:31 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco anunció hoy, en sus palabras previas al rezo del Ángelus, la convocatoria a toda la Iglesia para una jornada de ayuno y oración para el 7 de setiembre, por la paz en Siria, en Medio Oriente y en el mundo entero.
“Hermanos y hermanas, he decidido convocar para toda la Iglesia el próximo 7 de septiembre, víspera de la fiesta de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio, y en el mundo entero”, dijo.
El Santo Padre hizo extensiva esta invitación al ayuno y oración, “según el modo que considerarán más oportuno, a los hermanos cristianos no católicos, a los pertenecientes a las demás religiones y a los hombres de buena voluntad”.
“El 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, aquí, desde las 19:00 y hasta las 24:00, nos reuniremos en oración y en espíritu de penitencia para invocar de Dios este gran don para la amada nación siria y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el mundo”.
El Papa exclamó que “¡la humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y de escuchar palabras de esperanza y de paz!”.
“Pido a todas las Iglesias particulares que, además de vivir este día de ayuno, organicen algún acto litúrgico según esta intención”.

jueves, septiembre 03, 2015

Audiencia Papa Francisco con Padres de Schoenstatt

Padres de Schoenstatt: cuiden a las familias y sean testigos de la misericordia, pide el Papa

Publicado el 3. septiembre 2015 In Francisco - Mensaje
Maria Fischer sep 03, 2015

