domingo, octubre 31, 2010

Fechas importantes noviembre 2010
Mes de María

“Honrar a María, es la manera más perfecta de honrar a Jesús, puesto que María es la forma de encontrar nuestro único objetivo que es Jesús”. San Luis María de Montfort

01. Solemnidad de todos los Santos
02. Conmemoración de los fieles difuntos
07. María, Medianera de todas las Gracias
08. Comienza mes de María en Argentina
09. Dedicación Basílica de Letrán
17. San Roque González
16. de noviembre de 1885. Nacimiento P.Kentenich
18. Se registra nacimiento P.Kentenich
18. Día de Alianza
18. Dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo
21. Cristo Rey. Finaliza año litúrgico
27. Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
28. 75 años de la llegada de las Hermanas de María a la Argentina
28. Comienza el Adviento

miércoles, octubre 20, 2010

Consagración Perpetua 10° Curso

Susana
Rosita Ciola
Rosa Andrada
Pamela
Nora
Irma
Hilda
Graciela
Elsa
Ana María
Ana Lucía

Desde la mañana temprano, la Mater susurraba en nuestros corazones: ¡Llegó el gran día de vuestro sí para siempre! Unidas en comunidad, entrelazando sus corazones, entregadas al Padre, sellando la Alianza de Amor Perpetua.
Nos encontramos en nuestro querido Santuario Nazaret, de Villa Ballester, donde nos esperaba la Hna. Gertrudis quien nos dijo de la importancia de este día, el regalo de Gracias que íbamos a recibir, y del compromiso que asumimos a la misión del Padre.
De rodillas ante la Mater, le rogamos su cobijamiento en este nuevo camino que comienza, como lo hizo hasta ahora, cada una fue dejando su intención y gratitud, ofreciendo todo al Capital de Gracias, ya que somos el primer curso de Villa Ballester de Federación de Madres.
Salimos emocionadas, entre risas y fotos, al encuentro de nuestros esposos que ya, impacientes, nos esperaban para partir al Santuario de Florencio Varela donde nos esperaban Inés, nuestra Jefa Territorial, y nuestra educadora Silvia Sánchez.
Llegamos muy contentas y agradeciendo a Dios Padre que algunos de nuestros maridos nos acompañaran en este día tan especial para nosotras.
Luego, reunidas en un salón del Solaz, Inés nos preguntó que sentíamos cada una. Después de responderle, les mostramos como quedó encuadernado nuestro Estilo de Vida. Fuimos preparando las ofrendas, la canasta con nuestras Novelas de Vida junto a los capitalarios, la bandeja con las medallas con los nombres, la vela del curso y una más pequeña para cada una, el cuaderno del curso y las crónicas.
Realizamos la votación de la madre de curso, Inés nos informó la forma a seguir. Hubo una primera votación pero no se llegó a la mitad mas uno, en la segunda quedaron en mayoría los nombres de Graciela y Ana María. Por este motivo, se tuvo que realizar una tercera votación, cuyo resultado -el nombre de la madre elegida- se daría conocer en la misa.
Caminamos juntas hacia el Santuario, allí nos dio la bienvenida el Padre Javier. Nos ubicamos, lentamente fuimos preparando nuestro corazones para la Santa Misa donde daríamos nuestro “Sí para siempre”. Para la celebración, habíamos elegido la lectura de las Bodas de Caná. Fue todo celestial: el arreglo del Santuario, las canciones, la ceremonia, la homilía del Padre Javier, parecía que el cielo había bajado hasta el Santuario. En medio de este clima, llegó el momento de nombrar a la madre curso; la Mater para esta nueva etapa nos regaló su don en otra hermana, Graciela Greco.
En nuestros corazones, no podíamos dejar de agradecer a nuestra querida madre saliente, Ana María, quien por tantos años nos brindó tanto amor y cobijamiento.
Terminada la ceremonia, abrieron las puertas y si algo le hubiera podido faltar a este cielo, todo fluyó al oír resonar las campanas. Con tanta emoción y gozo, nos recibieron con besos, regalos, fotos y nos invitaron a pasar a un salón con nuestros maridos, donde nos sorprendieron con un té, con delicias dulces y una riquísima torta. De pronto, llegó un grupo de Hermanas de María que con sus voces angelicales y acompañadas con guitarras, nos cantaron una hermosa canción compuesta especialmente para nosotras. La Hna. Mariela se sumó al coro para agasajarnos. ¡¡¡Cómo agradecer a todos quienes nos mimaron tanto, rezando por nosotras, enviándonos regalitos, acompañándonos con su presencia y festejándonos en nuestro gran día!!! ¡¡¡Muchísimas gracias!!!
Finalmente, luego de nuestro Sí Perpetuo, regresamos cada una a nuestros hogares (yo –como vivo en San Luis- me hospedé con Jorge, mi marido, en lo de Ana María), despidiéndonos hasta el sábado 25 en que sería la fiesta con nuestras familias. ¡Oh, sorpresa! Al llegar a casa de Ana María, nos recibieron con una fiesta íntima sus hijos, nietos e hijos políticos; cuánta emoción nos embargó por este recibimiento con comida rica, flores y alegría. Así, terminamos este día de agradecimiento profundo diciendo: “Madre, no retires nunca tu sol de nuestro cielo”
Quiero compartir con todas mis hermanas de Alianza los festejos de nuestras Bodas de Caná en la casa de Ana María, que con tanto amor nos recibió junto a su familia. Lo primero en llegar fue un gran ramo, con una flor bellísima con el nombre de cada una, un mensaje de la Sma. Virgen y un regalito incluido.
Después, comenzaron a llegar cada una con su familia, con vianditas incluidas. Besos, presentaciones, ¡¡¡cuánta algarabía!!! ¡¡¡Hasta la hermana Gertrudis vino, trayéndonos un presente a cada una y hasta una carta de Monseñor con una bendición especial para nosotras extensivas a nuestras familias!!! Así comenzamos nuestra gran fiesta, no faltó nada, buen vino, gaseosas y muchísima comida, dulce, salado y una gran torta, con nuestro símbolo, que preparó nuestra hermana Irma y fue también para festejar el cumpleaños de nuestra hermana Rosa Ciola.
En cierto momento, nuestros esposos dijeron que debíamos escucharlos. Guillermo, el marido de Susana, nos había escrito una carta en la que con mucho humor, expresaba la visión de ellos hacia nosotras y sobre todo este tiempo transcurrido. No parábamos de reírnos y aplaudirlo por sus ocurrencias, le pedimos fotocopia de la carta para todas. Luego de transcurrido un tiempo, habló Orlando -el esposo de Ana María- diciendo que como egresadas debíamos recibir un regalo. Aclaró que no era un viaje a Alemania y, en complot con su hija Mariana que las había hecho, nos entregaron a cada una, unas tocas azules que imitaban la de las hermanas, con una inscripción que decía Egresadas Consagración Perpetua y la fecha. Las recibimos con gritos de entusiasmo, nos las pusimos y nos sacamos fotos, con la alegría de todos y aplausos por las ocurrencias de nuestros esposos.
Después de soplar las velitas de la rica torta, brindis, más risas, aplausos, cafecito, llegó la hora de la despedida ¡¡¡No nos queríamos despedir!!! Queríamos seguir juntas, en familia, festejando.... pero ya era muy tarde. Fuimos, de a poco, despidiéndonos una de otras, con besos y abrazos, para que quedara sellado en nuestros corazones, en ese beso y abrazo, ese sentimiento hecho hoy realidad: el de ser hermanas para siempre.
Perdónenme lo extensivo de la crónica, pero no podía dejar de contarles tanta alegría compartida, en estos días que he vivido junto a mi curso Hija de la Divina Providencia, Instrumento de Luz.
Rosa Andrada, desde Merlo San Luis
10º Curso de Villa Ballester - Región Metropolitana

lunes, octubre 18, 2010


Carta de Alianza

Tu Alianza, nuestra misión

Queridos hermanos:

¡Feliz día de Alianza! Cada 18 de octubre celebramos la primera Alianza de Amor y con ello la fundación de la Familia de Schoenstatt. Pero éste, es un 18 de octubre muy especial: hoy comenzamos el “trienio” de preparación al gran jubileo del centenario de Schoenstatt, tres años hasta el 2014, año del centenario de la primera Alianza de Amor.

Al igual que los primeros jóvenes, hoy comenzamos con el Padre Kentenich esta gran peregrinación hacia el año 2014. Queremos hacer propio el gran anhelo del Padre y Fundador cuando les decía a los jóvenes aquel 18 de octubre de 1914: “Me parece que puedo manifestarles una secreta idea predilecta. San Pedro, después de haber contemplado la gloria de Dios en el Tabor, exclamó arrebatado: "¡Qué bien estamos aquí! ¡Hagamos aquí tres tiendas!". Una y otra vez vienen a mi mente estas palabras y me he preguntado ya muy a menudo: ¿Acaso no sería posible que la Capillita de nuestra Congregación al mismo tiempo llegue a ser nuestro Tabor, donde se manifieste la gloria de María?... Sospecharán lo que pretendo: quisiera convertir este lugar en un lugar de peregrinación, en un lugar de gracia…Todos los que acudan acá para orar deben experimentar la gloria de María y confesar: ¡Qué bien estamos aquí! ¡Establezcamos aquí nuestra tienda! ¡Éste es nuestro rincón predilecto!”.

Así como el Padre y Fundador estuvo al principio de Schoenstatt como instrumento del Señor para guiar a sus hijos por el camino de la Alianza de Amor con María, hoy nosotros nos unimos a él, recogemos agradecidos los frutos de estos cien años de Alianza y seguimos anunciándola al mundo con la misma pasión y entrega. ¡Padre, tu Alianza nuestra misión!

