domingo, julio 19, 2009

CRÓNICA CONSAGRACIÓN PERPETUA

9º CURSO

El día 16 de abril de 2009 nos reunimos en el Centro P. Kentenich para la Celebración de nuestra Consagración Perpetua.

Antes de la Misa, nos esperaba nuestra Jefa Territorial Inés Podestá. Llegamos con el corazón lleno de gozo y latiendo muy fuerte por la emoción, y ella nos recibió con mucha paz y cariño. A través de una hermosa charla motivadora nos mostró la magnitud de lo que estábamos por vivir . Consagrarnos a Federación, consagrarnos a Dios y a la Mater para siempre!!! , con un significativo Ideal de Curso que nos recuerda el camino, que con la ayuda de la gracia, nos llevará a la realización del plan de amor del Padre:

¡Toda Tuya ! Corazón de familia como manantial de vida.

Al finalizar la charla, se realizó la elección de la Madre de curso, y pasamos al Santuario de la Vida y la Esperanza, donde nuestro Asesor , el P. Javier nos esperaba para vivir esta Eucaristía tan especial, realmente una acción de gracias por todos los regalos recibidos en estos años de formación, y por llegar a este día, muy unidas, como verdaderas hermanas, a dar el Si definitivo a la voluntad de Dios.

Fue una bellísima celebración, muy emotiva, en la que sentimos hondamente la ausencia de una de nuestras hermanas, Marisa, por tener a su padre muy enfermo. Ella tendría su Consagración el 5 de mayo.

Nos acompañaron la Jefa Regional, Milli Ramacioni , nuestra educadora Roxana Rey Nores y Ana María Tonnelier, que nos acompaña actualmente en la profundización sobre “ Espíritu Santo ” .
Finalizamos nuestra jornada disfrutando de una exquisita cena e infinidad de regalos de parte de las Jefas , de las hermanas de todos los cursos y también hermosas cartas de sacerdotes de Schoesntatt y Hnas. de María.

Les damos infinitas gracias a todos y especialmente a nuestra querida Mater y le rogamos nos siga guiando en esta nueva etapa de la vida de nuestro curso.

AMALIA MARTI DE SABBADIN
Nueva Madre de Curso

sábado, julio 18, 2009

"El Puente"

Año 3 Nº 9

Julio 2009




Sumario

a) “Carta para nosotras” de Manica Richardson de Centeno
En esta carta nos ofrece una reflexión sobre la Vida Sacerdotal y nuestro compromiso
con los Sacerdotes.

b) Esto nos pasa: “Espiritualidad en acción”
Ante la velocidad que nos impone el tiempo actual, el 5º Curso nos recuerda valores
que podemos alcanzar a través de la autoeducación con el método probado del Horario
Espiritual.

c) Mujeres Hoy y Acá: “María, el ideal de la mujer filial ¿Quién sino yo?”
El 6º Curso nos anima a ser instrumentos libres, como María, en las manos del Padre,
impulsadas por el Espíritu Santo y a semejanza de El.

d) A la Sombra del Santuario: “Fidelidad de Cristo, Fidelidad del Sacerdote - Año
Sacerdotal – Año de Alegría y Esperanza”
El 7º Curso nos pone al tanto del Año Sacerdotal y del Año Jubilar por los 100 Años de
la Ordenación Sacerdotal del P Kentenich. Nos cuentan una lindísima iniciativa en el
Santuario de Villa Warcalde para dar cobijamiento a los Sacerdotes y un testimonio de
la ordenación del P Federico y del P Facundo en el Santuario.

a)
“Carta para nosotras”
de Manica Richardson de Centeno – 5° Curso Mza - Jefa Región Cuyo

Queridas hermanas federadas:

Como ya todas saben nuestro Papa Benedicto XVI acaba de proclamar un Año Sacerdotal a partir del 19 de junio de 2009, conmemorando el 150 aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, san Juan María Vianney, patrono de los párrocos.

Este año sacerdotal terminará con una Reunión Internacional en Roma, los días 9-10-11 de julio del 2010.

Con motivo de esta proclamación, quiero aprovechar este espacio para hablar de:
el sacerdote, el hombre que tiene la vocación de ser “otro Cristo”

Hoy, en particular, la tarea pastoral prioritaria de la nueva evangelización, que nos atañe a todos, requiere de una gran entrega, nuevos métodos y una nueva expresión para el anuncio y el testimonio del Evangelio. Exige por lo tanto sacerdotes radical e integralmente inmersos en el misterio de Cristo y capaces de realizar un nuevo estilo de vida pastoral.

En la actualidad es difícil vivir el ministerio sacerdotal en un mundo en el que la visión común de la vida comprende cada vez menos lo sagrado, en cambio la "funcionalidad" es lo que impera, incluso, dentro de la conciencia eclesial.
Es por eso que el sacerdote necesita una creciente conversión hacia su identidad, una conversión para ser cada vez más auténticamente aquello que es. Para que una renovada y alegre conciencia del “ser” determine su “hacer”, o, en todo caso, para poder ofrecerse de tal manera que sea Cristo el que actúe a través de él.

La espiritualidad del sacerdote no puede ser otra que la de Cristo, único y Sumo Sacerdote del Nuevo Testamento. Y Cristo, el Hijo de Dios, es el Buen Pastor que da su vida por la Iglesia.

Cada sacerdote debe ser un obrero trabajando en la construcción de la única Iglesia de Cristo, viviendo fielmente la comunión de amor con el Papa, con los obispos, con sus hermanos sacerdotes y con los fieles. El amor hacia la gente debe ser esa clase de amor que es capaz de dar la vida, que obliga a la solidaridad auténtica con los que sufren, con los hermanos espiritualmente débiles y con los pobres de toda pobreza.

A nadie escapa la crítica situación por la que hoy en día atraviesa el tema de las vocaciones sacerdotales y en su análisis podemos reconocer muchas y variadas causas.
Uno de los asuntos de los cuales más se habla en algunos ambientes eclesiásticos y no eclesiásticos y hacia el cual más de una denominación cristiana orienta sus críticas, es la disciplina actual de la Iglesia Católica según la cual quien desea ser sacerdote debe profesar votos de castidad perpetua (celibato).