VATICANO, VIS/M. Fischer •

Contemplación, servicio, fraternidad. Tres aptitudes de la vida sacerdotal que el Papa ha propuesto a los participantes en el Capítulo General de los Padres de Schoenstatt. El nuevo Superior General, el P. Juan Pablo Catoggio – a quien el Santo Padre conoce personalmente y muy bien desde Buenos Aires – junto a los participantes del Capitulo General fueron recibidos hoy, 3 de septiembre, por el Santo Padre Francisco.
El Papa encomendó tres cosas a los Padres. ”En primer lugar, acompañar y cuidar a las familias… para que vivan santamente su alianza de amor y de vida, especialmente a aquellas que atraviesan por momentos de crisis o dificultad. En segundo lugar, y pensando en el próximo Jubileo de la Misericordia, que dediquen mucho tiempo al Sacramento de la Reconciliación. Sean grandes perdonadores… Que en sus comunidades sean testigos de la misericordia y la ternura de Dios. Y en tercer lugar, les pido que recen por mí, porque lo necesito”, concluyó.
Publicamos aquí el texto completo:
Queridos hermanos sacerdotes,
Estoy contento de estar con ustedes en este encuentro. Y agradezco a Juan Pablo (Catoggio, Superior General del Instituto Padres de Schoenstatt) estas palabras, así como el testimonio de afecto en nombre de los miembros del Movimiento. Todavía yo también tengo vivo en mi memoria el encuentro del año pasado.
El V Capítulo General que acaban ustedes de celebrar tiene lugar en el 50° aniversario de la fundación del Instituto por parte del P. José Kentenich. Y tras estos años de recorrido les preocupa mantener vivo el carisma fundacional y la capacidad de saber transmitirlo a los más jóvenes. A mí también me preocupa, ¡eh!, que lo mantengan el carisma y lo transmitan, de tal manera que siga inspirando y sosteniendo sus vidas y su misión. Ustedes saben que un carisma no es una pieza de museo, que permanece intacta en una vitrina, para ser contemplada y nada más. La fidelidad, el mantener puro el carisma, no significa de ningún modo encerrarlo en una botella sellada, como si fuera agua destilada, para que no se contamine con el exterior. No, el carisma no se conserva teniéndolo guardado; hay que abrirlo y dejar que salga, para que entre en contacto con la realidad, con las personas, con sus inquietudes y sus problemas. Y así, en ese este encuentro fecundo con la realidad, el carisma crece, se renueva y también la realidad se transforma, se transfigura por la fuerza espiritual que ese carisma lleva consigo.
El P. Kentenich lo expresaba muy bien cuando decía que había que estar «con el oído en el corazón de Dios y la mano en el pulso del tiempo». Aquí están los dos pilares de una auténtica vida espiritual.
Por una parte, el contacto con Dios. Él tiene la primacía, nos ha amado primero; antes de que a nosotros se nos ocurra algo, Él ya nos ha precedido con su amor inmenso. Y San Pablo nos advierte que no nos atribuyamos cosa alguna, como si fuera nuestra, sino que la capacidad nos viene de Dios (cf. 2 Co 3,4-6). Hoy, en el Oficio divino, la lectura de san Gregorio Magno nos hablaba del sacerdote que está puesto como atalaya en medio del pueblo, para ver desde lejos todo lo que se acerca (cf. Homilía sobre Ezequiel, Lib.1,11,4). Así es el sacerdote. Me refiero al sacerdote despierto porque el dormido, por más arriba que esté, no ve nada, ¿no? Así es el sacerdote. Como el resto de sus hermanos, también él está en la llanura de su debilidad, de sus pocas fuerzas. Pero el Señor lo llama para que se eleve, para que suba al atalaya de la oración, a la altura de Dios; lo llama a entrar en diálogo con él: diálogo de amor, de padre a hijo, de hermano a hermano, diálogo en el que se siente el latir del corazón de Dios y se aprende a ver más lejos, más en profundidad. Y siempre me impresionó la figura de Moisés, ¿no?, que estaba en medio del pueblo, en medio de los líos, de las peleas con el faraón, problemas por resolver graves, como cuando estaba a la orilla del mar y vio venir el ejército del faraón: “¿qué hago ahora?”. Un hombre a quien Dios llamaba a ser atalaya. Los llevó arriba y hablaba cara a cara. ¡Qué tipazo!, hubiéramos dicho nosotros. Y qué dice la Biblia: era el hombre más humilde que había sobre la tierra. No hubo hombre tan humilde como Moisés. Cuando nos dejamos elevar al atalaya de la oración, a la intimidad con Dios para servir a los hermanos, el signo es la humildad. No sé, mídanse con eso. En cambio, cuando son medio “gallitos”, medio suficientes, es porque estamos a mitad de camino o creemos que nosotros nos valemos.
El Señor nos espera en la oración –por favor, no la dejen-, en la contemplación de su Palabra, en el rezo de la Liturgia de las Horas. No es buen camino descuidar la oración o, peor aún, abandonarla con la excusa de un ministerio absorbente, porque «si el Señor no edifica construye la casa, en vano se cansan los albañiles» (Sal 127,1). Sería un grave error pensar que el carisma se mantiene vivo concentrándose en las estructuras externas, en los esquemas, en los métodos, en la forma. Dios nos libre del espíritu del de funcionalismo, eh! La vitalidad del carisma radica en el «primer amor» (cf. Ap 2,4). Del segundo capítulo de Jeremías, ¿no?, “yo me acuerdo de los años de tu juventud, cuando me seguías contenta por el desierto. El primer amor, volver al primer amor. Ese primer amor renovado día a día, en la disposición a escuchar y responder con generosidad enamorada. En la contemplación, al abrimos a la novedad del Espíritu, a las sorpresas, como vos dijiste, dejamos que el Señor nos sorprenda y abra caminos de gracia en nuestra vida. Y se opera en nosotros ese sano y necesario descentramiento, en el que nosotros nos apartamos para que Cristo ocupe el centro de nuestra vida. Por favor, sean descentrados. Nunca en el centro.