Como en aquel 18 de octubre de 1914, hoy la Santísima Virgen nos vuelve a decir: “Tráiganme con frecuencia contribuciones al Capital de Gracias. Adquieran muchos méritos por medio del fiel y fidelísimo cumplimiento del deber y por una intensa vida de oración, y pónganlos a mi disposición. Entonces con gusto me estableceré en medio de ustedes y distribuiré abundantes dones y gracias. Entonces atraeré desde aquí los corazones jóvenes hacia mí, y los educaré como instrumentos aptos en mi mano”.

Efectivamente, la Sma. Virgen tomó posesión de Schoenstatt, transformó la Capillita en su Santuario, atrajo a lo largo de estos casi cien años innumerables corazones jóvenes, los transformó y los envió como apóstoles de Cristo en medio del mundo. Son las gracias que brotan de Su Santuario. Así lo grafica el nuevo “logo” que encabeza esta carta. Por eso, en este tiempo de preparación al 2014, queremos agradecer por tanta fidelidad y generosidad de la Sma. Virgen comprometiéndonos con entregas al Capital de Gracias que son regalos de amor a María. “Pruébenme primero por hechos que me aman realmente y que se toman en serio su propósito. Ahora tienen para ello la mejor oportunidad”. La realidad de nuestro país y nuestra vida cotidiana es la gran oportunidad que nos pone la Providencia para manifestar con hechos nuestro seguimiento a Cristo, nuestro amor a María y la vida nueva en la Alianza de Amor. Queremos vivir en Alianza con María, y que esta Alianza se nos haga carne, pensamiento y vida: en solidaridad con los que nos necesitan; siendo humildes para pedir perdón y perdonar a los que nos ofenden; dialogando y buscando juntos las respuestas que necesitamos. Queremos vivir y plasmar una cultura de Alianza en todos los ámbitos de nuestra vida, especialmente en el matrimonio y en la familia, en la juventud, en la educación, en servicio a nuestra Iglesia diocesana y en la gestación de un nuevo orden social. Una cultura de Alianza como fruto maduro de nuestra Alianza de Amor con nuestra Madre. Nos dice el Padre Kentenich en el acta de Fundación: “Un pensamiento audaz, casi demasiado audaz para el público, pero no demasiado audaz para ustedes. ¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño e insignificante el origen de lo grande, de lo más grande! ¿Por qué no podría suceder también lo mismo con nosotros?”.

¡Claro que es un pensamiento audaz y también posible! Estoy seguro de que el Padre Fundador está feliz al ver tantas personas que viven radicalmente su Alianza con María en fidelidad y entrega generosa. Así van plasmando día a día la cultura de la Alianza. Un ejemplo concreto, entre muchos, es lo que hace un grupo de jóvenes de La Plata y City Bell. Inspirados por el amor a María y a la Patria, y preocupados por la realidad, hace unos años decidieron comenzar un proyecto llamado “Patria nueva”. Se trata de un proyecto por el que trabajan todo el año para la actividad que se lleva a cabo cada 22 de septiembre. No es una simple actividad, es la culminación de un proceso de planeamiento y formación con jóvenes universitarios y de colegios secundarios. Este año se puso como objetivo "renovar" el colegio 33/34 de City Bell. Para lograr eso se hicieron talleres de liderazgo en 5 colegios; 3 jornadas de trabajo junto a los jóvenes para que la escuela quede como nueva; una campaña publicitaria con la frase "¿Qué harías por unir a tu país?" con afiches en micros y paradas de micro, publicidades en diarios de la ciudad, stands en plazas y con el apoyo de los clubes de fútbol de la ciudad, quienes participaron de un spot y salieron a la cancha con la camiseta de la campaña. ¿Qué pasó en concreto el 22 de septiembre? 500 jóvenes trabajaron todo el día para terminar el proceso de "renovación" del colegio. Ese día pintaron 1500 metros cuadrados de paredes, 250 bancos, 500 sillas y 50 ventanas usando, entre otras cosas, 300 litros de pintura. Más allá de la renovación material que se hizo, hay 2 mensajes de fondo que se transmitieron con esta actividad:
- Unión. Se unieron jóvenes de colegios privados y públicos (con realidades muy distintas y prejuicios muy fuertes entre unos y otros) para trabajar juntos por un objetivo. Además se unieron a ellos directivos, empresas, deportistas, políticos y medios de comunicación de la ciudad.
- Se renovó y refundó el espíritu del colegio. El cambio más fuerte no fue ver las paredes pintadas con los colores de nuestra bandera, sino ver a los jóvenes y directivos con el corazón pintado de celeste y blanco, encendidos por haber renovado con sus manos su colegio y con ganas de que este colegio nuevo sea una semilla más para una Patria Nueva.

Este proyecto hecho realidad, como tantos otros en todo el país, es fruto de corazones que viven encendidos en la Alianza. Entrega confiada a María y entrega generosa en amor al hermano es la clave de la Alianza de Amor, que vivida como misión cada día se hace cultura de vida que renueva la vida.

Queridos hermanos, en este 18 de octubre pidamos a la Sma. Virgen que nos renueve en la Alianza de Amor y en la audacia apostólica para ser protagonistas de una Argentina nueva con rostro de familia, de una Patria para todos. ¡Caminemos juntos hacia el 2014!

¡Feliz día de Alianza!

Desde el Santuario reciban un cordial saludo y bendición.

P. José Javier Arteaga

sábado, octubre 16, 2010

El espíritu de la alianza matrimonial

Padre Nicolás Schwizer

¿Cuál es el Espíritu de la Alianza matrimonial? Un donarse y un pertenecerse.

Un donarse
La Alianza matrimonial es una entrega, una donación. No es un pedir, en primer lugar, sino un darse. Y este es el primer sentido de la Alianza matrimonial: yo me doy, como marido, como esposa y recibo como respuesta la donación de mi cónyuge. En relación con la Virgen María es una entrega filial; en la vida matrimonial es una entrega esponsalicia.

Esta entrega esponsalicia es una superación radical del egoísmo. Amar es vivir centrado en el TÚ y no en el yo. Si uno dice: “yo te quiero”, puede significar dos cosas distintas. Si hay verdadero amor significa: “yo te quiero para hacerte feliz”. De lo contrario significa: “yo te quiero para que me hagas feliz “.

Amar con autenticidad no es renunciar a la propia felicidad, sino descubrir que mi felicidad más grande es vivir para hacer feliz al otro. Es la felicidad de Dios: Dios es feliz porque está siempre dándose, a las otras personas de la Trinidad y a nosotros.

Y el hombre está llamado a encontrar una felicidad semejante a la de Dios, y que es la felicidad de darse y regalarse a los demás.
Amar es estar siempre para el tú, sólo para el tú.

Un pertenecerse (consagrarse)

En la Alianza matrimonial se nos pide una entrega total, no una entrega parcial. Es una entrega de toda la persona y para siempre.

Y este espíritu debe animarnos matrimonial: una entrega total y permanente. Y esto crea en nosotros una conciencia de pertenencia y de consagración.

Nuestra vida está consagrada a alguien y desde ese momento ya no puede haber soledad. Esa conciencia de consagración, de que yo no me pertenezco, sino que le pertenezco a otra persona, eso es lo que nos pide nuestra alianza matrimonial: pertenezco al cónyuge, ahora y para siempre.

No solamente queremos caminar juntos, compartir toda la vida, hacernos responsables el uno por al otro, sino que hay también un derecho mutuo. El otro tiene derecho a mi amor, mi apoyo, mi tiempo, tiene derecho a que yo luche por alcanzar su realización personal, su felicidad, su santidad.

Esa conciencia de consagración que nos da la alianza matrimonial, debería ser tan fuerte como la que tiene un sacerdote o una religiosa que se han consagrado a Dios. Y lo mismo que el sacerdote o la persona consagrada usa un distintivo externo - un hábito, una cruz - que recuerda este carácter de pertenencia a alguien, así también los esposos tienen ese distintivo.

Este es el sentido, de nuestro anillo de casamiento, nuestro anillo matrimonial, nuestra “alianza”. No es un adorno, sino el símbolo de una pertenencia, de una consagración.

La persona que lleva anillo da a conocer su carácter de comprometido, de aliado, no sólo ante el cónyuge, sino también ante los demás. Que importantes son los símbolos y que gran significado tiene este anillo: nos recuerda el amor, la presencia, la fidelidad del cónyuge en cada circunstancia.

Y lo que se renueva se vuelve a revivir. De allí la importancia de renovar a menudo nuestra alianza de amor matrimonial. Hay matrimonios que lo hacen todos los meses.

Preguntas para la reflexión
1. ¿Busco hacer feliz al otro?
2. ¿Soy consciente que estoy consagrado a mi cónyuge?
3. ¿Uso, siempre, mi anillo de bodas?

Si desea suscribirse, comentar el texto o dar su testimonio, escriba a: pn.reflexiones@gmail.com
CARTA EN PREPARACION AL TRIENIOLa Plata, octubre 14 de 2010
Querida Madres Federadas:

En pocos días, el lunes 18, se dará comienzo al trienio en preparación al 2014.
El 18 de octubre del año 2007 el P. Heinrich desde la Presidencia Internacional de Schoenstatt en las primeras reflexiones sobre la celebración del año 2014 ante la pregunta ¿Qué celebramos? Nos decía “Celebramos el acontecimiento central de la fundación de Schoenstatt. Agradecemos por la irrupción de lo divino y el paso en la fe que diera el P. Kentenich al sellar la Alianza, el 18 de octubre de 1914. De ese modo la capilla del cementerio en Schoenstatt se convirtió en lugar de alianza, en fuente y centro de la Familia de Schoenstatt. Celebramos la Alianza de Amor con la Sma. Virgen en el Santuario, el hogar maternal que ella nos ofrece allí, su actividad de educadora y la fecundidad apostólica. Celebramos los 100 años del acontecimiento de la Alianza y su despliegue en nuestra espiritualidad y en el surgimiento de muchas comunidades. Agradecemos por la expansión de nuestro Movimiento Apostólico en muchos países, obras e iniciativas. Celebramos la renovación de esta Alianza y pedimos coraje y fuerza para un resurgimiento misionero en el milenio que ha comenzado”.
Históricamente, la Alianza de Amor, se selló el 18 de octubre de 1914. Ese día el P. Kentenich, nuestro padre y fundador, pronunció una conferencia que conocemos como Acta de Fundación. Respecto a ella el P. Kentenich nos dice “El acto fundacional no se da aislado de la realidad circundante… Es el fruto y efecto de las fuerzas vitales que estaban operantes ya en la prehistoria: pero es también al mismo tiempo, fuente y origen de una corriente de vida que fluye con ímpetu hacia la historia posterior…” El espíritu del Acta de Fundación es la Alianza de Amor que la Mater ha sellado en Schoenstatt y que con su obrar la Madre de Dios se ha unido a cada una de nosotras. Esta Alianza nos conduce a la Alianza de Amor con el Padre celestial. Nuestro Padre y Fundador tomó en serio la invitación de Dios y libremente aceptó sellar la Alianza. Dios nos invita a vivir en Alianza con ÉL, Él nos ha elegido a cada una.
Seamos fieles a la herencia y misión, con confianza filial renovemos nuestro Alianza de Amor, con un sí libre y magnánimo al querer de Dios Padre.