Se oyen con frecuencia expresiones como: "La Iglesia impone a los sacerdotes el celibato", o bien en forma interrogativa: "¿Por qué los sacerdotes no se pueden casar?". Si bien se entiende que el celibato es una reglamentación eclesiástica, una "ley" de la Iglesia, sin embargo no es del todo correcto hablar de "imponer" el celibato, o de "obligar" al mismo. En la Iglesia Católica nadie está obligado a ser célibe, porque nadie está obligado a ser sacerdote.
También podemos decir desde un primer momento, que se trata de una disciplina eclesiástica sujeta a cambio, que de hecho cambió y puede, teóricamente, seguir cambiando. No se trata de un dogma de fe. La hermana Iglesia Ortodoxa, que ordena sacerdotes "válidamente" según el juicio de la Iglesia Católica, admite hombre casados al sacerdocio. Es más, la misma Iglesia Católica en los países donde predomina el rito Bizantino (por ejemplo en Ucrania, por mencionar uno) ordena sacerdotes a hombres casados, los cuales continúan viviendo vida matrimonial después de la ordenación. Pero al mismo tiempo la Iglesia cree que el celibato sacerdotal es un don de Dios, y que sería un error cambiar la legislación actual. Y la bimilenaria Iglesia tiene sus motivos.

Hay una lógica de la consagración en el celibato sacerdotal.

Jesús no exigía de todos sus discípulos la renuncia radical a la vida en familia, aunque les exigía a todos el primer lugar en su corazón cuando les decía: "El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí" (Mt 10, 37).

La exigencia de renuncia efectiva es propia de la vida apostólica o de la vida de consagración especial. Al ser llamados por Jesús, "Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan", no dejaron sólo la barca en la que estaban arreglando sus redes, sino también a su padre, con quien se hallaban (Mt 4, 22).

El apóstol Pablo afirma en su primera carta a los Corintios que ha tomado resueltamente ese camino, y muestra con coherencia su decisión, declarando: "El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; está por tanto dividido" (I Co 7, 32.34). Ciertamente, no es conveniente que esté dividido quien ha sido llamado para ocuparse, como sacerdote, de las cosas del Señor.

Estas constataciones nos ayudan a comprender mejor el porqué de la legislación eclesiástica acerca del celibato sacerdotal. La Iglesia lo ha considerado y lo sigue considerando como parte integrante de la lógica de la consagración sacerdotal y de la consecuente pertenencia total a Cristo, con miras a la actuación consciente de su mandato de vida espiritual y de evangelización.

Como dice el Concilio, el compromiso del celibato, derivado de una tradición que se remonta a Cristo, "está en múltiple armonía con el sacerdocio [...]. Es, en efecto, signo y estímulo al mismo tiempo de la caridad pastoral y fuente peculiar de fecundidad espiritual en el mundo"(Presbyterorum ordinis, 16).

El ideal concreto de esa condición de vida consagrada es Jesús, modelo para todos, pero especialmente para los sacerdotes. Vivió célibe y, por ello, pudo dedicar todas sus fuerzas a la predicación del reino de Dios y al servicio de los hombres, con un corazón abierto a la humanidad entera, como fundador de una nueva generación espiritual. Su opción fue verdaderamente "por el reino de los cielos" (cf. Mt 19, 12).

Jesús no promulgó una ley, sino que propuso un ideal del celibato para el nuevo sacerdocio que instituía. Ese ideal se ha afirmado cada vez más en la Iglesia.

Es verdad que hoy la práctica del celibato encuentra obstáculos, a veces incluso graves, en las condiciones subjetivas y objetivas en las que los sacerdotes se hallan. El Sínodo de los obispos las ha examinado, pero ha considerado que también las dificultades actuales son superables, si se promueven "las condiciones aptas, es decir: el incremento de la vida interior mediante la oración, la abnegación, la caridad ardiente hacia Dios y hacia el prójimo, y los demás medios de la vida espiritual; el trato fraterno y los contactos con los otros sacerdotes y con el obispo, adaptando mejor para ello las estructuras pastorales y también con la ayuda de la comunidad de los fieles"(ib.).

En este punto creo que realmente es importante darnos cuenta de que nosotros los fieles tenemos un enorme compromiso con nuestros sacerdotes. Debemos amarlos, respetarlos, agradecer su trabajo pastoral y su testimonio de vida. Tratar de estar a su disposición cuando ellos necesitan de nuestro apoyo, ya sea para colaborar con su tarea pastoral o ayudarlos económicamente si es necesario.

No es posible que un sacerdote, representante de Dios en el mundo, y que dedica su vida a predicar el Reino, tenga carencias de elementos imprescindibles como pueden ser remedios, en caso de enfermedad, ropa necesaria para desarrollar su tarea, dinero para sus traslados…

La misión del sacerdote es indispensable para la Iglesia y el mundo, para difundir y consolidar el Reino de Dios, para dar a conocer su amor y su verdad.

Hagamos nosotras el esfuerzo de rezar todos los días por ellos para que Dios les regale la gracia de seguir con fidelidad ese camino y para que las vocaciones sacerdotales se multipliquen.

Como el 8 de julio se cumplieron 99 años de la ordenación sacerdotal de nuestro Padre Fundador, se declaró el Año Sacerdotal Schoenstattiano que culminará el 8 de julio de 2010 cuando se festejarán los cien años.

Regalemos a la Mater mucho Capital de Gracias pidiéndole a Ella especialmente, que aumente las vocaciones sacerdotales en nuestra Familia de Schoenstatt.

Manica Richardson de Centeno


b) “Esto nos pasa”
Aporte del 5º Curso de Mendoza - RCyo
“Espiritualidad en Acción”

Toda actividad humana aterriza en el desgaste y cansancio. Somos una perpetua contradicción: queremos estar al mismo tiempo satisfechos e insatisfechos, concentrados y dispersos, en calma y en tensión.

Este mundo de hoy salta como estrellas errantes de un estado a otro, alegres, tristes; humildes, altivos; enojados, valientes, fugitivos; satisfechos, ofendidos, recelosos con los otros cien matices, teniendo como dice Quevedo “un breve descanso muy cansado” entre un estado y otro.

Hay que distinguir el cansancio de la fatiga, aunque nosotros a veces usemos indistintamente ambas palabras. Un hombre, después de un gran esfuerzo físico se siente cansado, pero tras un descanso conveniente se recupera y vuelve a la normalidad.
La fatiga, además de cansancio, contiene otros matices como vacío existencial, ausencia de sentido y de alegría de vivir.

El cansancio de tipo nervioso, que popularmente se llama estrés, altera notablemente el sistema inmunológico, bajan las defensas y las enfermedades encuentran una vía libre.