El segundo pilar está constituido por la expresión: «tomar el pulso del tiempo», de la realidad, de las personas. No hay que tenerle miedo a la realidad. Y la realidad hay que tomarla como viene, como el arquero cuando patean la pelota y de allí, de allí, de donde viene, trata de atajarla. Allí nos espera el Señor, allí se nos comunica y se nos revela. El diálogo con Dios en la oración nos lleva también a escuchar su voz en las personas y en las situaciones que nos rodean. No son dos oídos distintos, uno para Dios y otro para la realidad. Cuando nos encontramos con nuestros hermanos, especialmente con aquellos que a los ojos nuestros o del mundo son menos agradables, ¿qué vemos? ¿Nos damos cuenta de que Dios los ama, de que tienen la misma carne que Cristo asumió o me quedo indiferente ante sus problemas? ¿Qué me pide el Señor en esa situación? Tomar el pulso a la realidad requiere la contemplación, el trato familiar con Dios, la oración constante y tantas veces aburrida, pero que desemboca en el servicio. En la oración aprendemos a no pasar de largo ante Cristo que sufre en sus hermanos. En la oración, aprendemos a servir.
¡El servicio, esa nota dominante en la vida de un sacerdote! No en vano el nuestro es un sacerdocio ministerial, al servicio del sacerdocio bautismal. Ustedes son, prácticamente, la última realidad del Movimiento fundada por el Padre Kentenich; y esto encierra una gran lección, es algo hermoso. Este ser los «últimos» refleja de modo claro el puesto que ocupan los sacerdotes en relación a sus hermanos: El sacerdote no está más arriba, ni por delante de los demás, sino que camina con ellos, amándolos con el mismo amor de Cristo, que no vino a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos (cf. Mt 20,28). Creo que aquí está en esencia lo que el fundador de ustedes quiso para los sacerdotes: servir desinteresadamente a la Iglesia, a todas las comunidades, el Movimiento, para mantener su unidad y su misión. El sacerdote, por una parte, ha de subir al atalaya de la contemplación para entrar en el corazón de Dios y, por otra parte, ha de abajarse –progresar es abajarse, ¡eh!, en la vida cristiana-, ha de abajarse continuamente en el servicio, y lavar, curar y vendar las heridas de sus hermanos. Tantas heridas morales y espirituales, que los tienen postrados fuera del camino de la vida. Pidamos al Señor que nos dé unas espaldas como las suyas, fuertes para cargar en ellas a los que no tienen esperanza, a los que parecen estar perdidos, a aquellos que nadie dedica ni siquiera una mirada… y, por favor, que nos libre del «escalafonismo» en nuestra vida sacerdotal.
Ciertamente es una tarea exigente, que se hace llevadera y hasta hermosa con la fraternidad sacerdotal. Por favor, solos nunca. El ministerio presbiteral no se puede concebir de una manera individual o, peor aún, individualista. La fraternidad es gran escuela de discipulado. Supone mucha entrega de sí a Dios y a los hermanos, nos ayuda a crecer en la caridad y en la unidad, y hace que nuestro testimonio de vida sea más fecundo. No somos nosotros los que elegimos a nuestros hermanos, pero sí somos nosotros quienes podemos hacer la opción consciente y fecunda de amarlos así como son, con defectos y virtudes, con límites y potencialidades. Por favor, que en sus comunidades nunca haya indiferencia. Compórtense como hombres; si surgen discusiones o diferencias de pareceres, no se preocupen, mejor el calor de la discusión que la frialdad de la indiferencia, verdadero sepulcro de la caridad fraterna. Al final, con el amor, la comprensión, el diálogo, el afecto sincero, la oración y la penitencia, todo se supera, y la fraternidad cobra nueva fuerza, nuevo empuje, llenando de gozo su sacerdocio. Aprendan a aguantarse, a pelearse y a perdonarse. Sobre todo, aprendan a quererse.
Contemplación, servicio, fraternidad. Quería compartir con ustedes estas tres aptitudes que pueden ser de ayuda en la vida sacerdotal.
Al final de nuestro encuentro, permítanme que les encomiende humildemente tres cosas. En primer lugar, acompañar y cuidar a las familias, necesitan ser acompañadas, para que vivan santamente su alianza de amor y de vida, especialmente a aquellas que atraviesan por momentos de crisis o dificultad. En segundo lugar, y pensando en el próximo jubileo de la misericordia, que dediquen mucho tiempo al sacramento de la reconciliación. Sean grandes perdonadores, por favor. A mí me hace bien recordar a un fraile de Buenos Aires, que es un gran perdonador. Tiene casi mi edad y, a veces le agarran escrúpulos, de haber perdonado demasiado. Y un día le pregunté: “¿Y vos qué hacés cuando te agarran los escrúpulos?” – “Voy a la capilla, miro el sagrario, y le digo: Señor, perdoname, hoy perdoné demasiado, pero que quede claro que el mal ejemplo me lo diste vos”. Que sean en sus comunidades sean testigos de la misericordia y la ternura de Dios. Y en tercer lugar, les pido que recen por mí, porque lo necesito. Los encomiendo con afecto al cuidado de nuestra Madre Tres Veces Admirable. Y que Dios los bendiga. Gracias.