Les adjunto una publicación de la página de Schoenstatt, seguramente algunas ya la tengan o han leído pero me parece clara y oportuna para profundizar nuestra preparación al 18 de octubre. Que el lunes 18 cada una en su Santuario renueve su Alianza de Amor y se comprometa a vivirla con fuerza misionera.

Un fuerte abrazo y un anticipado feliz día de Alianza!

Matilde C. Di Battista de Giménez
Jefa Territorial

El Trienio de preparación al 2014
En la Conferencia 2014, llevada a cabo en febrero de 2009, se decidió "establecer un Trienio cuyo contenido debe encauzar las ya mencionadas corrientes de vida en la Familia Internacional" (Mensaje 2014).

En la jornada de expertos, que tuvo lugar en mayo de 2010, se trabajó en la configuración de elementos de este Trienio como un tiempo de "preparación" interior y exterior.

Corrientes de vidaEl proceso interno de esta preparación nos pide cultivar las corrientes vivas en la Familia de Schoenstatt en todo el mundo, que actúan de forma identificable como factor de unión: el Padre y su carisma, el Santuario, el impulso misionero y el crecimiento en la unidad.
- A través de la vinculación a nuestro Padre y su carisma,
- a través de la vinculación al Santuario en todas sus dimensiones y
-a través de la fidelidad a nuestra misión con su fuerza e impulso misionero,
- crecerá la anhelada unidad.

Cultura de AlianzaEl proceso externo es el desarrollo de una Cultura de Alianza en el camino hacia el Jubileo 2014: abierta a los signos de los tiempos, internacional, vinculada e interconectada, misionera en los cinco campos: matrimonio y familia, juventud, pedagogía, Iglesia y sociedad. Así, nuestra Familia internacional y misionera, vinculada e interconectada, y una Cultura de Alianza, serán nuestro regalo de Alianza para el Jubileo 2014.

Durante el Trienio podemos desarrollar juntos la Cultura de Alianza, particularmente a través de nuestros proyectos apostólicos. La Cultura de Alianza es nuestra forma original de expresar nuestro estilo de vida y de trabajo: nuestra vinculación a Dios, a las personas, a la naturaleza y la cultura, a la Iglesia y al mundo, siempre basado en la Alianza de Amor.

Acentuaciones en los años de preparación
Como Familia Internacional de Schoenstatt viviremos juntos el Trienio como:
- Año de la corriente del Padre (18.10.2010 - 18.10.2011),
- Año de la corriente del Santuario (18.10.2011 - 18.10.2012),
- Año de la corriente misionera (18.10.2012 - 18.10.2013).
- El año 2014 (18.10.2013 - 18.10.2014) es nuestro año de gracia y año jubilar. Será el año de nuestra Alianza de Amor.

Ahora la Santísima Virgen puede cantar el Magnificat con su Familia del Padre para comenzar un nuevo siglo.

Apertura del Trienio: 18.10.2010
La apertura de este Trienio destaca dos puntos: el primero en el Santuario Original (en la víspera, el 17 de octubre de 2010), y el segundo en todos los Santuarios alrededor del mundo - cada Santuario filial, cada ermita, cada capilla, cada santuario hogar, santuario del trabajo, santuario corazón (18 de octubre 2010).

En el Santuario Original: En la víspera del 18 de octubre, representantes de todo el mundo presentes en Schoenstatt, Alemania, peregrinarán al Santuario Original desde la Tumba del Padre Kentenich, donde abrirán oficialmente la Peregrinación 2014. Con palabras de Isaías sobre Jerusalén podemos decir sobre el Santuario Original: «Caminarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta los ojos a tu alrededor y contempla: todos se reúnen y vienen a ti: tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son traídas en brazos. Y tus puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni de día ni de noche, para recibir las riquezas de las naciones que te traerán sus mismos reyes» (Is. 60, 3-5,11).

En todos los Santuarios: En todo el mundo iniciaremos el 18 de octubre de 2010 nuestra Peregrinación 2014, que nos llevará juntos al Santuario Original el 18 de octubre de 2014.

Juntos daremos los primeros pasos hacia el Santuario Original: Nada sin Ti - Nada sin Nosotros.

viernes, octubre 15, 2010

Arraigados en Cristo

“La seguridad del péndulo”
13 Octubre 2010 - P. Carlos Padilla Esteban

“ARRAIGADOS Y EDIFICADOS EN CRISTO, FIRMES EN LA FE”

COMENZAMOS ESTE CICLO DE CHARLAS EN LAS QUE PRETENDEMOS ADENTRARNOS EN LOS MISTERIOS DE NUESTRA ESPIRITUALIDAD.

A lo largo de este curso queremos beber de las fuentes de nuestro Santuario. La espiritualidad de Schoenstatt surge de la Alianza de Amor con María en el Santuario. Ella educa hombres nuevos que, con su vida, forman comunidades llamadas a la santidad. El Santuario es una verdadera escuela de santidad.

Cuando nos proponemos profundizar en nuestro propio carisma es con la intención de regalar el tesoro que llevamos en vasijas de barro. Queremos dar a conocer la fuente que sacia nuestra sed y nos acerca más a Dios y a María. Hemos escogido el lema de la JMJ del 2011 para acceder, desde esta realidad, a nuestra espiritualidad. Hoy vamos a centrarnos en el primer aspecto del lema: Arraigados en Cristo.

Hace poco leía las declaraciones de una famosa actriz francesa, Catherine Deneuve
: "Creo que quiero evadirme siempre porque me aterra pensar en el futuro. Por ahora me basta sentirme mucho más joven que mi edad. Espero que el tiempo me dé un poco de sabiduría para aprender por fin a vivir"1. Me da qué pensar una declaración que refleja ese miedo ante el futuro que vive el hombre de hoy. ¡Cuánto cuesta aceptar la propia realidad! ¡Cuánto nos cuesta enfrentar el futuro con su incertidumbre! Hace poco escuchaba que la gran revolución de nuestra época no es otra que la esperanza de vida. Hoy en día la esperanza de vida es de unos de 80 años, a finales del siglo XX era de 78, y a finales del XIX en cambio de sólo unos 48. En el año 1800 podías esperar vivir unos 37 años de promedio, mientras que en el año 1400 llegar sólo a los 30 años era la media. Y así seguimos bajando. Es normal en nuestra actualidad que una persona llegue en buen estado a los 80 años. Todo esto supone un cambio en el alma. La vida es larga, no eterna, pero sí muy larga. Entonces, como es normal, surgen con fuerza los miedos.

Una fidelidad que dure 50 ó 60 años es una gran fidelidad. Tal vez antes, cuando vivíamos menos, era más fácil la fidelidad. Además, el miedo a dejar de vivir es fuerte. ¿Cómo se aprende a vivir para estar preparado para la muerte? La sabiduría de la que habla la actriz francesa es la sabiduría que todos queremos. Una sabiduría que nos enseñe a aceptar lo que no podemos cambiar; a luchar por mejorar lo que puede mejorar en nuestra vida sin perder la esperanza; y a disfrutar del presente, sin angustiarnos por el pasado que no podemos cambiar y sin temer el futuro que no podemos controlar. Ante esta vida que se nos presenta larga, a veces demasiado larga, es necesario aprender a vivir.

Muchas personas, cuando llegan al Santuario, suelen exclamar llenos de fe: “¡Qué bien se está aquí! Dan ganas de quedarse todo el día”. Realmente el Santuario, pequeño y acogedor, es un lugar especial para rezar y descansar en Dios. Allí María reina, está presente y nos regala sus gracias. Ella nos espera en el interior del Santuario dispuesta a adentrarnos en el corazón de Dios. Allí uno se relaja y reposa. Cuando decimos que la primera gracia del Santuario es el cobijamiento, muchos contestan con alegría: “Claro, ya lo decía yo, es una gracia que uno experimenta desde el comienzo”. Sin embargo, yo trataría de hacer una distinción. Es cierto que, cuando nos sentamos en el Santuario, más aún, cuando estamos solos en su interior, experimentamos el cobijamiento de Dios; dejamos en sus manos lo que nos pesa y ata y salimos renovados. Se podría decir que es el primer efecto de la gracia del cobijamiento que María nos concede. Vamos corriendo de un lado a otro y necesitamos descansar en un lugar. El Santuario nos cobija siempre que llegamos con nuestras prisas y preocupaciones. De todas formas, hay un segundo efecto que es la verdadera gracia del cobijamiento. El P. Kentenich habla de la “seguridad del péndulo”: “La seguridad propia del hombre es siempre la seguridad del péndulo. En la parte inferior, el péndulo está siempre inseguro: con cada soplo del viento puede ser puesto en movimiento. Parecido es lo que sucede a menudo con la seguridad del ser humano en la tierra. ¿Dónde tiene el péndulo su seguridad? Arriba, en la alcayata. Semejante es lo que sucede con el ser humano. Sólo tiene seguridad en Dios”2. Es la seguridad que nos da Dios, aunque la vida nos haga tambalearnos y perder el rumbo. Cuando descansamos en el Santuario, recibimos la verdadera gracia del cobijamiento, que consiste en entender que "el Padre tiene en sus manos el timón, aunque yo no sepa el destino ni la ruta”3. Es la certeza que nos concede una verdadera sabiduría para la vida, para enfrentar las dificultades y permanecer fieles en la lucha de cada día. Es necesario cuidar la gracia que nos hace vivir una auténtica “confianza filial”. Trataré de profundizar a lo largo de esta charla en el misterio de esa sabiduría propia de los hijos de Dios.