Una vida de persistente tensión, vivida superficialmente en una sociedad de alta velocidad, y a veces con competitividad desleal, necesariamente conduce al hombre a un esfuerzo mental desgastador, y acaba por deshacer todas las fuerzas vitales hasta aterrizar en un agotamiento irremediable; siendo al final visitado por dos de las hijas típicas del cansancio que son la decepción y el tedio.

Los valores de la sociedad actual están dominados por los criterios del agnosticismo, y el creyente se ve obligado a nadar contra la corriente. Los juicios de valor que compartimos en la sociedad secularizada en la que vivimos, no nacen de la fe.

Nos sabemos limitadas: grandes esfuerzos y pequeños resultados, algunas cualidades y muchas carencias; querer mucho y poder poco. No hay proporción entre los proyectos que soñamos y los frutos que conseguimos. Es legítimo soñar con altos ideales y luchar por conquistarlos; pero con los límites conocidos, reconocidos y aceptados.

¿Cómo lograrlo? Con el esmerado cultivo de la paciencia, no como pasividad sino como valor de autoeducación. La cuestión es esperar contra toda esperanza.

Salmo 23: “El Señor es mi pastor: nada me falta
En verdes pastos El me hace reposar….
Aunque pase por quebradas oscuras,
no temo ningún mal,
porque Tú estás conmigo
con tu vara y tu bastón;
al verlas voy sin miedo…”

Estamos insertas en este mundo. Nos preguntamos como federadas: ¿Cómo vivo mi actividad? ¿Mis motivaciones, mi fragilidad? ¿El plan mío es el del Señor?

Si no queremos gastarnos prematuramente es preciso vivir sin preocupación. Las dificultades de la vida nos asaltan y hostigan nuestro espíritu y nuestro corazón. No podremos resistir largo tiempo ni triunfar de los obstáculos si no sabemos ofrecer nuestras dificultades al Señor. Es un largo aprendizaje de abandono para cambiar nuestra impotencia por la omnipotencia divina. Al final de esta renuncia florece la paz y el éxito en Dios.

Es difícil cuidar de la familia, la escuela, nuestra religiosidad, el trabajo, nuestras amistades, nuestros vínculos, en este mundo que sólo sabe de correr, de dinero, de poder, de falta de compromiso y de valores, … de estrés.

Vivamos el amor que nos reconcilia y que nos sana, en definitiva UNA SANA ESPIRITUALIDAD EN ACCION.

Jesús vino a cumplir el plan de Dios, nosotras como Filia Inmaculata Patris, instrumento de Tu Amor, intentamos lo mismo: ser interiormente libres, alegres e integradas, como reza nuestro documento, más cercanas a Nazaret, a María, a su filialidad, su amor, su entrega.

Hablamos de bajar la actividad, no de eliminarla. Reconciliar la actividad, para vivir mi actividad. Reconocer con humildad los límites, vernos frágiles. Desde la contingencia vivir la capacidad de ese día.

Nosotras sabemos elaborar un plan: nuestro Horario. En él tengamos presentes varios puntos que nos ayudarán para frenar esta loca carrera que atenta contra nuestra salud.
a- Área física: cuidar la salud, la alimentación, hacer ejercicios.
b- Área sicológica: educar nuestras emociones (miedos, desesperanza, etc.)
c- Área espiritual: oración, lecturas.
d- Área apostólica.: transmitir experiencia de fragilidad.
e- Área intelectual: crecer en objetividad
f- Área comunitaria: cuidar amigos, hermanas de curso.
g- Área vocacional: como federada ¿Crezco en el camino elegido para alcanzar la santidad?

En definitiva no olvidemos nuestro horario espiritual (HE) que nos ayuda a colaborar con la gracia transformadora del Señor, si queremos volar como las águilas...

En nuestro canto de Curso cantamos:

“Somos hijas del Padre
cobijadas en sus manos,
manos de alfarero,
que quiere transformarnos
en un vaso nuevo”.

5º Curso - Región Cuyo
“Filia Inmaculata Patris, Instrumento de Tu Amor”

Equipo de trabajo
Susilén Ponce, Virginia Caliri, ElviraYaciófan, Gigi Fontana



c) "Mujer es Hoy y Acá"
Aporte del 6º Curso Bs As - RMet
“María, el Ideal de la mujer filial ¿Quién sino yo?”

María ilustra, forma y plasma el Ideal de la mujer. Siendo Ella la encarnación perfecta de criatura amada y querida por Dios, es también el modelo que Nuestro Fundador nos legó a todas nosotras, mujeres de Federación. Ser como María, mujeres plasmadoras de historia, llenas del Espíritu Santo, alma del Cenáculo, llamadas a infundir esa alma a la cultura presente y del mañana.

Ante el desafío del tiempo que nos toca vivir, ante la necesidad económica, la inseguridad, el individualismo, la incertidumbre institucional reconocemos que hay un Padre que está conduciendo mi vida y si tenemos una gran filialidad "Todo lo puedo en Aquel que me conforta”(S. Pablo). El conduce mi vida personal en medio de esta situación concreta que es un desafío para nuestros tiempos tan descreídos de Dios. Por lo tanto es importante y decisivo el actuar de nosotras madres, esposas, abuelas, catequistas, docentes etc, mujeres de Federación. Llenando muchos corazones vacíos con nuestra fe y amor antes que el mundo de hoy les presente otras cosas como mejores. ¡Quién sino yo!

No es algo pasivo, es entrega que debo cultivar en la actitud de hija, que es libre y sabe descubrir al Padre del Cielo en todos los acontecimientos de la vida, en este convulsionado mundo de hoy. Las madres de Federación tienen y viven ansias de verdad, de valores que no cambian y que quieren llevar al mundo.

Pidamos el don del Espíritu Santo para que seamos fuente de amor y esperanza , como la comunidad de apóstoles que tenía un solo corazón y una sola alma, se nos hará más fácil amar. Somos llamadas a amar. ¡Quien sino yo!

La mujer federada debe convertirse en un instrumento libre en las manos de Dios vivo, siendo una instrumentalidad cocreadora.
El Espíritu Santo es el Amor en la Trinidad y símbolo de la mujer.

La mujer en primer lugar tiene la función de personalizar. Destacamos cuatro actitudes típicas a las esencia de la mujer:
a) la mujer tiende a llamar a cada uno por su nombre.
b) Tiene una capacidad de escucha.
c) Tiene capacidad de subordinar la capacidad, rendimiento a la participación.
d) Ella cultiva un pudor y reserva del santuario personal, de la intimidad, de la inviolabilidad de la conciencia.