Saludo del P. Juan Pablo Catoggio al Santo Padre:
Querido Santo Padre,
Muchas gracias por recibirnos! Fue un deseo de todo el Capítulo poder tener un encuentro con Usted. Aun recordamos vivamente el encuentro que tuvimos como Movimiento de Schoenstatt con Usted con motivo del centenario del movimiento el 24 de octubre del año pasado. Es muy fuerte lo que Usted significa para nosotros, el impacto de su persona, de su vida, de su palabra, sus gestos, y ciertamente de sus propuestas pastorales. Nos sentimos muy identificados con su visión y su mensaje, y nos sentimos muy interpelados por su testimonio de vida. Por eso, Santo Padre, muchas gracias de corazón. Le agradecemos muchas iniciativas como el Sínodo de la Familia, el año de la vida consagrada y el año de la misericordia que ha convocado y que encontraron mucha acogida en nosotros.
Somos una comunidad muy joven y aun pequeña, aunque tenemos casas en 15 países y atendemos el movimiento de Schoenstatt en 30 países, en cuatro continentes.
Celebramos 50 años de nuestra fundación, en la fase final del concilio. Y acabamos recién el 5 Capítulo General.
Un tema central del Capítulo y de su documento final es “Schoenstatt en salida”, tomando esta expresión tan suya y de su programa misionero. Estuvo muy presente en nuestras deliberaciones. Queremos esforzarnos por ser también nosotros un “Schoenstatt en salida”, abierto, que sale al encuentro de todos los hombres, también ciertamente de los más marginados y excluidos. Queremos aportar a todos desde la riqueza de nuestro carisma, unido inseparablemente al Santuario de la Virgen de Schoenstatt y a la Alianza de Amor que sellamos con Ella. Sentimos que debemos ser de modo especial “Sacerdotes del Santuario” y “Sacerdotes de la Alianza”, y desde una fuerte pastoral de Santuarios queremos comprometernos en la construcción de una cultura del encuentro, como Usted insiste tantas veces. Esa cultura del encuentro significa para nosotros una cultura de la alianza y de los vínculos. Y en ese sentido quisiéramos servir a la Iglesia ayudando para que todos experimenten más a María como Madre, que nos acoge, que nos transforma y educa en su amor, que hace más hermanos, que nos invita a ser sus instrumentos al servicio de los demás. Con su corazón maternal María hace que la Iglesia sea hogar y madre para todos. Por eso simbólicamente queremos regalarle el Santuario, en esta pequeña réplica y le entregamos la “llave” del Santuario. Y queremos invitarlo con mucho gusto a que visite “su” Santuario si es posible en alguna visita a Alemania.