COMENTA BENEDICTO XVI EN SU CARTA: “"ARRAIGADO" EVOCA EL ÁRBOL Y LAS RAÍCES QUE LO ALIMENTAN”. En un mundo que necesita echar raíces porque vive desarraigado: “En cada época, también en nuestros días, numerosos jóvenes sienten el profundo deseo de que las relaciones interpersonales se vivan en la verdad y la solidaridad. Muchos manifiestan la aspiración de construir relaciones auténticas de amistad, de conocer el verdadero amor, de fundar una familia unida, de adquirir una estabilidad personal y una seguridad real, que puedan garantizar un futuro sereno y feliz”. En este mundo sin raíces queremos dar respuesta al anhelo más profundo del corazón: vivir arraigados. Porque el corazón no se conforma con lo cotidiano, con las seguridades del mundo que no colman el corazón: “Desear algo más que la cotidianidad regular de un empleo seguro y sentir el anhelo de lo que es realmente grande forma parte del ser joven. ¿Se trata sólo de un sueño vacío que se desvanece cuando uno se hace adulto? No, el hombre en verdad está creado para lo que es grande, para el infinito. Cualquier otra cosa es insuficiente. San Agustín tenía razón: nuestro corazón está inquieto, hasta que no descansa en Ti. El deseo de la vida más grande es un signo de que Él nos ha creado, de que llevamos su "huella".

La belleza en sí misma es lo que busca el corazón joven, lo que anhela nuestra vida que no quiere vivir en la mediocridad: “Al pensar en mis años de entonces, sencillamente, no queríamos perdernos en la mediocridad de la vida aburguesada. Queríamos lo que era grande, nuevo. Queríamos encontrar la vida misma en su inmensidad y belleza”. No queremos conformarnos. Queremos aspirar a vivir vínculos verdaderos, a amar de verdad y con todo el alma. Es de resaltar lo que se ha vivido en Chile durante estos días con el rescate de los 33 mineros. Llevaban casi 70 días bajo tierra. Han sobrevivido juntos. Han experimentado una razón para esperar, para no desesperar en la oscuridad. En esas circunstancias tan hostiles, el amor de los suyos y la fe en un Dios que puede salvar, han sostenido sus vidas. Sin ese amor que nos eleva es imposible creer que alguien pueda convivir y sobrevivir de esa forma bajo tierra. Ha sido un ejemplo de cómo el amor puede dar fuerzas para la vida, para luchar contra toda esperanza.

EL PAPA NOS RECUERDA QUE LAS RAÍCES SON LO MÁS IMPORTANTE EN NUESTRA VIDA: “La primera imagen es la del árbol, firmemente plantado en el suelo por medio de las raíces, que le dan estabilidad y alimento. Sin las raíces, sería llevado por el viento, y moriría. ¿Cuáles son nuestras raíces?” y nos invita a construir sobre roca firme nuestra propia casa: “Queridos amigos, construid vuestra casa sobre roca, como el hombre que "cavó y ahondó”. En la película “La casa de mi vida” el protagonista quiere construir bien la casa de su vida cuando se enfrenta a la enfermedad. Siente que hasta ese momento no ha construido bien. Tiene que volver a empezar y decide asentar cimientos firmes. Por eso, al final de la película, le dice a su hijo: “Si fueses una casa, Sam, aquí es donde querrías que te construyesen: sobre la roca, mirando el mar, escuchando, escuchando”. Cuando nos enfrentamos con la debilidad de la enfermedad, cuando flaqueamos y tememos por nuestra vida, miramos en silencio el mar y queremos que la roca sea el fundamento de nuestra vida. Queremos que nuestra vida haya merecido la pena. ¿Sobre qué hemos asentado la casa de nuestra vida? Damos mucha importancia a nuestra formación cultural. Queremos que nuestros hijos sepan muchos idiomas. Nos apasionan los másteres y todos los cursos que puedan engrosar nuestro currículum. Sin embargo, las raíces crecen en la superficie y la firmeza de la casa no es tanta como la que necesitamos. No nos conocemos, no sabemos quiénes somos y lo que Dios quiere de nosotros. ¿Dónde están puestos nuestros cimientos? ¿Sobre qué pilares construimos?

EL PAPA NOS INVITA A VIVIR ARRAIGADOS EN CRISTO
: "El encuentro con el Hijo de Dios proporciona un dinamismo nuevo a toda la existencia. Cuando comenzamos a tener una relación personal con Él, Cristo nos revela nuestra identidad y, con su amistad, la vida crece y se realiza en plenitud”. Cristo le da sentido a nuestra vida. Hay veces que cargamos con un saco de verdades en las que creemos. Pasa el tiempo y surgen las dudas. Ante la duda, vemos que esas verdades en las que creímos en algún momento con muchas fuerzas, empiezan a caer. Sacamos del saco verdades, una tras otra, y vamos encontrando que ya no tenemos tanta fe. El saco de dogmas se va quedando vacío. Pensamos entonces que cualquier religión nos vale y hacemos nuestro propio saco de verdades, porque, al fin y al cabo, en algo hay que creer y hay que llenar de nuevo el saco. Así procedemos tantas veces, por eso es tan frágil nuestra fe y nuestra vida. Nuestros cimientos son muy débiles porque están asentados sobre dogmas que no nos enamoran ni convencen. Hemos reducido a Cristo a un conjunto de verdades dogmáticas, pero a Él no le conocemos. No conocemos a Dios, no sabemos cuál es su rostro. En nuestra vida hemos experimentado el amor de una madre o de un padre. Los amábamos y por eso creíamos lo que nos decían. Cuando crecimos empezamos a cuestionar sus principios y normas, pero no nos alejamos de las personas que nos dieron la vida, porque las amábamos. Aunque nuestras ideas fueran diferentes, aunque no creyéramos tanto como cuando éramos niños. El problema con Cristo es que hemos separado la persona de Cristo de los dogmas y creencias unidos a Él. No le amamos a Él y, por eso, tampoco amamos las creencias que hemos recibido. De esta forma perdemos el saco de verdades en los que creíamos, pero a Cristo ya lo habíamos perdido mucho antes, porque no lo habíamos amado con todo el corazón. Si no conocemos de verdad a Cristo, es imposible que lo lleguemos a querer.

NUESTRA ESPIRITUALIDAD, QUE SURGE DEL SANTUARIO, NOS INVITA A VIVIR COBIJADOS EN EL CORAZÓN DE MARÍA: “Si nos vinculamos a María, Ella conducirá ese amor a Dios. ¿Qué ocurre en un hogar familiar? Es normal que el niño ame en primer lugar a su madre. ¿Acaso no es normal que la madre asuma como su tarea más importante vincular al padre al amor del hijo? Ésta es exactamente la misión de María en relación con Dios”4. María experimentó a un Padre todopoderoso, bueno y siempre fiel. Su canto del magníficat es un reflejo de lo que fue su vida. El P. Kentenich decía: “Cuidado, María no es lo más importante, lo más importante es Cristo. ¿Entienden? Pero cuanto más me daba cuenta del poder de María en el orden objetivo, especialmente en el orden de la educación, más claramente veía que el amor a María no es una oposición, no es un desvío, sino el camino más directo y claro”5. María es el camino más directo a su Hijo y al corazón del Dios Trino. Muchas personas viven con dificultad su relación con María. A veces ven en Ella incluso un obstáculo en su camino hacia Dios. Dios soñó a María. Dios la escogió y la colocó en nuestro camino de santidad. No podemos prescindir de Ella, es el camino mismo hacia Dios. El otro día me decía una persona: “Yo quiero ser santa y sé que todos los santos han tenido un profundo y cálido amor a María. Yo quiero crecer en mi amor a María”. Estas palabras me hicieron pensar. Hay muchas personas que no tienen ese amor a María. No conocen el Santuario y no saben su poder transformador. La Alianza es la escuela que Dios nos regala para cultivar un profundo amor a nuestra Madre. María logra que, en Ella, nos hagamos hombres nuevos, hombres arraigados, hombres capaces de vivir arraigados en otros corazones, en el corazón de Dios, en lugares santos, en ideales altos. María en el Santuario logra que el hombre sin vínculos, salga transformado en un hombre verdaderamente arraigado. Es un camino largo de crecimiento. Un camino de autoeducación en manos de nuestra Madre. Al comenzar es necesario preguntarnos si somos hombres arraigados o desarraigados. Queremos ver la calidad de nuestros vínculos. Vamos paso a paso:

A. ARRAIGADOS EN OTROS CORAZONES. Sabemos que la vida sólo tiene sentido si nos sabemos cobijados en el amor de Cristo: “Para que el amor crezca en mí tengo que creerme y sentirme amado. Rastreando las misericordias de Dios en mi propia vida; y, en particular, asumiendo los caminos de dolor como caminos de misericordia”6. Necesitamos, para lograrlo, amar con el corazón a aquellos que Dios nos regala. Nos dice el Papa: "Apoyaos, en cambio, en la fe de vuestros seres queridos, en la fe de la Iglesia, y agradeced al Señor el haberla recibido y haberla hecho vuestra”. Heredamos la fe de nuestros padres, de nuestra familia; amigos y conocidos nos transmiten un testimonio vivo de fe. Necesitamos tener vínculos sanos, vínculos que nos arraiguen en otros corazones y nos lleven al corazón de Dios.