La segunda función del Espíritu Santo es el gran Vivificador.
Nosotras como federadas queremos cumplir con la misión primordial de velar por la vida más débil, más desvalida, la que sólo reclama y no puede ofrecer nada a cambio.

La tercera misión propia del Espíritu Santo que pasa en forma natural a la mujer es la fortaleza. La mujer frente al dolor en lugar de esquivarlo lo asume y enfrenta. Como María que no se arranca de la cruz, va directamente a ella , pone por así decirlo el cáliz de su propio corazón, recoge las gotas de sangre de su Hijo y convierte el signo negativo del dolor en el signo positivo de la cruz, la fuente de vida de la Iglesia y la humanidad.

Como dice nuestra oración de curso “ En la fuerza del Espíritu Santo queremos ser hogar para todos en el corazón del Padre”.

Para atravesar las oscuridades, los momentos en que preferiríamos no comenzar el día, para sanar heridas , para poder perdonar, para no sólo, no perder la esperanza , sino para que se vuelva cada vez más victoriosa en medio de los mismos problemas de siempre. Para seguir caminando cuando se pone difícil.

Para, a pesar de todo, seguir amando con paciencia, con comprensión mutua, con ese cariño que transparenta la delicadeza del amor que viene del Padre.

Así, cumpliendo nuestra misión filial “si no somos filiales hasta la médula, se derrumbará el árbol que debemos representar, solamente quien ha introducido las raíces de la filialidad hondamente en su interior, puede esperar que este árbol supere victoriosamente todas las tormentas y produzca abundantes frutos” P. Kentenich. 1948.

Nosotras como Filia Cor Unum In Patre estamos llamadas a vivir en el corazón de nuestro Padre y Fundador toda esa filialidad y misión que él vivió. Y desde ahí saltar al corazón del Padre Eterno. Sintiendo una certeza en el corazón que nos hace sonreír a pesar de todo. ¡Quién sino yo!

6º Curso – Región Metropolitana
“Filia Cor Unum in Patre”

Equipo de trabajo:
Cristina Poletto, Amalia Torino, Adriana Zambrano,
Susana Trevisán, Dolores Villanueva, M. Victoria Gazmuri.

Bibliografía:
Revista Carisma
El Espíritu Santo y la mujer del P. Raúl Hulsbus
Revista Presencia por el P. Horacio Sosa Carbó
Jornada de dirigentes 1984


d) “A la sombra del Santuario”
Aporte del 7º Curso Cba - RMed

“Fidelidad de Cristo, Fidelidad del Sacerdote
Año Sacerdotal – Año de Alegría y Esperanza”

Nuestro querido Santo Padre Benedicto XVI, nos convoca a un año dedicado a orar por los Sacerdotes y asistirlos en sus necesidades, nos sentimos como madres federadas, llamadas a dar una respuesta comprometida alegre y generosa a este gran regalo.

Y, si unimos este acontecimiento, al Año Jubilar, que como Familia de Schoenstatt estamos viviendo, por el aniversario de los 100 años de la ordenación sacerdotal de nuestro amado padre José, 8 de julio de 1910 - 8 de julio de 2010 y a la Ordenación Sacerdotal del padre Federico y el padre Facundo, cuanta más alegría sentimos y cuanto más nos compromete, el ver como el Espíritu Santo, suscita a lo largo de la historia sacerdotes santos y fieles a su misión y nos invita a acompañarlos como si acompañásemos a Cristo.

Bajo el lema “Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote” el 19 de junio, día en el que adoramos al Sagrado Corazón de Jesús, el papa Benedicto XVI abrió el “jubileo” celebrando las vísperas ante las reliquias del santo cura de Ars, traídas a Roma, y concluirá en la plaza de San Pedro el 19 de junio de 2010 en presencia de sacerdotes de todo el mundo, que “renovaran la fidelidad a Cristo y el vínculo de fraternidad”.

El Cura de Ars era muy humilde, pero consciente de ser, como sacerdote, un inmenso don para su gente: "Un buen pastor, un pastor según el Corazón de Dios, es el tesoro más grande que el buen Dios puede conceder a una parroquia, y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina".

Hablaba del sacerdocio como si no fuera posible llegar a percibir toda la grandeza del don y de la tarea confiados a una criatura humana: ¡Oh, qué grande es el sacerdote! Si se diese cuenta, moriría. Dios le obedece: pronuncia dos palabras y Nuestro Señor baja del cielo al oír su voz y se encierra en una pequeña hostia...". Explicando a sus fieles la importancia de los sacramentos decía: "Si desapareciese el sacramento del Orden, no tendríamos al Señor. ¿Quién lo ha puesto en el sagrario? El sacerdote. ¿Quién ha recibido vuestra alma apenas nacidos? El sacerdote. ¿Quién la nutre para que pueda terminar su peregrinación? El sacerdote. ¿Quién la preparará para comparecer ante Dios, lavándola por última vez en la sangre de Jesucristo? El sacerdote, siempre el sacerdote. Y si esta alma llegase a morir [a causa del pecado], ¿quién la resucitará y le dará el descanso y la paz? También el sacerdote... Después de Dios, el sacerdote lo es todo!... Él mismo sólo lo entenderá en el cielo".

Año de Oración : El prefecto de la congregación vaticana para el Clero, el Cardenal Claudio Hummes, en una carta enviada con motivo del Año Sacerdotal el prelado dice que debe ser ante todo, “un año de oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes; un año de renovación de la espiritualidad del presbiterio y de cada uno de los presbíteros”.

Sera “un año positivo y propositivo en el que la iglesia quiere decir, sobre todo a los sacerdotes, pero también a todos los cristianos, a la sociedad mundial, mediante los medios de comunicación globales, que está orgullosa de sus sacerdotes, que los ama y que los venera, que los admira y que reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida”

Minorías en investigación: El card. Hummes reconoce que “es verdad que a algunos se los ha visto implicados en graves problemas y situaciones delictivas”. “obviamente es necesario continuar la investigación, juzgarlos debidamente e infligirles la pena merecida”, aclara.

Sin embargo, añade, “estos casos son un porcentaje muy pequeño en comparación con el número total del clero. La inmensa mayoría de sacerdotes son personas dignísimas, dedicadas al ministerio, hombres de oración y de caridad pastoral, que consumen su total existencia en actuar la propia vocación y misión y en tantas ocasiones, con grandes sacrificios personales, pero siempre con un amor auténtico a Jesucristo, a la Iglesia y al pueblo; solidarios con los pobres y con quienes sufren. Es por ello que la Iglesia se muestra orgullosa de sus sacerdotes esparcidos por todo el mundo”.

