martes, marzo 18, 2014

Carta de Alianza marzo 2014


Queridos hermanos en la Alianza:

Ya estamos en pleno año Jubilar del centenario de Schoenstatt y como Iglesia estamos transitando la Cuaresma, tiempo de gracia y conversión, camino hacia la Pascua.
“Comenzamos el camino hacia la Pascua. Nuestro peregrinar se hace más intenso contemplando, desde ahora, el Misterio que nos restauró la Vida, el Misterio de nuestra reconciliación con Dios por medio de Cristo Jesús, que padeció, murió y resucitó por nuestros pecados. Nos preparamos andando, y todo andar implica una partida, una salida. Como la de Abraham, como la de los profetas, como la de cualquiera de aquellos que un día, allá en Galilea, se pusieron en marcha para seguir a Jesús” (Card. Jorge Bergoglio, Mensaje de Cuaresma del 2007).
La Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquel que es la fuente de la misericordia. La peregrinación nos habla de un camino que tiene una meta, no es un caminar sin rumbo, aquí radica una de las notas que define el tiempo del peregrino. El peregrino sabe a donde va, vive en la esperanza del gozo de aquello que da sentido a su vida y caminar. Mantener viva esta búsqueda de la voluntad de Dios, este anhelo de Dios es la fuente de la santidad, es un signo claro de la presencia del Espíritu.
Para iniciar este camino que nos propone la Cuaresma debemos hablar necesariamente de la santidad, el seguimiento de Cristo, como un llamado y exigencia de nuestra fe. La imagen del atleta de la que nos habla el apóstol y utiliza la liturgia nos ilustra sobre el significado y la necesidad de los ejercicios de Cuaresma, cuando afirma: "Los atletas se privan de todo...por una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible. Así, yo corro, pero no sin saber a donde" (cfr. 1 Cor. 9, 24-29).
En esta peregrinación cuaresmal, que tiene su centro y fortaleza en el seguimiento de Cristo, no peregrinamos solos, vamos con nuestros hermanos con quienes convivimos, a quienes amamos, apreciamos o ignoramos; con quienes compartimos nuestro día a día. Es importante reflexionar cómo son nuestros vínculos personales, qué relaciones generamos, si nuestro vivir es una “indicación hacia el cielo”. Al respecto es claro el evangelista san Juan cuando afirma: "El que dice: Amo a Dios, y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quién no ve, el que no ama a su hermano, a quién ve?" (1 Jn. 4, 20). Nuestra fe no puede quedar en un diálogo intimista con Dios, sino que debe ser el testimonio de un encuentro vivo con el Dios de la misericordia manifestado en Jesucristo, que genere vínculos fecundos en el amor con nuestros hermanos. Qué bueno que nos preguntemos en esta Cuaresma si estamos dispuestos a reconocer nuestras fragilidades y pecados, y tomar conciencia de aquellas actitudes que debemos cambiar en nuestra vida. No hay "peregrinación interior" sin un acto de humildad y arrepentimiento que nos permita reconocer nuestras debilidades para disponernos a cambiar. Nuestra meta cuaresmal es el encuentro con Cristo nuestro Señor, nuestra Pascua y nuestra Vida.
En este año 2014 también estamos peregrinando como Familia de Schoenstatt hacia el 18 de octubre. Ese día del centenario de la Alianza de Amor con María queremos renovar todos, junto al P. Fundador, como Movimiento en todo el mundo, la Alianza de Amor con María y ponernos nuevamente a su disposición para construir con Ella el Reino de Cristo.
Este peregrinar es un camino de renovación personal y comunitaria, y para ello, al comienzo de este año Jubilar y en el marco de la Cuaresma es bueno que pidamos perdón
-         por las veces que no fuimos fieles a la Alianza de Amor sellada con María,
-         por excusarnos fácilmente de la palabra empeñada en la Alianza,
-         por no visitar a María en el Santuario y no ayudarla en su misión,
-         por las faltas contra la unidad de la Familia y la fraternidad,
-         por las faltas de generosidad y solidaridad,
-         por las ambiciones egoístas y juegos de poder,
-         por haber falseado la verdad y la justicia,
-         por la mundanidad de nuestra fe y de nuestro amor.
La Iglesia nos propone en este tiempo de peregrinación cuaresmal intensificar nuestra oración, tener gestos de misericordia y ayunar. “Ayunemos desde la solidaridad concreta como manifestación visible de la caridad de Cristo en nuestra vida. Así tiene sentido nuestro ayuno como gesto profético y acción eficaz… Ayunar es amar” (Card. Bergoglio, Mensaje de Cuaresma 2011). Como les decía en otra Cuaresma:
-         Ayuno de palabras hirientes y tener más palabras bondadosas.
-         Ayuno de egoísmo y tener más compasión por los más necesitados.
-         Ayuno de juzgar a otros y descubrir a Jesús que vive en ellos.
-         Ayuno de rupturas y construir vínculos.
-         Ayuno de venganza y buscar la reconciliación y el bien.
-         Ayuno de pesimismo y poner más confianza en Dios.
-         Ayuno de palabras vacías y escuchar más a Dios y a los hermanos.
Queridos hermanos en la Alianza, que esta cuaresma del 2014 sea una buena ocasión para renovarnos en la Alianza de Amor con Cristo y María y así seguir peregrinando y construyendo juntos, en cada lugar donde estemos, una Cultura de Alianza.
Desde el Santuario reciban un cordial saludo y bendición. ¡Feliz día de Alianza!