Hemos nacido para el amor y sólo amando podemos ser fieles al sueño de Dios para nuestra vida. Los vínculos humanos no son tan fáciles. Las personas cambian, los tiempos y las necesidades también. ¿Cómo son nuestros vínculos? En la sociedad actual hay mucha soledad. Muchas personas viven solas. Las viviendas individuales abundan por todas partes. El Padre quiso desde un comienzo que Schoenstatt fuera una familia.

Decía el P. Kentenich: “¡Cuántas deformaciones hay en el tiempo actual, cuántos católicos hay exageradamente espirituales! El hombre excesivamente espiritual se hunde mañana o pasado mañana en la más baja sensualidad”7. El hombre desarraigado no logra una sana vinculación con el mundo sobrenatural.

Esto quiere decir que algo esencial en nuestra pedagogía son los vínculos personales. Estamos hablando de vínculos fraternos, filiales y paternales o maternales. ¿En cuáles tenemos que crecer? Decía el Padre: “En la educación debemos generar una disposición gozosa a establecer vínculos”8. Debemos aprender y enseñar el arte de vincularnos a las personas.

Muchas veces creamos barreras. Por miedo a comprometernos, por miedo a que nos hagan daño. Decía el Dr. Jorge Carvajal: "Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son por amor. Pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una variedad del apego. Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad”. Los vínculos verdaderos sanan el alma del que ama y del que es amado. Nos liberan de las ataduras y nos conducen a la más plena libertad. Pero tendemos a crear vínculos que no son tan sanos y libres. Por eso la primera pregunta toca esos vínculos naturales con las personas que Dios ha puesto en nuestro camino como un puente hacia Dios. Decía el P. Kentenich: “Si no vuelven a estrecharse de forma más delicada, dichosa e íntima lazos del alma con lazos del alma, la incapacidad de contacto que se dará mañana y pasado mañana será clamorosa”9. Queremos cuidar los vínculos personales que Dios nos regala. No podemos vivir con miedo a vincularnos. Decía el Padre: “Que nos hayamos regalado a Dios se entiende, pero que nos entreguemos el uno al otro, esto no lo comprende el pensar mecanicista actual que siempre separa la Causa Primera de las causas segundas. Nuestros principios son originalmente sanos y por eso los practicamos. Y aunque todo el mundo se resistiera a ellos, nosotros nos mantenemos fieles y los afirmamos. Estas cosas deben ser luchadas. Así como en los tiempos de San Francisco fue atacada la corriente de pobreza y él debió luchar por ella, así sucede en la actualidad con la idea del organismo de vinculaciones"10. Nos da miedo ser infieles a los vínculos que comenzamos, o tememos que nuevos vínculos nos hagan ser infieles a los anteriores. No acabamos de conocernos y tememos ese mundo interior convulso, lleno de afectos desordenados. El miedo al compromiso nos esclaviza y hace que nuestra vida se espiritualice de forma exagerada. No podemos reprimir los afectos, tenemos que trabajarlos y sanarlos, es necesario conducirlos siempre a lo más alto. Anhelamos tener un mundo interior de afectos armónico y en paz. Comenta el P. Kentenich: “Hay algunas personas que se aferran hoy en día a las formas, porque no logran vincularse sanamente a una persona”11. ¿Cómo nos vinculamos nosotros? ¿Cuáles son nuestros miedos y debilidades en este campo?

B. ARRAIGADOS EN LUGARES. Es necesario acostumbrarse a echar raíces en lugares. Decía el P. Kentenich: “La vida moderna con su vagabundismo deja a menudo al ser humano sin la más mínima posibilidad de arraigarse en un lugar”12. Nuestro hogar es la principal de nuestras vinculaciones. Necesitamos una casa en la que echar raíces. La vinculación a un lugar tranquiliza el alma. Sin embargo, hoy muchas personas viven sin hogar. Cuando el hombre ha perdido la referencia a un lugar y a una historia pierde algo esencial. Los lugares evocan encuentros y presencias. Nos hablan de una historia cimentada en un escenario muy concreto. Es fundamental vivir con intensidad esta vinculación a los lugares porque así podemos echar raíces verdaderas. Pero, además, la fe tiene que estar sujeta a lugares muy concretos. Por eso es importante ir a misa a un mismo lugar y no cambiar de iglesia cada semana. Por eso es muy sana la presencia de los santuarios hogares. En ellos descansa el alma de una familia. Allí sus hijos empiezan a hablar con Dios. Allí descansan y echan raíces con el mundo de Dios. Las rutinas, los hábitos, las costumbres ayudan a vincularnos a lugares, que se van llenando de historia, que van dejando que nuestro corazón eche sus raíces y descanse allí.

C. ARRAIGADOS EN IDEALES. Los ideales son importantes para nuestro crecimiento. Si no soñamos, si nos quitan las ganas de soñar, nos secamos. Es fundamental mirar con alegría esos ideales que todavía no poseemos, pero que ya están en forma de semilla en el nuestro interior. Al pensar en ellos, el corazón se alegra y vibra. Son ideales que deben estar en nosotros y no fuera. Son realizables porque toman como punto de partida nuestra propia vida, nuestra naturaleza con sus defectos y virtudes. El P. Kentenich señala: “Podemos entregarnos a una elucubración mental, podemos arrastrar toda nuestra naturaleza entera a ideas artificiales que nos impidan desplegar nuestro propio yo”13. Por eso señala que se trata de una “pedagogía de la identidad”: “En lugar de Ideal personal pueden decir: Forma de vida o núcleo de la personalidad que ha crecido de forma originariamente personal”14. Y son ideales que se mantienen vivos en el corazón a lo largo de toda la vida.

El P. Kentenich por eso nos recuerda lo esencial: “Nosotros, los que ya somos mayores, nos entusiasmamos por ellos (los ideales), justamente a raíz de que hemos experimentado dolorosamente nuestros límites y debilidades en la seria lucha de la vida”15. Y continúa: “Los ideales son ideas. Mientras sólo sean ideas pensadas, el poder que anida en ellas permanece inoperante aun cuando se las piense con el mayor entusiasmo y con la convicción más firme. Su poder sólo actuará cuando se una a ellas el modo de ser de un hombre acrisolado”16. Para ello imploramos la fuerza de la gracia que puede realizar en nuestros corazones el ideal al que somos llamados. Los ideales sacan lo mejor que hay en nosotros. Así como hay personas que sacan lo peor de nosotros, hay también vínculos que sacan lo mejor. María logra sacar lo mejor. Dios sabe que nos ha creado para algo muy grande y sufre cuando nos arrastramos por la vida. Somos hijos de un rey y vivimos como mendigos. Es necesario reavivar nuestros ideales. Los colocamos ante nuestros ojos para que nuestro corazón se inflame y vibre. No queremos conformarnos con los mínimos, aspiramos siempre a lo más alto, a lo más grande.

Hoy hablamos de la palabra AUTOESTIMA con mucha ligereza. La autoestima es un bien preciado en nuestra sociedad y, por lo demás, no tan abundante. ¿Qué cosas aumentan nuestra autoestima? ¿Cuándo y cómo perdemos la autoestima? Hoy en día hay muchos libros de autoayuda para superar nuestra baja autoestima. En realidad nuestro bienestar interior no depende tanto del exterior como de nosotros mismos. Decía un autor: “Solemos creernos una de las grandes mentiras que preconiza el sistema en el que vivimos: que nuestro bienestar y nuestra felicidad dependen de algo externo”17. Es mentira. La posibilidad de creer en nosotros mismos está en nuestro corazón y en nuestra cabeza. Tenemos la opción en nuestra vida de ser felices y tener paz. Y continúa el autor: “Si somos capaces de mirar lo que nos sucede con más conciencia y objetividad, encontraremos la manera de que nuestra interpretación nos permita preservar nuestro equilibrio”. Ya nos lo recuerda el Santo Cura de Ars cuando dice que nada malo que nos digan disminuye nuestro valor y, al mismo tiempo, nada bueno que nos digan nos hace mejores. Sin embargo, ¡Cuánto influye en nuestro estado de ánimo el rechazo o la aceptación de los demás! Vivimos buscando el reconocimiento y el amor de los que nos rodean. Queremos que todos nos amen siempre. Queremos ser aceptados por toda la humanidad. Es imposible. Es poco razonable esperar que todos nos aprueben y quieran siempre. No es lógico que todos, absolutamente todos, estén de acuerdo con lo que hacemos y decimos. Vivir pretendiéndolo siempre es una locura que nos acaba haciendo infelices. Sin embargo, nos ocurre que, cuando no recibimos la aceptación permanente, sentimos que no valemos nada y seguimos caminando por la vida sin ilusión ni esperanza. Entonces, ¿Cómo se cimienta la autoestima? ¿Dónde tenemos que colocar los verdaderos cimientos?

El camino que nos regala nuestra espiritualidad es la LLAMADA INFANCIA ESPIRITUAL.

El P. Kentenich nos invitó siempre a vivir esa actitud ante la vida que reflejaron los santos, en especial Santa Teresa de Lisieux. Decía el Padre que tenemos que aspirar a “ser de la manera más perfecta posible lo que el niño es de manera imperfecta”18. Nos invitó a construir nuestra vida sobre esos cimientos firmes: “Sobre los pilares de la sencilla fe de un niño se levanta toda nuestra vida religiosa, nuestro amor, nuestras aspiraciones y esperanzas”19.

Sobre esa fe de un niño es posible levantar una sana autoestima, cimentada sobre la verdad de nuestra vida. Los niños tienen un trato sencillo con Dios, una relación natural y cotidiana: “Si volviésemos a cultivar un trato sencillo con Dios estaríamos de nuevo fundados sobre el cimiento de la sabiduría. Queremos dialogar con Dios con sencillez, simplicidad y candidez”20. Nosotros, cuando somos adultos, complicamos la relación con Dios. No descansamos en Dios y no lo vemos en nuestra vida cotidiana. Nos hemos complicado demasiado. Creemos que Dios nos pide ser perfectos y, como no lo somos, huimos de Él, buscando que sean otros los que nos den la paz y la aceptación que no recibimos de Dios.