Proyección de mejoras: Por otra parte el purpurado considera que este año debe dar la oportunidad para examinar “las condiciones concretas y el sustento material en el que viven nuestros sacerdotes, en algunos casos obligados a subsistir en situaciones de dura pobreza.

Como ejemplo del clero, al que quiere dedicarse el año que se cerrará en 2010, la decisión papal ha exaltado la figura de Juan María Bautista Vianey, párroco del pequeño pueblo francés de Ars, donde murió el 4 de agosto de 1859. El cura de Ars fue un sacerdote diocesano, miembro de la Tercera Orden Franciscana, canonizado por Pío XI en 1925: el mismo pontífice lo proclamó en 1929 Patrono de los Párrocos y pastores de almas.

Indulgencia plenarias: Benedicto XVI concederá a los sacerdotes y a los fieles la indulgencia plenaria. A los fieles cristianos, arrepentidos de corazón deben asistir a la santa misa, y ofrecer por los sacerdotes de la Iglesia oraciones a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote y cualquier buena obra cumplida. … se les concede siempre que se hayan confesado sacramentalmente y recen por las intenciones del Papa los días en que se abre y se clausura el Año Sacerdotal, los primeros jueves del mes o cualquier otro día establecido por los ordinarios de los lugares para la utilidad de los fieles. Incluye a los que por motivos legítimos no puedan salir de casa, si se encuentran con ánimo alejado del pecado y el propósito de cumplir las tres condiciones necesarias apenas les sea posible.

Indulgencia parcial: a todos los fieles cada vez que recen cinco padrenuestros, avemarías y glorias, y otra oración debidamente aprobada en honor del Sagrado Corazón de Jesús para que los sacerdotes se conserven en pureza y santidad de vida.

Recursos: Internet, una herramienta fundamental para un Año Sacerdotal fecundo. La Sagrada Congregación para el clero, es una congregación de la Curia Romana responsable de supervisar los asuntos relacionados con los sacerdotes y diáconos que no pertenecen a una orden religiosa , y son los responsables de la organización de este año jubilar. También Aciprensa ha preparado un especial por este año en su página http://www.clerus.org/ www.aciprensa.com/asacerdotal/
Carta al Papa del presidente de Ayuda a la Iglesia Necesitada

El presidente de la asociación católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), padre Joaquín Alliende, recordó que miles de sacerdotes en todo el mundo también comparten en la actual crisis financiera la pobreza de los pobres y que muchos son víctimas de persecución, amenazas y privación de libertad a causa de su fe.

“un año de enorme gratitud hacia los sacerdotes y su vocación”

“Cristo asumió un gran riesgo al poner en manos humanas una misión tan sagrada y sensible”…

Sugerencias para acompañar a los Sacerdotes.

-En Córdoba queremos apoyar la iniciativa de la Hna. Evangelina que está en el Santuario de la Solidaridad en Villa Warcalde, que propone dar Cobijamiento a los sacerdotes ofreciéndoles el Santuario para que puedan descansar el día lunes, se les brindará almuerzo y un lugar para descansar. Haciendo del Santuario un hogar para ellos.
-apadrinar desde la oración a un sacerdote
- interiorizarnos de sus necesidades y ayudarlos económicamente.
-Invitarlos a nuestras casas, integrarlos a nuestras familias.
-Visitándolos cuando estén enfermos.
-Estar atentas a sus necesidades.

Una carta aparte merecería la vivencia de la Ordenación Sacerdotal de los padres Federico y Facundo.

Les transcribo unos párrafos de la carta que escribió Verónica Heredia de la Flia. de Schoenstatt sobre el mismo:
El pasado 2 de mayo nuestro Santuario de la solidaridad estuvo de fiesta. Por esto me permito compartir con ustedes tres sentimientos que se hicieron más fuertes en mí ese día

1-El primero que me surgió es el de la alegría compartida que vivió toda la Familia de Schoenstatt por estas ordenaciones…Esta alegría no puede pasar desapercibida porque da cuenta de una decisión libre, auténtica y anclada profundamente en Dios de la cual hemos sido testigos…

…Irradiarán la alegría de ser sacerdotes para siempre, de ser pastores fieles y comprometidos con el llamado que Dios les hace: “Dios quiere glorificar su nombre a través de mí, en todas partes donde me envíe” P.K. (Niños Ante Dios. Editorial Patris).

2-En segundo lugar estas ordenaciones me llenaron de esperanza, sí, Dios nos llama a vivir la esperanza en tiempos difíciles…
“Afrontar desafíos implica descubrir lo positivo, afirmarlo y potenciarlo. Implica sobre todo una postura existencia, una voluntad de superación, una ilusión de que el triunfo es posible” Papa Benedicto XVI.

3- Por último mi sentimiento de gran agradecimiento a nuestra comunidad de Sión. Fue increíble verlos ese día y poder percibir con claridad el amor, el respeto y la hermandad que hay entre ustedes.

7º Curso Región Mediterránea
“Hijas Predilectas del Padre, canto tu alegría”
Equipo de trabajo:
Susana de Barros, Liliana de Brachi, Adriana de Vélez, M. Isabel de Garcia

Bibliografía
Semanario Católico Cristo Hoy
Carta a la Familia de Schoenstatt. Córdoba.
San Juan María Vianney, cura de ArsMarta de Brizuela
CARTA DE ALIANZA
Julio 2009

Queridos hermanos en la Alianza:

En estos días toser nos hace sospechosos. Si alguien estornuda en un bar seguramente quedarán varios lugares vacíos a su alrededor, y si tose en el micro, como le pasó a una señora en Buenos Aires, el conductor le gritará enérgicamente: “¡abra la ventanilla!”, y le repetirá más fuerte “¡abra totalmente la ventanilla!”, sin tener en cuenta si hace frío o llueve. Siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias se han suspendido las clases y eventos varios para evitar las aglomeraciones por temor a los contagios; lo mismo ha sucedido con muchos encuentros, retiros y jornadas. También hemos restringido nuestras salidas y reuniones. Es que tenemos miedo. El número de muertos por complicaciones que surgen de esta gripe en enfermos inmunodeprimidos aumenta cada día. ¿La epidemia de la gripe A ha cambiado nuestras costumbres? Parece que sí: muchos ya no se saludan con un abrazo o un beso, ni se dan la mano sino un general “¡hola a todos!”. En las Misas se ha obviado el saludo de la Paz y la comunión se da en la mano. Hasta el mate ya no se comparte en algunas ruedas. Sí, tenemos miedo; el virus de la gripe A nos ha encerrado.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra “miedo”, del latín metus, se refiere a una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. El miedo puede ser un estado de alarma cuando nos encontramos ante situaciones que implican peligro, por lo que muchas veces es necesario para cuidar la vida. Sin embargo, muchas otras veces, el miedo nace de situaciones injustificadas, en donde no hay un peligro real pero la persona exagera y le ve un riesgo excesivo a una situación que no la tiene. Tanto en uno u otro caso el miedo nos lleva a encerrarnos, a replegarnos instintivamente en nosotros mismos.