P. José Javier Arteaga


¡TU ALIANZA, NUESTRA MISIÓN!

martes, marzo 11, 2014

Reflexiones

Un artículo del Grupo Siempre Vida especial para reflexionar en Cuaresma      
                                    
GRUPO SIEMPRE VIDA
Año  07  - Nº  482
LA MALICIA DE LA IRONÍA

 “ Es  importante para cada uno de nosotros  abordar el tema sobre la malicia de la ironía, y sobre cómo esta conlleva en ocasiones una ofensa que atenta contra la sensibilidad de muchas personas. Estas ofensas pueden llevar al desaliento, pero también –desde una mirada esperanzadora- alentar a la paciencia y la mansedumbre, que colaboran en la comprensión y el perdón.
  Hay personas que tienen una especial habilidad para herir de palabra a sus familiares, conocidos, superiores o compañeros de trabajo. Con agudas ironías nos recuerdan un error del pasado, ponen ante nuestros ojos lo que hicimos o dejamos de hacer, denuncian nuestras actitudes, buscan la palabra y el gesto más venenoso para humillarnos.
  Al momento de la ofensa surgen sentimientos de defensa o deseos de revancha. Quisiéramos responder a la dureza con dureza, echar en cara a nuestro interlocutor los errores que también él ha cometido. Otras veces buscamos una defensa decidida, formulamos justificaciones más o menos buenas. No falta quien desea una fuga rápida: es difícil enfrentarse con quien una y otra vez nos ha humillado.
  No obstante, estas ocasiones son propicias para crecer en paciencia, humildad, comprensión y espíritu de perdón: Quizá nuestro interlocutor vive una situación difícil, y ha encontrado en mí una víctima en la que volcar sus penas. O tal vez busca mi bien, aunque le falte habilidad para decir las cosas con cariño. Es posible que no perciba mínimamente el daño que produce en mi sensibilidad: hay corazones que han perdido la capacidad de medir sus actos, con o sin culpa: dejemos el juicio a Dios.
  A quien sufre intensamente este tipo de situaciones queda la posibilidad de responder al mal con el bien, de preguntarse sinceramente para ver si no ha habido ocasiones en las que uno mismo ha caído en este tipo de actitudes agresivas hacia otros,
  Recibir una herida  puede llegar a ser, por desgracia, motivo para hundirse en el desaliento. Pero puede, si abrimos los ojos a la esperanza y descubrimos que Dios pide paciencia y mansedumbre a sus hijos, convertirse en motivo para avanzar hacia la comprensión y el perdón.
  Cada uno afronta este tipo de situaciones desde la propia libertad. Aprender a hacerlo bien nos permitirá vivir con mayor paz, llevará a una curación más rápida, aunque permanezca dentro un dolor que no acaba de apagarse. Entonces, seremos capaces de medir las palabras para dotarlas de la bondad y dulzura que quisiéramos para nosotros”.

EXTRACTADO POR: Mgtr. Mirna Fragano de Durán
AUTOR: Monseñor Luis Urbanc, obispo de Catamarca.

Recuerde que Ud. puede acceder a todos los artículos anteriores en: www.siemprevida.com.ar

 GRUPO SIEMPRE VIDA - SCHOENSTATT - CÓRDOBA
www.siemprevida.com.ar - Mail: gruposiemprevida@gmail.com
Con el apoyo de la "COMISION DE BIOETICA PADRE JOSE KENTENICH".