Tenemos que nacer de nuevo para cambiar nuestra forma de pensar y eso no es tan sencillo. Es necesario nacer de nuevo en los brazos de Dios y María para empezar a vivir de verdad, con paz y con alegría. Vivimos atados a nuestras seguridades; hemos construido verdaderas fortalezas para proteger el corazón y que así no sufra. Tenemos que fijarnos, como nos lo recuerda el Padre, en los santos jóvenes que tenían una relación tan sana y sencilla con Dios: "Lean las vidas de los santos Juan Berchmans y Estanislao Kotska. El pequeño Estanislao le había pedido a María la gracia de morir el día de la Asunción. Para un niño es natural que su ruego sea escuchado. Cuando encontremos hombres que han conservado esa autenticidad de niños, no debemos subestimarlos jamás”21. En la gracia de Dios es posible volver a ser niños. María puede educarnos en esa inocencia. Nos hemos convertido en adultos y sólo un milagro puede hacer que vivamos de nuevo como niños ante Dios.

Pero, ¿cómo vive el niño? ¿Cómo es su actitud ante la vida? ¿Cómo logramos superar nuestros miedos e inseguridades a través de la actitud de niños que viven en Dios?

EL NIÑO CREE EN “LA OMNIPOTENCIA, LA BONDAD Y LA FIDELIDAD DEL PADRE”22. LA OMNIPOTENCIA DE DIOS: Cuando el niño confía así en su Padre todo empieza a cambiar: “¿Por qué un niño vive esa capacidades. Él cree en un poder fuerte y benefactor que está dentro de sí mismo y a su alrededor. Es el poder paternal y maternal”23. Esta actitud trae muchas consecuencias prácticas. El niño se cree capaz de todo, no tiene miedo si está su padre cerca y cree que su padre lo puede lograr todo si él se lo pide. Cuando empezamos a creer que Dios es omnipotente y todopoderoso, dejamos de exigirnos ser nosotros todopoderosos. Al contrario, al ver que Dios lo puede todo comprenderemos que la gran necesidad de Dios es encontrar hijos que sean débiles, que acepten su debilidad y estén dispuestos a mostrarse débiles ante los demás. La humildad y el reconocimiento de nuestros límites es el camino. Sólo así podrá ejercer Dios de Padre y actuar con nosotros con su mano protectora. Entender que no necesitamos ser todopoderosos es sanador y liberador. A partir de ese momento experimentamos una paz nueva porque ya no tenemos que ser capaces de todo. Ya no será necesario hacerlo todo bien y ya no querremos que Dios vea que siempre hacemos bien todo lo que nos manda. Cuando nos sabemos débiles y experimentamos la burla o el rechazo de parte de los demás, debido a nuestra torpeza, empezamos a comprender cuál es el camino que Dios quiere para sus hijos. Dejaremos de vivir en tensión, queriendo hacerlo todo siempre perfecto. Cuando entendemos que sólo Él es omnipotente, sabremos relajarnos, dejaremos de sufrir tanto y permitiremos el fracaso en nuestra vida como parte de nuestro camino. Decía el P. Kentenich: “El derecho, la verdad, la tradición, todo se está derrumbando. En este país nuestro ya no se puede vivir ni estar alegre ni contento si no se retorna al eje fundamental de nuestra confianza: Dios”24. Esa confianza plena cuando todo falla es la única que nos puede sostener. “El sentido de toda inseguridad es y sigue siendo la seguridad y el cobijamiento en el corazón de Dios”25. Cuando experimentamos nuestro desvalimiento sabemos que sólo tenemos una opción, descansar en el poder de Dios. Pero nos cuesta creer, no acabamos de tener esa fe poderosa que nos permita ver la luz en la oscuridad y caminar seguros en el peligro. ¿Creemos de verdad que Dios lo puede todo? ¿Confiamos en su omnipotencia capaz de salvar nuestras vidas?

CUANDO ACEPTAMOS QUE DIOS ES BUENO MUCHAS COSAS CAMBIAN. Normalmente nos cuesta ver su bondad cuando las cosas no resultan como queremos. El P. Kentenich decía: “Nuestra preocupación más grande debe ser vivir cada segundo infinitamente despreocupados. No por soberbia, sino porque el Padre es el que empuña el timón de la barca de mi vida”26. Por lo general no vivimos así, vivimos con angustia pensando en el futuro o nos atormenta nuestro pasado. Porque el timón lo llevamos nosotros y tememos que Dios nos lleve donde no queremos ir. Pensar que Dios es bueno significa creer que todo lo que nos ocurre es para nuestro bien, aunque, aparentemente, nos parezca algo terrible y poco razonable. Entender la cruz en esta perspectiva no es nada fácil, porque solemos pensar en la cruz como una realidad inaceptable. Normalmente creemos que Dios ha decidido descargar sobre nosotros todas sus cruces, en lugar de repartirlas con más justicia entre muchos. Nos hace pensar que Dios nos ve muy capacitados para llevarlo todo con alegría y pensamos que eso no es tan cierto. Me recuerda un cuento sobre la cruz. Un hombre vivía atormentado bajo el peso de la cruz y decidió pedirle a Dios un cambio. Dios lo llevó en sueños por distintas salas y le fue mostrando cruces diferentes. En la primera sala había cruces muy grandes y él pasó de largo, temiéndolas, pensaba que serían terribles. La siguiente sala tenía cruces medianas, más llevaderas, pero todavía demasiado grandes para su entender. Siguió avanzando y en la última sala había cruces mucho más pequeñas. Con determinación se fue a una cruz pequeña, situada en la esquina, y le dijo a Dios: “Ésta, me llevo ésta”. Dios, con cierta extrañeza, lo miró y le dijo: “¡Pero si ésta es la que cruz que ya llevabas!”. No acabamos de ver en nuestra cruz una bendición de Dios y la vemos demasiado grande, imposible de llevar. Por eso no tenemos paz y alegría al pensar que nuestra cruz es un camino de santidad que Dios tiene pensado para nosotros. Vivir así la cruz es vivir con la confianza de los niños. Es creer de verdad que nuestro Padre es bueno y que es bueno todo lo que Él hace.

VIVIR COMO NIÑOS ES CREER EN LA FIDELIDAD DE DIOS. Dios es fiel y siempre nos espera. Este dogma debería estar grabado en nuestro corazón a fuego. Nuestra fidelidad es un tema más complicado. Queremos ser fieles y sabemos que el camino de nuestra felicidad pasa por la fidelidad a la vocación a la que somos llamados. Decía el P. Kentenich: “Aún recuerdo claramente cómo, a los pocos meses de la fundación de nuestra Congregación, pudimos proclamar este ideal: “Nuestra Familia debe producir santos dignos de ser canonizados”27. Es la santidad el ideal que mueve nuestra vida. Es el camino que nos lleva a ser fieles en nuestro sí a la vocación en la que quiere que seamos felices y hagamos felices a tantos. Dios es fiel porque nos ha creado y no puede negarse a sí mismo. Su fidelidad es ese amor de Padre que no desfallece y espera siempre. Cree siempre en nuestra bondad y tiene paciencia para esperar nuestro momento. Dios aguarda y sale a nuestro encuentro.

Como decía una persona hace poco: "Para gozar de los momentos, no hay que precipitar los acontecimientos" (Iván Vargas-zúñiga). Dios tiene sus tiempos y sabe esperar. Nosotros nos precipitamos muchas veces, sin entender que la vida tiene su ritmo. Y, en ese ritmo, Dios siempre nos está acompañando. Aguarda y busca, ilumina y abraza nuestro ser. Su fidelidad da forma a nuestra propia fidelidad. Nos acrisola en las caídas y dificultades del camino. Nos levanta con esperanza y sabe que siempre podemos volver a comenzar.

NECESITAMOS APRENDER A VIVIR CON NUESTRO PADRE DIOS: NECESITAMOS TENER UNA NUEVA SABIDURÍA DE VIDA. La meditación de la vida diaria es el camino para encontrarnos cada día con el Dios de nuestra vida. Es la confianza del que se siente construyendo un nuevo mundo de la mano de Dios y de María. Somos dóciles instrumentos en sus manos. Vivir arraigados en Cristo, arraigados en María, arraigados en el corazón de nuestro Padre Dios, supone descansar en sus manos y dejar que nos utilicen para hacer realidad su plan de Salvación. El comprender que somos valiosos y necesarios, levanta nuestra autoestima y nos hace tomar conciencia de nuestro papel en esta vida. Si aprendemos a escuchar a Dios y nos sometemos dócilmente a sus planes, aunque nos cueste aceptar la cruz como camino de bendición, lograremos ser parte de la historia que Dios va tejiendo con los hombres. Para ello necesitamos confiar como los niños. Hoy suplicamos, en el Santuario, que nuestro corazón se arraigue profundamente en lo alto y así pueda caminar con los pasos de Dios. Que su voz haga surgir en nuestro corazón una nueva vida. Esta sabiduría que cree en un Dios providente, que conduce la historia, nos hace más capaces de amar y nos permite entender el amor incondicional de Dios por nosotros.