Como sociedad argentina, en estos últimos tiempos, también hemos vivido muchas situaciones de miedo: miedo ante la inseguridad física y la violencia; miedo a la justicia lenta o ausente; miedo ante la falta de trabajo; miedo a la pobreza creciente; miedo al fraude en las elecciones; miedo a perder las elecciones; miedo de perder el poder y a lo que puede venir después. Recuerdo una película en la que el protagonista, solo en su casa, siente ruidos y le sobreviene gran miedo; se encierra en un cuarto y espera; al cabo de un tiempo, al no escuchar más ruidos, decide aventurarse y abre su puerta. Si bien el miedo nos puede ayudar a preservar la vida, no es bueno vivir largo tiempo en él. El encierro no es sano.

En estos días hemos recibido la muy buena noticia de la convocatoria a un amplio diálogo por parte del gobierno nacional. Algunos dicen que es un sincero reconocimiento de la voz de las urnas; otros dicen que es en una treta engañosa para ganar tiempo como en las anteriores convocatorias al diálogo; otros, sin embargo apuestan a la esperanza y quieren creer que esta vez sí se podrá dialogar.

El diálogo es la forma natural que tenemos las personas y los pueblos para expresar nuestros anhelos, sentimientos, dolores y proyectos. No hay vida social sin diálogo. Pero para un verdadero diálogo se requieren algunas condiciones: 1º decir la verdad, 2º escuchar respetuosamente al otro, 3º buscar el bien y la ganancia de las partes, 4º estar dispuesto a renunciar en algo. O sea, para nosotros, argentinos, el diálogo significa un gran cambio de actitud.

El año pasado, ante la crisis del gobierno y el campo leíamos aquí mismo: “Los argentinos venimos de una larga historia de desencuentros y no queremos más confrontaciones y rupturas. Esa historia ya la conocemos, esos caminos equivocados ya los recorrimos y nos costaron profundas divisiones, irreparables pérdidas humanas, debilitamiento de las instituciones y retraso en el desarrollo social, cultural y económico. Son cicatrices de heridas profundas que todavía están allí y duelen mucho. Los argentinos no necesitamos nuevas luchas que abran heridas antiguas. Hoy necesitamos dirigentes políticos, del gobierno y de la oposición, que ayuden a que estas heridas cicatricen bien y definitivamente; que sepan dialogar respetando las diferencias; que sepan consensuar políticas de estado. Líderes sociales y empresariales que cuiden la unidad, el desarrollo y la paz del tejido social (…) Argentina una vez fue grande porque sus dirigentes supieron incluir y sumar inteligencias y voluntades en un proyecto de Nación que nos transformó en una “tierra de esperanza”.

Queridos hermanos, alguien dijo en estos días que hay un “daño colateral” social de la Gripe A: la sospecha y el miedo al otro. La gripe A es nueva pero el miedo y la desconfianza al otro están muy arraigados entre nosotros. Ojalá que pronto podamos superar ambos males. Uno se vence con prevención y el otro con el diálogo. Y ambas son responsabilidades de todos. Aprendamos de Dios: Él es el Dios de la vida, que quiere nuestra vida en plenitud, y para ello sale a nuestro encuentro buscando el diálogo con nosotros. Es el Dios de la Alianza.

Que María nos enseñe a caminar por la vida en sincero diálogo con Dios y los hermanos, construyendo cada día la cultura de la Alianza, la esperanza argentina.

Desde el Santuario les mando un cordial saludo y mi bendición.

P. José Javier Arteaga

Familia viva, ¡esperanza argentina!

miércoles, julio 08, 2009

8 de julio, 99° aniversario de la ordenación del Padre Kentenich, el símbolo del Padre, regalado por él a la familia, comienza su peregrinación mundial.



Mons. Dr. Peter Wolf
Homilía en el envío del Símbolo del Padre

Celebración eucarística en el Santuario original el 8-7-09

Querida Familia de Schoenstatt, queridos hermanos:
Aún siento la alegría mutua y la gratitud a la Mater por la experiencia de la Conferencia 2014. Nos hemos reunido con personas provenientes de 33 naciones, y aunque muchos nos veíamos por primera vez, se sintió una profunda afinidad interior, como muchas veces ni se da entre parientes y miembros de una misma familia.

Durante cuatro días creció entre nosotros un clima que con derecho comparamos con la experiencia de Pentecostés en el Cenáculo de Jerusalén. En esos días nos dimos cuenta, por la vivencia compartida, que más allá de muchas fronteras hemos llegado a ser una gran familia universal.

Sentimos que la Alianza de Amor con la Mater define nuestro pensamiento común. Experimentamos que el Santuario se ha transformado en nuestro hogar, en nuestro terruño. Pudimos comprobar que, en nuestro Padre y Fundador, nos hemos hecho hermanos, que
queremos ser su Familia.

Desde entonces sentimos que caminamos juntos rumbo al año 2014, con la conciencia de que realmente tenemos algo para celebrar. Cuando salimos de la Conferencia, sentimos fuertemente la necesidad de contar, para los próximos años, con algo que nos una a uno con otro, comunidad
con comunidad, país con país.

En la propuesta de hacer peregrinar el Símbolo del Padre encontramos una expresión y un medio que nos vincule con el lugar santo de Schoenstatt del que venimos, y que se ha transformado en nuestra fuente común en la audacia de la fundación, el 18 de octubre de 1914.

Este símbolo hermosísimo nos recuerda el amor de Dios Padre y su Providencia Divina. Es para nosotros un signo elocuente de que la Alianza de Amor con la Mater madura hacia una Alianza con el Dios Trino. Siempre que este símbolo visite nuestros Santuarios nos unirá con el santo lugar del origen. Al mismo tiempo nos unirá con nuestro Padre y Fundador, que a lo largo de su vida testimonió e hizo experimentable de muchos modos el amor paternal de Dios.