Una y otra vez sentimos que no estamos a la altura de nuestra vocación y misión – si acaso es posible estar a la altura! – y por eso anhelamos e imploramos que el Espíritu de Dios nos renueve, nos regale un corazón contemplativo, una profunda intimidad con Jesús, el don siempre gratuito de la santidad sacerdotal. Anhelamos participar más hondamente del carisma de nuestro Fundador, siendo más instrumentos de María, más sacerdotes según el corazón del Buen Pastor, más padres espirituales al servicio de nuestros hermanos, más maestros del encuentro y de la alianza. Ese esfuerzo de nuestra parte se lo ofrecemos como nuestro regalo espiritual y lo ofrecemos por Usted y por su servicio como Pastor de todos, así como nos pide siempre que recemos.

Fuente: Schoenstatt.org

25 años Curso 4 Argentina


Florencio Varela
25 de agosto de 2015



El IV Curso se reúnen como siempre en Nuevo Schoenstatt, pero esta vez fue un encuentro muy especial y de mucha alegría y festejo, ya que el 22 de agosto de 1990 comenzamos en Federación de Madres. Hace 25 años fuimos llamadas a comenzar un camino de vida, aspirando a la santidad.
Llegamos más temprano de lo acostumbrado, preparamos una linda mesa, recibimos a la Hermana María Luz, quien nos dio un pequeño taller, muy profundo,  nos hizo recordar todo este tiempo de fraternidad que nos fue transformando y así ir viviendo una manera de pensar, comunicarnos, mirarnos, respetarnos, sintiéndonos familia y en la conducción del buen Padre Dios y su plan salvífico









  
Muy pronto nos dirigimos al Santuario para participar de la santa Misa, celebrada por el Padre Alberto Eronti, quién en su Homilía nos recordó en principio el Nuevo Testamento cuando se inicia el tiempo de Alianza en Nazaret, con las primera palabra “Alégrate”.  María escucha a  Dios cuando le revela el proyecto sobre Ella y el proyecto de su amor sobre el mundo. La nueva Alianza que se abre con alegría, la de Dios y la de María, se juntas las dos la del cielo y la tierra, para ser una única gran alegría. Sigue diciendo, cuando hace 25 años cada una de ustedes escucho el anuncio, se constituyeron en un curso y comenzaron a transitar un camino,  que   solo ustedes saben, que no hay caminos sin paisajes  lindos y sin paisajes difíciles. Hace referencia a lo que escribía en una carta el P.K. con el motivo de un aniversario, donde comienza reflexionando a María: “A Ella le debemos”, repitiéndolo  13 o 14 veces y eso es el Magníficat del Padre a la acción de María en la Familia de Schoenstatt. El Padre Alberto nos dice: que celebrar 25 años es buen tiempo para hacer el Magníficat del curso, es decir reconocer en la historia los grandes dones de Dios y ojalá también pudiéramos decir como el Padre: “A Ella le debemos” y reconocer al amor fiel de María hacia cada una de nosotras y hacia la vida de curso. El curso entero está llamado a ser reflejo del rostro de María, imaginarnos como ha sido Ella y que fue  para los demás una fuente de bondad. También nos dice que cree que La Mater ha sido vida en el curso y nos ha enseñado a vivir al ritmo de ella. La Virgen canta en su Magníficat al poder de Dios, al amor fiel de Dios, al amor misericordioso de Dios. Si escriben su propio Magníficat van a decir como has hecho tanto, como nos ha amado tanto y de eso se trata, por eso hay que nadar en el amor de Dios. Tirarse a ese mar azul que las ha ido envolviendo de tal manera que les ha regalado el azul de María. 
Hoy nos entregamos con alma y corazón a nuestra misión de ser “Hijas confiadas, fieles colaboradoras del amor del Padre” contagiando el gozo de sentir el amor de Dios, formando hombres nuevos que busquen a Cristo y a María en sus vidas.
Nos vamos muy felices de vivir este encuentro y con confianza filial


 Madre, nos ponemos en tus manos, aquí nos tienes, somos tu FCFAPA. 

miércoles, septiembre 02, 2015

El Puente N° 2/2015 - Carta editorial





Con la llegada de la primavera, época florida en la que todo se renueva en la naturaleza, aquí estamos de nuevo para compartir sabidurías y experiencias, aquellas que nos ayudan a crecer – a pesar de las distancias físicas - de la manera en que nos soñó el Padre Fundador… ¡JUNTAS! 




El Puente N° 2/2015 - Carta para nosotras

                                                          CARTA PARA NOSOTRAS
                                                                                               
                                                                                           M. Inés Erice de Podestá
                                                                                                                                                          
                                                
¿Que significa ser dirigente? Siguiendo el pensar del Padre y Fundador, considero que toda tarea que se nos encomienda es un servicio, es una entrega. Y como madres, tenemos que educarnos para despertar vida en el otro y cuidar esa vida que la Mater nos ha encomendado. Como hacemos con nuestros hijos, saber en qué está cada uno, saber escucharlos, entenderlos, conducirlos, descubriendo con fe práctica en la Divina Providencia lo que Dios quiere para cada uno.