1 Clarín/revista, 18.1.1981
2 J. Kentenich, “la imagen del hombre católico”
3 J. Kentenich, “Hacia el Padre”, 399
4 J. Kentenich, “En las manos del Padre”, 129
5 J. KENTENICH, “Jornada para sacerdotes”, 1927, p. 12
6 J. Kentenich, “En las manos del Padre”, 127
7 H. KING, Textos pedagógicos, J. KENTENICH, 447
8 IBÍDEM, 443
9 J. Kentenich, “Conferencias”, V 1966, 201
10 J. Kentenich, Echevarría, 1951
11 H. KING, Textos pedagógicos, J. KENTENICH, 448
12 IBÍDEM, 445
13 IBÍDEM, 323
14 H. KING, Textos pedagógicos, J. KENTENICH, 324
15 IBÍDEM, 331
16 IBÍDEM , 332
17 Borja Vilaseca, “El principito se pone la corbata”, 126
18 J. Kentenich, “Niños ante Dios”, 453
19 Ibídem, 456
20 J. Kentenich, “Niños ante Dios”, 461
21 Ibídem, 462
22 J. Kentenich, “En las manos del Padre”, 124
23 J. Kentenich, “Niños ante Dios”, 457
24 Ibídem, 458-9
25 J. Kentenich, “la imagen del hombre católico”
26 J. Kentenich, “Niños ante Dios”, 333
27 J. Kentenich, “Santidad, ¡Ahora!”, 139

miércoles, octubre 13, 2010

TRIUNFO DE LA VIDA, LA ESPERANZA Y LA SOLIDARIDAD

Estamos viendo paso a paso el rescate de los 32 mineros chilenos y un boliviano, que pasaron más de dos largos meses en el seno de la tierra, a 700 metros de la superficie, en Atacama, en la mina San Jose.

Muchos hablan de un milagro y sin duda lo es, ya que ante todo se debe a la gracia de Dios que estén vivos y de a uno vayan saliendo a la luz del sol.

Por eso ante todo debemos dar gracias a Dios y cantar un Alleluia pascual,valorar lo que por ellos millones de personas en todo el mundo han orado y que Dios nos ha escuchado y la Virgen Maria con San Jose y todos los santos han intercedido.

Al mismo tiempo este milagro fue posible porque todo un pueblo y muchos de otros pueblos tuvieron fe y esperanza primero para buscarlos y despues de encontrarlos para preparar y realizar el rescate. Felicitaciones al pueblo chileno y a cuantos compartieron esta fe esperanzada y luchadora.

Es el triunfo de la VIDA, es una imagen actualizada de la Pascua de Jesús que pasó tres dias en el seno de la tierra y verdaderamente resucitó. En el Credo decimos que descendió a los infiernos ya que se traduce del latin inferi que son las regiones inferiores, subterraneas, no el infiermo como el lugar de la ausencia de Dios.

Es el triunfo de la ESPERANZA ya que todos los actores de este milagro estaban motivados por una esperanza tenaz, perseverante y creativa. Lucharon con esperanza mientras oraban, trabajaron con grandes sacrificios, esperaron en ese campamento al que bautizaron ESPERANZA y hoy están viendo el premio.

Es el triufo de la SOLIDARIDAD ya que todo esto se hizo como una gran acción común, ordenada e inteligente. No se escatimaros esfuerzos y bienes, se apeló a la ayuda de los que podían ayudar y tenían los elementos técnicos y las capacidades profesionales y laborales. Se actuó coordinadamente y con una conducción clara y firme. Se vivió pendiente de los mineros todo este largo tiempo, sin desfallecer. Se los asistió de manera integral y con los conocimientos que hoy la ciencia nos brinda.

Por eso fue posible un milagro que sirve de modelo de conducta social y no sólo en las emergencias. Deberia ser el modo habitual de actuar en sociedad y de crear un modo de convivencia regido por estos codigos que son la expresion concreta del AMOR, sin el cual es imposible una verdadera vida que sea plenamente humana.

Demos gracias a Dios y aprendamos esta magnifica lección de nuestros hermanos chilenos. A todos ellos mi felicitación y admiración.

Los saludo con afecto y los bendigo
P.Guillermo Mario Cassone

Roma,13-10-2010

lunes, octubre 11, 2010

Encuentro Federación Madres 2010

Un grupito de paraguayas nos levantamos tempranito y antes del desayuno hacimos una linda caminata por todo el hermoso predio del Santuario de Florencio Varela... somos del curso 5
Lourdes Avila de Bonnin

jueves, octubre 07, 2010

HACIA EL 2014

Queridas hermanas: Providencialmente me encontré con este texto,una charla del Padre Ángel Strada dada en la jornada de Dirigentes del año 1982, cuando se iniciaba la preparación al Centenario del nacimiento de nuestro Padre. En cursiva he colocado las adaptaciones del texto.Que la gracia de Dios Padre nos permita ser cada día más hijas de nuestro Padre. Con cariño Nuria

En marcha hacia el Centenario
En la Jornada de dirigentes del año 1983 el padre Ángel Strada título una de las charlas: En marcha hacia el centenario. Aquella vez se refería a los 100 años del nacimiento de nuestro Padre. Hoy estamos en marcha hacia el centenario de la Alianza de Amor. Es por eso que, las palabras pronunciadas aquel año, cobran nuevos ecos en el corazón de cada uno y, por ese motivo, las reproducimos hoy, haciéndole las adaptaciones necesarias.

“Dentro de tres años celebraremos el centenario de la Alianza de Amor. Ya estamos caminando hacia este gran acontecimiento, en esta conferencia quiero referirme a la mística del centenario…

1. Mística del Centenario

Los 100 años de la Alianza de Amor, pueden ser una fecha más, un dato histórico sin demasiado relieve, o la ocasión para un mero homenaje, él motivo de una fiesta familiar linda pero, en definitiva, intrascendente. Quizás se lo puede aprovechar para que un grupo de dirigentes se esfuerce más de lo acostumbrado, o para la evocación un tanto nostálgica de la grandeza moral del fundador.

Estos peligros asedian siempre a los aniversarios… En tal caso, el centenario no requeriría sino una buena organización y un par de actos bien programados.

Pero puede transformarse también en un gran acontecimiento de Gracias. Puede ser un Kairos, una ocasión favorable para el encuentro más profundo con su persona y para la transmisión más fecunda y universal de su mensaje. Una chance histórica, fijada por la Providencia, para hacer resaltar su acción en un hombre y mostrarlo como camino de santidad para muchos. En tal caso se requiere una mística, una visión del acontecimiento asumido con gran entusiasmo.

Esta mística puede basarse en la convicción creyente de que el Padre Fundador, nos hará grandes regalos al cumplirse los 100 años de la Alianza de Amor. Él tomará la iniciativa. Ahora está en mejores condiciones para hacerlo que cuando estaba físicamente entre nosotros. Sta Teresita afirmó que su cielo consistía en derramar rosas sobre la tierra. El cielo del Padre Fundador consiste en continuar su paternidad sobre muchos.

¿Y cuál es su regalo mayor? Pienso que radica en la intensificación de su presencia en la familia y a través de nosotros, en la Iglesia y el mundo. El centenario debe significar un renacimiento del Padre. Y esto tiene una dimensión hacia adentro y hacia afuera de la Familia.

1.1 Hacia adentro: el crecimiento en la vinculación filial a la persona del Padre, debería ser el fruto más anhelado del centenario.
Simultáneamente el cariño de hijos, podría constituir la principal fuerza impulsora. Pero esto no basta. Debería suscitar igualmente una adhesión vital cada vez mayor al carisma del Padre.

Esto exige un conocimiento claro de su mensaje, de su posición frente al momento histórico, de su visión del acontecer eclesial. Este conocimiento no debe permanecer en lo abstracto sino que exige ser transformado en vida.

Y, en tercer lugar, el compromiso fuerte con la obra del Padre. En este trienio que comienza acentuaremos, en primer lugar, la corriente del Padre. Padre que no es un “abuelito”, sino un hombre que, iluminado por Dios, diseñó aspectos fundamentales de la renovación de la Iglesia y señaló rumbos para una auténtica renovación social. El mejor homenaje que le podemos brindar es la identificación con sus anhelos y sus esfuerzos.

1.2. Hacia afuera: el centenario debería significar el anuncio profético del mensaje del Padre a todos los ambientes posibles. La vida y la palabra del Padre, plantean respuestas a muchos de los interrogantes de nuestro país, del continente, de la Iglesia y de la sociedad.es preciso no guardar esta preciosa herencia, sino transmitirla y regalarla.
…..
A nivel personal se juega en gran medida la fecundidad de este año. ¿Cómo renace en cada uno la persona y el carisma del Padre? ¿cómo se crece en el compromiso con la Obra?¿cuál será mi regalo al padre Fundador, la expresión de mi Alianza con él?

… Padre Ángel Strada –Mayo 1982

lunes, octubre 04, 2010

JOSÉ ENGLING
Aniversario de su fallecimiento: 4 de octubre de 1918
Ese viernes 4 de octubre de 1918, a mediodía, José, como era su costumbre, sacó la hoja de su horario espiritual y marcó los tres primeros actos de piedad que había cumplido durante la mañana: "oración de la mañana, oración del congregante, buena intención”. Después tomó la hoja del examen particular, donde mostraba su ardiente deseo de vivir en presencia de Dios: “Quiero decir cada hora: Dios está conmigo, el queridísimo Padre de los hombres; Él ve cómo ennoblezco en mí la sensibilidad nativa para mayor bien de los demás”.

A lo largo de la mañana de este 4 de octubre, ya había repetido 7 veces esta determinación de unión con Dios Padre y de comunión con los hombres, sus hermanos. La víspera, jornada extenuante y de incertidumbre por la situación en el frente, José consigue recitar diecisiete veces este texto que se sitúan en la cúspide del espíritu evangélico. Y ya ha logrado cumplir trece de los diecisiete actos de piedad que se ha propuesto para cada día. La Virgen María, su “Madrecita”, está, más que nunca, presente en él al fin de su vida. En la última carta que escribe al Padre Kentenich, el 1º de octubre, le dice: “Estos tres últimos días de negligencia, he sentido cuán débil soy y cuanto dependo de nuestra queridísima Madre; estoy aún más estrechamente unido a ella”.