 Fuente:  www.siemprevida.com.ar


domingo, marzo 02, 2014

Reflexiones P. Nicolás

EL SANTUARIO DEL CORAZÓN

Padre Nicolás Schwizer
Nº 154 – 01 de marzo de 2014

El P. Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, empezó a hablar, en sus últimos años de vida, del Santuario del corazón. Y de toda la cadena de Santuarios, el más importante para él es justamente el Santuario del corazón.

¿Qué significa para el Padre el corazón como Santuario? Significa que nuestro corazón es un Santuario de la Virgen María. Ella modela y transforma nuestro corazón convirtiéndolo más y más en morada de Dios y templo de la Sma. Trinidad. Cada uno es y ha de ser Santuario vivo, habitado por el Dios Trino, consagrado y entregado a Él. Todos aprendimos esa verdad en las clases de catecismo. Todos leímos ya alguna vez en la Biblia sobre ese misterio: “¿No saben ustedes que son un templo de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?”.

Pero la pregunta es, si vivimos realmente ese misterio. Lo conocemos y, sin embargo, cuán poco unidos y vinculados estamos a ese Dios que mora en nosotros. A lo mejor buscamos a Dios afuera y resulta que está adentro nuestro. Hemos de buscarlo, por eso, mucho más en nuestro interior, en el fondo de nuestra alma.
Y después de encontrarle a Dios en nuestro corazón, la gran tarea es vincularnos a Él.

El Padre nos recomienda tres cosas para vivir esta relación con Dios:
1. Mirar con fe al Dios de mi alma: darme cuenta de su presencia y contemplarlo, mirar lo que habla y actúa en mí, aprender a hacer silencio, a detenerme de vez en cuando.

2. Hablar con el Dios que mora en mi corazón: Aprender a hablar con Él a lo largo del día, sobre mis cosas, mis preocupaciones, mis anhelos, rezarle espontáneamente, decirle jaculatorias, expresarle mi amor filial.


3. Hacer sacrificios por el Dios de mi corazón: para manifestarle mi amor maduro y hacerme solidario con el Cristo sufriente, ofrecerle con amor mi Capital de gracias, es decir, mi lucha diaria por superarme y crecer en santidad.

Explica el Padre Kentenich al respecto: “Si los hombres modernos descubriéramos de nuevo a Dios dentro de nosotros, entonces siempre nos sentiríamos tranquilos, serenos y seguros. Si descubrimos de nuevo al Señor en nuestro interior y la acción del Espíritu Santo, será de una importancia muy grande para nuestra vida espiritual y también para nuestra salud mental y física” (Mi corazón, tu Santuario, 60).

Y allí viene entonces la importancia del Santuario‑corazón. En él aprendemos a vincularnos a las personas del mundo sobrenatural: María, Cristo, Dios Padre, Espíritu Santo. En él recibimos las gracias del arraigo profundo, de la transformación interior, de la fecundidad apostólica. Y así vamos creciendo y madurando hasta convertirnos en Santuario vivo de la Virgen y de Dios.

Entre estos vínculos, el más importante es el vínculo con Dios Padre. Es el desafío principal que nos plantea el Santuario del corazón: crecer en nuestra actitud de hijos ante Él. Es decisivo no sólo para nuestra felicidad personal. De nuestra filialidad depende también nuestro éxito como apóstoles. Es la actitud de un hijo adulto que comparte responsabilidades con su Padre, que forja historia junto a Él. Es un hijo que lucha por un mundo digno del Padre, donde reinen los valores de la verdad, la justicia y el amor. Es un hijo que se siente llamado a construir la Nación de Dios Padre, forjar un reflejo de su Reino celestial en medio de nuestro mundo.

Preguntas para la reflexión

1.      ¿Somos nosotros, cada uno, Santuario vivo que irradia ese amor al Señor, ese arraigo indisoluble en el corazón de Dios?
2.      ¿Me siento un constructor de un nuevo mundo?
3.      ¿Qué propósito concreto puedo tomar para relacionarme con el Dios de mi corazón?


Si desea suscribirse, comentar el texto o dar su testimonio, escriba a: pn.reflexiones@gmail.com

sábado, marzo 01, 2014

Fechas importantes marzo 2014


05 Miércoles de Ceniza (ayuno y abstinencia)
09 Primer domingo de Cuaresma
11 El P.Kentenich es trasladado al campo de concentración de Dachau
16 Segundo domingo de Cuaresma
18 Día de Alianza
19 P. Kentenich celebra por primera vez Misa en Dachau
19 San José. Onomástico del P.Fundador

25 Anunciación del Señor
23 3º domingo de Cuaresma
30 4º  Domingo de Cuaresma