El Puente N° 2/2015 - Hija Fiel


   HIJA FIEL... viviendo la filialidad de la vida diaria en la escuela de María


Aporte del 3º Curso – Región Mediterránea


En la apertura hacia Dios, hacia los grandes horizontes e ideales, se encuentran las fuerzas necesarias para soportar el peso de los días y no claudicar cuando la labor diaria se hace dura, amenazadora por su silencio y su aparente insignificancia. Hace falta la holgura y dignidad de los grandes horizontes, pero es la tarea menuda y diaria la que da realismo y sustento a la vida. 



El Puente N° 2/2015 - Alma y corazón

ALMA Y CORAZÓN... cultivando la cultura de la alianza, 
cultivando la cultura del encuentro

Aporte del 4° Curso Región Metropolitana  
   “Hija Confiada, fiel colaboradora del amor del Padre” 
              “Filia confidens, fidelis adjutrix Patris amoris”

Al ser la Federación una comunidad orientada al apostolado y al compromiso misionero, es imprescindible el contrapeso interior de una corriente de espiritualidad, para llegar a ser “alma y corazón” del Movimiento, en nuestras familias y en todo nuestro entorno.




El Puente N° 2/2015 - Arde por la misión


ARDE POR LA MISIÓN DEL PADRE...
en camino hacia la Iglesia de las nuevas playas

Aporte de Ana Rigo de Celli 
7º Curso - Región Canaa


“Fue una vivencia muy fuerte verlo vacío, despojado, pero seguía irradiando las gracias. Feliz de saber que nuestra Federación y nuestros nombres quedaron impresos en la parte de atrás del retablo para toda la vida”.





martes, septiembre 01, 2015

Editorial P.Carmona - Setiembre 2015

Tenía que llegar el mes de la primavera. Precisamos renacer, despertar a la esperanza y experimentar que la naturaleza se hace vida. Primavera tiene que ver con la “primera vista”, con ver las cosas, los hermanos y la propia vida con nuevos ojos, con nuevo corazón. Claro que la primavera en sí no regala todo esto, sino la actitud fundamental del alma que es capaz de sentir que, aunque se esté a veces en invierno, nada puede impedir que regrese la primavera. ¡Hermoso símbolo!
Los cristianos del norte celebran la Pascua en primavera, nosotros en espíritu nos asociamos a la vida, la que Cristo nos trajo matando los inviernos, las muertes, el dolor, la violencia.
Para los schoenstattianos, septiembre nos habla especialmente a través del nacimiento de la Virgen, de su Dulce Nombre, de la pascua del Padre Fundador y su reencuentro con su Madre, con Jesús y con su Padre.
Nos vendrá bien sincronizar el mes con estos acontecimientos y con la alegría de sentir que todo vuelve a florecer. El buen clima nos puede ayudar también a despertar la creatividad, expresar alegría y creer en lo bueno de la vida.
Por los años 30, un grupo de jóvenes pensó que había un nuevo inicio para Schoenstatt y se identificaron con el nombre “Primavera sagrada”. También nosotros podemos asumir un nuevo comienzo en una nueva primavera…

P. Guillermo Carmona

Fechas importantes setiembre 2015

05. Beata Teresa de Calcuta
08. Natividad de María
9/9/1968 P.Kentenich: “Con María, alegres por la esperanza, seguros de la victoria, hacia los tiempos más nuevos”
10/9/50. Don Joao Luiz Pozzobon recibe la Imagen de la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt y comienza la Campaña del Rosario.
12. Dulce nombre de María
13/9/65. P.Kentenich recibe telegrama en Milwaukee ordenando presentarse en Roma
14. Exaltación de la Cruz
15. Nuestra Señora de los Dolores
15/9/68 Fallece Padre Kentenich.
17/9/65 P.Kentenich llega a Roma
20/9/41. P.Kentenich es interrogado por la Gestapo en Coblenza quedando detenido
22. Traspaso formal del Santuario Original a la Familia de Schoenstatt
24. Nuestra Señora de la Merced
25. Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás
29. Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
30/9/51. Se decreta la salida del P.Kentenich de Schoenstatt