La visita del Símbolo del Padre a muchos Santuarios en el mundo debe ser una invitación a contemplar los frutos que han surgido de la audacia de erigir el Santuario en tantos lugares y fundar Schoenstatt de nuevo enel espíritu de la Alianza de Amor. De este modo, la fuente única del Santuario original ha surgido – con frecuencia de un modo original – en muchos lugares, en muchos países y diócesis, para ser fecunda en nuestros países. Queremos percibir esta riqueza y traerla como ofrenda – a modo de gratitud por la cosecha – en el año del centenario, 2014.

Deseo, junto con el P. Heinrich Walter, el presidente de la Presidencia General: “Que este símbolo ayude a que la conducción divina nos entusiasme para que entremos en contacto vital entre nosotros y surja una corriente de vida que podamos introducir en la Iglesia en el año jubilar”.

Hoy quisiera proponer que aprovechemos la visita del Símbolo del Padre como una oportunidad para atestiguar y documentar la fecundidad del Santuario Original y de la Alianza de Amor. Al descubrir la originalidad de nuestros Santuarios filiales, podremos definir de nuevo y concretar
nuestros proyectos apostólicos. Incluso queremos atender también lo que la Iglesia necesita justamente hoy y lo que le abre camino al futuro. Así se hará realidad lo que nos propusimos en la Conferencia 2014.

Quisiera invitarlos a llevar esos documentos a la gran fiesta que se hará en Roma en el año jubilar 2014, para atestiguar ante el Santo Padre y ante la Iglesia todo lo que se ha desarrollado en solo cien años desde el acto de fundación. Podría imaginar que dejemos esos documentos, o una copia, en el Santuario Matri Ecclesiae, en Belmonte. Así podremos expresar que la corriente del Santuario original, en sus originales reproducciones en los Santuarios filiales, llegue como una bendición a la Iglesia, como lo anheló siempre nuestro Padre. Él estaba convencido de que Schoenstatt sería una bendición para la Iglesia y que honraría a la Madre de la Iglesia: Omnia Matri Ecclesiae.

Queremos ahora elevar nuestra oración en este sentido y llevar después al altar, en la solemne procesión de ofrendas, lo que nos conmueve y llena nuestra alma en este momento del envío. Es el aniversario de la ordenación sacerdotal de nuestro Padre y estamos, con la Iglesia, en el
comienzo del año sacerdotal. Celebremos la Eucaristía juntos por nuestra Familia internacional de Schoenstatt, para que la peregrinación del Símbolo del Padre deje una huella de bendiciones y de fecundidad, dondequiera las personas lo reciban y lo lleven de Santuario a Santuario, hasta que nos reunamos todos, como Familia, aquí y en Roma en el centenario de la Alianza de Amor, en el 2014.

martes, julio 07, 2009

Recta comprensión del medio ambiente está vinculada al desarrollo, precisa el Papa en encíclica


VATICANO, 07 Jul. 09 (ACI).-En su nueva encíclica social, Caritas in veritate (Caridad en la verdad), el Papa Benedicto XVI explica cómo "es contrario al verdadero desarrollo considerar la naturaleza como más importante que la persona humana misma" y precisa una recta comprensión del medio ambiente que no puede desligarse tampoco del desarrollo integral de los pueblos.

En un planteamiento que responde a las ideologías que consideran al hombre como "intruso" o "mal intrínseco" de la creación, el Santo Padre explicó que "el tema del desarrollo está también muy unido hoy a los deberes que nacen de la relación del hombre con el ambiente natural. Éste es un don de Dios para todos, y su uso representa para nosotros una responsabilidad para con los pobres, las generaciones futuras y toda la humanidad".

"Se ha de subrayar que es contrario al verdadero desarrollo considerar la naturaleza como más importante que la persona humana misma. Esta postura conduce a actitudes neopaganas o de nuevo panteísmo: la salvación del hombre no puede venir únicamente de la naturaleza, entendida en sentido puramente naturalista. Por otra parte, también es necesario refutar la posición contraria, que mira a su completa tecnificación, porque el ambiente natural no es sólo materia disponible a nuestro gusto, sino obra admirable del Creador y que lleva en sí una 'gramática' que indica finalidad y criterios para un uso inteligente, no instrumental y arbitrario".

Tras explicar que "las cuestiones relacionadas con el cuidado y salvaguardia del ambiente han de tener debidamente en cuenta los problemas energéticos", el Santo Padre precisa que existe "una urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados".

"En nuestra tierra hay lugar para todos: en ella toda la familia humana debe encontrar los recursos necesarios para vivir dignamente, con la ayuda de la naturaleza misma, don de Dios a sus hijos, con el tesón del propio trabajo y de la propia inventiva", explica el Pontífice.

Seguidamente destaca que "el modo en que el hombre trata el ambiente influye en la manera en que se trata a sí mismo, y viceversa. Esto exige que la sociedad actual revise seriamente su estilo de vida que, en muchas partes del mundo, tiende al hedonismo y al consumismo, despreocupándose de los daños que de ello se derivan".

Benedicto XVI se da tiempo también para afirmar que "la Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la creación y la debe hacer valer en público. Y, al hacerlo, no sólo debe defender la tierra, el agua y el aire como dones de la creación que pertenecen a todos. Debe proteger sobre todo al hombre contra la destrucción de sí mismo. Es necesario que exista una especie de ecología del hombre bien entendida. En efecto, la degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana: cuando se respeta la 'ecología humana' en la sociedad, también la ecología ambiental se beneficia".

Deberes y derechos

"Para salvaguardar la naturaleza no basta intervenir con incentivos o desincentivos económicos, y ni siquiera basta con una instrucción adecuada. Éstos son instrumentos importantes, pero el problema decisivo es la capacidad moral global de la sociedad", señala y resalta que "los deberes que tenemos con el ambiente están relacionados con los que tenemos para con la persona considerada en sí misma y en su relación con los otros. No se pueden exigir unos y conculcar otros. Es una grave antinomia de la mentalidad y de la praxis actual, que envilece a la persona, trastorna el ambiente y daña a la sociedad".

El Santo Padre también explica en su encíclica la concepción actual y la tergiversación del concepto de deberes y derechos; y subraya que "los derechos individuales, desvinculados de un conjunto de deberes que les dé un sentido profundo, se desquician y dan lugar a una espiral de exigencias prácticamente ilimitada y carente de criterios".