Hacia el mediodía José visitó a Paul Reinhold, un miembro de su grupo schönstattiano que se encuontraba cerca de allí. Tuvieron una larga conversación, Paul lo encontró un poco melancólico en su mirada y sus palabras. José Mehl, otros de sus amigos, también pudo pasar unos instantes con José Engling. Éste le mostró el cementerio donde habían cavadas varias tumbas: “Se me ha preparado una tumba ahí abajo”, le dijo. José Mehl le replicó: “Estás loco. No lo creo”. Entonces José Engling tuvo una frase conmovedora, premonitoria: “Esta noche, la Madre de Dios aceptará mi sacrificio”. Después se despidieron y le dijo: “Debo reunirme con la vanguardia de la tropa de choque”. Sabía que al día siguiente su compañero se marchaba de permiso. Entonces tomó una hoja de papel, escribió algunas palabras y se la dio diciendo: “Cuando haya muerto, da parte de mi muerte a esta dirección” (la dirección del Padre Kentenich). Después le tendió la mano, lo miró directamente a los ojos y le dijo: "Feliz vuelta a casa. Da curso, te lo ruego, a mi deseo. La Madrecita está cerca de mí. Estoy preparado. ¡Todo está en orden!”. Una última sonrisa, y los dos amigos se separaron.

A finales del atardecer, se dirigieron a Cambrai y un proyectil de artillería alcanzó a José. Está tendido sobre el campo. Ha muerto. José es la única víctima del pequeño grupo. Era el 4 de octubre de 1918, entre las 7 y las 10 de la noche. El cielo acaba de aceptar su sacrificio libremente ofrecido. Su cuerpo fue probablemente enterrado en el lugar de la muerte, pero todo el esfuerzo que se hizo años más tarde por descubrir el lugar resultó infructuoso.

El Padre Kentenich en una carta dirigida a la Familia de Schönstatt para la celebración de los 50 años de la muerte de José Engling, y que escribiría poco tiempo antes de su muerte, dijo lo siguiente:

“Mi querida familia schönstattiana:

Cuando volví, a finales de 1965, a mi país natal después de un exilio de 14 años, sobrevolando Francia, atraje la atención del Padre Menningen, el apóstol de José Engling, sobre Cambrai. En 1942, desde el fondo de la prisión, había echado “el manto de profeta” sobre las espaldas de aquel que me seguía. Comprendí entonces espontáneamente una cosa y le dije: la corriente de José Engling que es alimentada por Cambrai, se revela entretanto como una obra maestra de la conducción divina y de la docilidad humana. En un tiempo en el que está prohibido mantener conversaciones que vayan al fondo de las cosas, esta corriente capta y penetra a la familia de una manera de lo más eficaz. A lo largo de su historia personal, el joven héroe hace la concreta experiencia del acta de fundación de la Obra de Schönstatt y de la génesis de su fundación que ha vivido admirablemente, por adelantado, en sus tres etapas fundamentales. La manera en que se desarrollan las peregrinaciones al lugar de su muerte, ejercen una influencia más profunda aún que los retiros y sesiones ordinarias. Se multiplican de año en año y renacen sin cesar. Con el tiempo, todos los círculos schönstattianos deben ser arrastrados allí. Dios ha manifestado, sin que pueda equivocarse, me parece, su intención. Si no me engaño, Dios lo ha destinado al honor de lo altares.

Que este 50 aniversario de su muerte le haga revivir con una nueva intensidad en nosotros, y que alcance la dignidad de la beatificación por los milagros que se exigen.

Para el 4 de octubre de 1968, en Cambrai”.

Por último, transcribimos a continuación las palabras que el P. José Kentenich dirigió a los peregrinos de Marientahl (Alsacia), el 10 de mayo de 1968, y que resumen la misión de José Engling hoy, para todos nosotros:

“Querida familia schönstattiana:

El último año, nuestra familia ha erigido y consagrado un santuario en la diócesis de Augsburgo. Desde la cima de una montaña, domina toda la región. Está en su naturaleza atraer masivamente a los peregrinos. Pero cuando hemos intentado encontrar la “vena de agua de ese manantial de personas”, no se ha descubierto por ninguna parte. Los especialistas lanzarán la consigna: “Es necesario crecer más profundamente”.

He aquí la divisa que querría dar a nuestro peregrinar caminante. Desde hace años, pensamos en José Engling. No se cansa uno de admirar su vida y sus esfuerzos, y de rogarle que venga en nuestra ayuda con toda clase de súplicas. No serán raros los que puedan sentir sus ruegos maravillosamente acogidos.

La frase “crecer más profundamente” nos vuelve atentos, este año, al hecho de que no hemos captado aún la profundidad y grandeza de su misión. José Engling deberá entrar en la historia:
- como el santo de la unidad
- como el santo de la santidad cotidiana
- como el santo de una devoción mariana de altísima calidad.

En estas tres direcciones la peregrinación debe incitarnos a crecer más profundamente. Porque el santo de la unidad, cuida ante todo que los alemanes y los franceses se aproximen de nuevo por el espíritu y el alma. Que se reencuentren y que se ayuden sin cesar para que las dos naciones formen un corazón y un alma.

Porque el santo de la santidad cotidiana cuida para que los que se coloquen bajo su influencia dominen la vida diaria, busquen y encuentren en toda situación la unión con el Dios vivo, nuestro Padre, y que impriman también en las nuevas playas del tiempo una cara transfigurada.
Porque el santo del fervor mariano de altísima calidad vea su papel particular y su preocupación en el hecho de que la Madre de Dios Tres Veces Admirable, la Reina victoriosa de Schönstatt, pueda ejercer plenamente su misión de renovación del mundo a partir de sus santuarios. Adoptamos voluntariamente la divisa de José Engling: “¡Omnibus omnia Mariae specialiter mancipatus! - ¡Todo para todos y especialmente esclavo de María!”

domingo, octubre 03, 2010

Fotos Capítulo y Encuentro recién llegadas Madres Paraguayas
Taller Paraguay

Consejo entrante

Consejo saliente. GRACIAS!!! por su entrega y servicio

Nueva Jefa Territorial: Matilde Di Battista de Giménez
Jefa entrante y saliente
Capitulares




























viernes, octubre 01, 2010

Algunos puntos concretos para crecer en la vida espiritual
Padre Nicolás Schwizer

1. No hay prácticas religiosas más importantes o más fecundas que la Eucaristía. Para alguien que aspira seriamente a la perfección, es lo más valioso. El caso ideal sería la Eucaristía diaria. Pero ya sería un avance notable, proponérselo una o dos veces durante la semana. Probablemente nos hace falta convencernos más del valor infinito de este sacramento, conocer mejor su contenido, sus partes.

2. El Rosario. Es una oración que presupone sencillez y debemos hacerla de forma sencilla. Es difícil decir cada palabra conscientemente. Más fácil es meditar el misterio respectivo, sin fijarse en cada palabra. A través de la repetición se crea un clima interior que hace vibrar sobre todo el subconsciente y los afectos del alma. Vemos el gran éxito de la Campaña del Rosario. Se han dado ya muchos milagros de transformación, de apertura, de reconciliación personal y familiar. Todo esto nos invita a reflexionar sobre la eficacia y fecundidad de esta oración tan querida por la Virgen María.

3. Otro punto importante me parece ser la lectura espiritual. Tengo la impresión de que a muchos les cuesta leer. No sé si es falta de interés, falta de motivación o falta de orden y organización que lo impide.

Pero pienso que todos podrían encontrar un momento para hacer una breve lectura diaria. Creo que un laico comprometido, no puede vivir a la altura de su misión sin cultivar la lectura. El Padre Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt, trae como ejemplo a José Engling. Él dependía mucho de la lectura. Sobre todo biografías de santos o grandes devotos de la Virgen adquirían mucha importancia en su vida: le encendieron interiormente y le impulsaron al camino de la santidad. Nos recomienda especialmente la lectura sobre María. Porque Ella despierta en nosotros fuertes impulsos que nos empujan hacia las alturas, hacia la santidad.

4. Otra sugerencia es hacer diariamente una breve meditación. El sentido de ello es, unir nuestra vida práctica con Dios, mantener en medio del mundo el contacto con Él.
¿Y cuál puede ser el tema de esa meditación? Por ejemplo un acontecimiento importante del día, una sugerencia que recibimos de alguien, una idea que surgió de la lectura, un problema que encontramos en nuestro camino.

Y tratamos de encontrar a Dios en los sucesos de la vida: sobre todo en mi vida personal, pero también en la vida matrimonial y familiar, en los acontecimientos del mundo. Si vemos la vida con los ojos de la fe, descubrimos que en cada detalle y suceso puede haber una intervención de Dios.

Tenemos que aprender a dialogar con Dios sobre las cosas diarias de nuestra vida. El P. Kentenich opina que seríamos más serenos interiormente y más sanos psíquicamente, si nuestros problemas diarios los lleváramos hacia Dios, los conversáramos con Él. En eso debemos buscar un trato más cercano, más espontáneo, más sencillo y filial con el Señor.

Y al final sacar alguna conclusión: ¿Qué quería decirme Dios con esto? ¿Qué respuesta espera de mí? ¿Qué me pide que haga o cambie?

5. Otro punto recomendado es el examen de conciencia nocturno. Tiene su importancia en nuestra lucha por la madurez cristiana. Porque en él pretendemos tener una visión de conjunto rápida de nuestras debilidades y faltas diarias. Y esa visión de conjunto tiene que convertirse en una vivencia de la propia pequeñez y miseria que, a su vez, nos invita a una entrega filial al Padre de la misericordia.

Así el examen de conciencia responde también al anhelo profundo del hombre sano: darse ante alguien tal cual uno es, con el alma desnuda, para ser conocido y aceptado en toda su realidad. Esto es sicológicamente muy importante para la higiene del alma y tiene una fuerte repercusión también en el crecimiento de la filialidad.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Es el rosario una oración habitual para mí?
2. ¿Qué me parece el propósito de participar en una Eucaristía extrasemanal?
3. ¿Acostumbro a buscar a Dios en mi día a día?

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