Entonces, "la exacerbación de los derechos conduce al olvido de los deberes. Los deberes delimitan los derechos porque remiten a un marco antropológico y ético en cuya verdad se insertan también los derechos y así dejan de ser arbitrarios. Por este motivo, los deberes refuerzan los derechos y reclaman que se los defienda y promueva como un compromiso al servicio del bien. En cambio, si los derechos del hombre se fundamentan sólo en las deliberaciones de una asamblea de ciudadanos, pueden ser cambiados en cualquier momento y, consiguientemente, se relaja en la conciencia común el deber de respetarlos y tratar de conseguirlos".

"Los gobiernos y los organismos internacionales pueden olvidar entonces la objetividad y la cualidad de 'no disponibles' de los derechos. Cuando esto sucede, se pone en peligro el verdadero desarrollo de los pueblos. Comportamientos como éstos comprometen la autoridad moral de los organismos internacionales, sobre todo a los ojos de los países más necesitados de desarrollo. En efecto, éstos exigen que la comunidad internacional asuma como un deber ayudarles a ser 'artífices de su destino' es decir, a que asuman a su vez deberes. Compartir los deberes recíprocos moviliza mucho más que la mera reivindicación de derechos".

Ética

El Papa Benedicto también comenta el hecho que "responder a las exigencias morales más profundas de la persona tiene también importantes efectos beneficiosos en el plano económico. En efecto, la economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona".

"Respecto al tema de la relación entre empresa y ética, así como de la evolución que está teniendo el sistema productivo, parece que la distinción hasta ahora más difundida entre empresas destinadas al beneficio (profit) y organizaciones sin ánimo de lucro (non profit) ya no refleja plenamente la realidad, ni es capaz de orientar eficazmente el futuro", añade.

Por ello, "la potenciación de los diversos tipos de empresas y, en particular, de los que son capaces de concebir el beneficio como un instrumento para conseguir objetivos de humanización del mercado y de la sociedad, hay que llevarla a cabo incluso en países excluidos o marginados de los circuitos de la economía global", indica.

Seguidamente el Pontífice se refiere al tema de la cooperación internacional y señala que ésta "necesita personas que participen en el proceso del desarrollo económico y humano, mediante la solidaridad de la presencia, el acompañamiento, la formación y el respeto. Desde este punto de vista, los propios organismos internacionales deberían preguntarse sobre la eficacia real de sus aparatos burocráticos y administrativos, frecuentemente demasiado costosos".

"A veces, el destinatario de las ayudas resulta útil para quien lo ayuda y, así, los pobres sirven para mantener costosos organismos burocráticos, que destinan a la propia conservación un porcentaje demasiado elevado de esos recursos que deberían ser destinados al desarrollo", agrega.

Para leer la encíclica completa, ingrese a: http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=251

miércoles, julio 01, 2009

Cada cristiano es un misionero

Padre Nicolás Schwizer


¡Cuantos planes hermosos y proyectos brillantes han fracasado a lo largo de la historia por falta de hombres y de hombros! Para la evangelización y transformación del mundo, Dios necesita de los hombres. Necesita instrumentos convencidos, comprometidos y dispuestos a darlo todo.
Muchos textos bíblicos nos hablan de aquellos que Dios eligió. El pueblo judío es para Dios “un reino de sacerdotes y una nación santa”. Es el pueblo elegido y preferido por Dios entre todos los pueblos de la tierra, para llevar adelante sus planes.

Dones son tareas. Jesús llama a sus apóstoles. Y les entrega su primera misión. Deben anunciar la gran noticia de la cercanía del reino; y esto no sólo por medio de palabras, sino también con señales y acciones concretas.
Porque cuando Dios elige es para dar una misión: dones son tareas. Por eso, el Señor envía a los apóstoles y les confía una tarea. Y como los doce, toda la Iglesia es una Iglesia apostólica y misionera. La Iglesia no vive para sí misma, sino para ser luz del mundo, para servir a la humanidad entera, para salvar a todos los pueblos.

También todos nosotros somos enviados: cada cristiano es un misionero. Ese tesoro inmenso que hemos recibido -la luz de Cristo y de su Evangelio - es para comunicarlo a todos los hombres. Como el Señor nos indica, cada cristiano debe convertirse en “sal de la tierra”, en “luz del mundo” y en “levadura de la masa”.

No nos encerremos. En efecto, Dios no creó a la Iglesia para ser una especie de “club selecto” de almas privilegiadas, a las que se permite acceso a ciertos dones reservados. NO. Desde un principio, Dios ha amado a todos los hombres y ha querido que todos lleguen a su corazón de padre. Y por eso creó a la Iglesia al servicio de toda la humanidad, como instrumento y mensajera de la Buena Nueva de su amor.

Los cristianos somos sin duda los predilectos de Dios, porque hemos podido conocer primero su Evangelio.

Pero nuestro privilegio es el de servir: de llevar a todos los hombres aquellos dones que para todos están destinados: para que el Evangelio se convierta en luz del mundo; y para que penetre no sólo los corazones humanos, sino también la vida de la sociedad y su cultura.
El Evangelio debe así fermentar el mundo entero para Cristo. Debe vencer y sanear con su luz todo lo que haya de tinieblas y pecado en él. Debe construir poco a poco esa gran comunión de amor que Dios desea con todo el género humano: para que todos los hombres lleguen a ser hijos suyos y hermanos en Cristo.

Recibimos una luz en nuestro bautismo. Por eso, la Iglesia no es una isla, una familia encerrada en sí misma, para gozar del amor que une a sus miembros. A ella pertenecemos para llevar su luz a todos los hombres, para iluminar el camino de todos hacia Cristo. Los cristianos no podemos permanecer enclaustrados en nuestras comunidades o movimientos. Estos deben ser no sólo nuestro hogar y taller de formación, sino también nuestro lugar de envío. El lugar desde el cual partimos hacia los hombres, para iluminar con la luz del evangelio los problemas, las alegrías y las esperanzas de sus familias, de sus barrios, de sus escuelas, fábricas u oficinas.
“Nadie enciende una luz - dice el Evangelio - para esconderla bajo un recipiente, sino para colocarla sobre un candelero, a fin de que ilumine toda la casa”. El día de nuestro Bautismo, todos nosotros recibimos una luz - símbolo de la misión de la Iglesia - que a partir de ese momento se convertía en misión personal de cada uno.

Preguntas para la reflexión

¿Qué hemos hecho con esa luz del bautismo?
1. La hemos dejado apagar;
2. La hemos guardado escondida en nuestra vida privada;
3. O la hemos alzado en el candelero de nuestra misión, para que alumbre a todos los hermanos.

Si desea suscribirse, comentar el texto o dar su testimonio, escriba a: pn.reflexiones@gmail.com